Has perdido (final 2/2)

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"Has ganado, te voy ha odiar por esto, soy un mal perdedor. Felicidades, aquí tienes tu premio"

Su corazón iba a trescientos por hora, había corrido más de lo que imaginaba.

La habitación estaba a oscuras, empezó a palpar la pared hasta que encontró La Luz. Pudo diferenciar la misma figura de siempre, en la misma camilla de siempre.

Se aproximó lentamente a la camilla, una cierta parte de él sabía que no iba ha estar despierto, pero, por otra parte, daba igual la excusa, quería verle, no comprendía como no había ido ni una sola vez a visitarle, cada vez que se acercaba a su secretario, le entraba una presión en el pecho que solo el mismo podía apaciguar, pero ahora estaba dormido, y los escalofríos recorrían todo su cuerpo.
Cuando llegó a la camilla, pudo visualizar por completo a Tom, estaba plácidamente dormido, su cara esbozaba una pequeña sonrisa y sus mejillas estaban enrojecidas por el aire acondicionado de la sala.

Tord cogió una de las sillas desplegables y la colocó al lado de Tom, el líder se sentó en ella.
Lentamente, Tord levantó su brazo metálico y colocó su mano en la mejilla del paciente, empezó ha acariciarla cuidadosamente, como si su compañero fuera de porcelana. No notaba el suave tacto de la piel de el secretario, ya que su brazo metálico no estaba capacitado para eso.

De repente, algo empezó a moverse entre las sábanas, Tord, incrédulo, vio como el paciente aproximaba su mano a la de Tord, acabó cogiéndola y aproximándola más a su cara. En aquel momento, la respiración del líder se entrecortó.


- Estas frío... - el paciente abrió lentamente los párpados - Oh...No es tu mano real... - dirigió su mirada hacia su líder - Por una vez que me acaricias, al menos hazlo con algo que no sea metal...¿No crees? - su tono de voz era muy débil.

El paciente se incorporó muy lentamente y con mucha dificultad, sin soltar la mano de Tord en ningún momento, hasta que finalmente quedó sentado.
Rojo, aún aturdido, se quedó en blanco, mirando a la nada, quizás pensando en todo lo que estaba pasando.

- ¡Hey..! ¿Donde miras? - preguntó Tom, ladeando la cabeza - ¡Estoy aquí! - con cuidado y sin ejercer mucha fuerza, el paciente cogió la barbilla de Tord con una mano y obligó al líder a dirigir su mirada hacia él - ¡Contigo! - soltó su barbilla y bajó suavemente la mano.

Los ojos del líder brillaban más intensamente, quizás era verdad el echo de que cuando observas algo que te encanta tus pupilas se dilatan, o quizás tan solo era la pálida luz de la sala. El líder bajó su metálica mano, despegándose de la de Tom y empezó ha acariciar a este con la otra mano en la mejilla. De nuevo. Este acto hizo que Tom se riera.

- Idiota - dijo el paciente.

El rostro del líder expresaba muchísima preocupación, no sabía cómo sentirse, como...Reaccionar. Este, dejando de lado sus sentimientos y sus escalofríos, impulsó a Tom hacia él, envolviéndolo en un cálido abrazo, el cual, él secretario aceptó y abrazó de vuelta, los dos se aferraron el uno al otro, se extrañaban más de lo que aparentaba. Muchísimo más.

Después de unos segundos, se separaron. Se quedaron mirándose fijamente, había muchas cosas que decir, pero no sabían que es lo que debían o lo que querían decir, o por donde querían empezar.

- Tom...Yo...Lo... - Tord soltó un quejido - ¡No sé que decirte! ¡Un "lo siento" no es suficiente para agradecerte el hecho de que has salvado mi vida, has hecho que mi manera de pensar cambie y el hecho de que sabiendo como soy has arriesgado todo lo que tenías por mi! ¡No sé cómo disculparme de no haberte visitado mi una sola vez!

Desearía que estuvieras ahí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora