Tres.

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Ser la sirvienta personal de Hong Jisoo, no era tan malo.

O al menos eso creía Jeonghan.

Aunque realmente ya se estaba hartando de las actitudes de niño mimado que tenía el alfa.

¡En verdad no podía hacer nada por si mismo!

Jeonghan, lavame la ropa.

Jeonghan, dame de comer.

Jeonghan, hazme la cama.

Esas eran las clases de órdenes que siempre le hacia.

Y lo peor, era que claramente no se podía quejar y solo debía obedecer todas y cada una de las órdenes.

En el fondo agradecía que no fuera alguna clase de depravado sexual o algo por el estilo.

Pero no debía adelantarse a pensar eso, ya que realmente no conocía del todo a Jisoo.

— ¡Jeonghan! — Lo llamó el alfa desde el salón principal, donde se encontraba hablando y pasando el rato con sus amigos.

El omega fue hasta allí.

— ¿Desea algo, señor? — Preguntó.

— Trae unas botellas de vino de la bodega, y que sea rápido. — Le ordenó.

— Si, señor.

Jeonghan se retiró y fue a hacer lo que Jisoo le había ordenado.

Una vez que le dio las botellas, el pelinegro se fue a su habitación.

Claramente la reunión con los amigos de Jisoo duraría algunas horas más, por lo tanto, como el omega no tenía nada interesante que hacer, decidió que sería una buena idea tomar una pequeña siesta de unos treinta minutos solamente.

Por lo tanto, se recostó en su cama, y se relajo mientras cerraba los ojos.

Para su mala suerte, cuando abrió los ojos se llevo la sorpresa de que, según el reloj que había en una pequeña mesa a su lado, había dormido tres horas.

Se levantó rápido como un rayo.

Salió de su habitación, temeroso de encontrarse a un Jisoo totalmente enfadado merodeando por los pasillos.

Para su sorpresa, no fue así.

Suspiró aliviado mientras ponía una mano sobre su pecho.

— ¡Jeonghan! — Oyó que lo llamaban.

Salto debido al susto, ya que creía que no había nadie.

Era Jisoo.

Pero no parecía enfadado.

— S-Señor yo puedo explicarle, estaba muy cansado y... — Comenzó a explicar el pelinegro, pero no parecía que el alfa lo estuviera escuchando.

Jeonghannie... — Empezó a reír. — No deberías dormir en hora de trabajo.

— Lo sé señor, disculpeme. — Jeonghan hizo una reverencia de noventa grados.

Aunque a esas alturas era obvio que Jisoo se encontraba pasado de copas, no quitaba el hecho de que debia respetarlo, ya que era su dueño.

— Y yo, no debí tomar esa séptima copa de vino. — Dicho eso, el alfa se desplomó en el suelo.

— ¡Oh cielos! — Exclamó el omega. — ¿Donde están sus padres? Ah cierto, viaje de negocios.

Jeonghan trato como pudo de arrastrar a Jisoo hacia la habitación de este, para luego depositarlo suavemente en su cama.

— ¿Deberia dejarlo así y simplemente irme? — Se preguntaba a sí mismo. — No, sera mejor que le ponga su pijama y luego me iré.

Comenzó a buscar dentro del gran y enorme armario del alfa, algún pijama.

Habían demasiados.

Rojos, negros, dorados, azules y verdes.

Tomó el último.

Cerro el armario y se volvió a acercar a Jisoo.

Suspiró.

Debía quitarle la ropa, para poder ponerle el pijama, lógicamente.

Empezó a desabrocharle su camisa blanca, revelando su pecho.

Rápidamente se la quitó y le puso la camiseta verde.

Acercó sus manos hacia el cinturón del pantalón, para luego desabrocharlo también.

Su omega interior estaba comenzando a reaccionar, sin embargo él trató de mantenerse sereno.

Le quitó el pantalón y de manera rápida le colocó el del pijama, el cual era azul.

Logró poner el cuerpo debajo de las sabanas y finamente se fue de la habitación, suspirando.






(...)












Jisoo se despertó con un gran y horrible dolor de cabeza.

No recordaba absolutamente nada, y no entendia como había llegado a su habitación, hasta llevaba puesto su pijama favorito.

De pronto una especie de flash de un recuerdo de anoche le vino a la mente.

— ¡Jeonghan! — Exclamó llamándolo.

Al instante se apareció el pelinegro en el umbral de la puerta.

— ¿Desea algo, señor?

— ¿Tu me trajiste hasta aquí y me pusiste el pijama? — Cuestiono mientras se sentaba.

— Oh... Pues si. — Respondió el omega.

— Bueno... Gracias.

Jeonghan estaba sumamente sorprendido.

En todas las semanas que llevaba allí, Hong Jisoo no le había dicho ni una sola vez gracias.

— De nada señor, era mi deber como su... Omega.

Dicho eso Jeonghan se dio la vuelta para retirarse de allí.




◇◇◇

Ya se viene lo bueno, no desesperen.

Omega. ➳ Jihan.Where stories live. Discover now