Mi padre ha hecho esto?

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-Mamá, he vuelto...

Abrí la puerta y me adentré hacia el interior.

Sentía que las piernas me temblaban y mi cuerpo se desplomaba con cada paso que daba, a parte de que la sangre no cesaba de esparcirse por todo el lado izquierdo de mi cuerpo, hasta terminar cayendo aceleradamente al suelo.

-Ah...- suspire.

Terminé de recorrer el largo y gélido pasillo, y como si yo no estuviera allí, mi madre seguía lavando los platos.
No sabía qué más decir para que sintiera mi presencia.

-Mamá...- repetí esperando ver su angustiado rostro.

Esa vez si que me escuchó, se giró muy lentamente y con cara inexpresiva y ojos hundidos en la soledad, me miró, no tenía idea de que le ocurría.

Me acerqué a ella unos cuantos pasos más, y antes de tocarla, ya me encontraba rodeada fuertemente por sus brazos, estábamos sumidas en un abrazo nostálgico.

Acarició mi pelo y después dio un beso en mi frente- te he echado mucho de menos.

-Yo también- respondí aún sujetando mis vendas.

Nos separamos por voluntad propia y nos miramos muy incómodamente, como si fuéramos completos desconocidos, los cuales se acaban de conocer.

-Estuviste bien con tu padre?- me preguntó dándose nuevamente la vuelta para seguir con sus tareas.

Tragué saliva- si....estuve bien..- respondí con un dolor insoportable en mi ya infectada herida.

-Vale...- añadió muy seriamente.

No sabía qué le estaba pasando, ¿ no se alegraba de verme, o es que no me quería? Estaba más preocupada por ella, que antes de todo lo ocurrido.

Como ya no tenía nada más que decir, y si lo hubiera hecho,mamá no habría atendido, decidí volver a mi habitación.

Resoplé, me di la vuelta y me fui.
Abrí la puerta de mi cuarto y entré, miré fijamente todos los impolutos objetos de la sala y pasé la mano por la larga y tibia sabana de mi cama.

-Cuanto tiempo...

La verdad es que sí hacía mucho tiempo que no me adentraba en esa soledad que antes tanto me gustaba, mi lugar para relajarme; mi habitación.

Después de pensar un rato sobre todo lo ocurrido, me llegó a la mente la imagen de que había venido muy ligera, y me di cuenta de que me había dejado el equipaje y a penas tenía ropa en el armario.

-Será posible..- comenté de los nervios.

De golpe me entró un dolor punzante y para no sentirme peor decidí ir al baño para curar mi herida.

Entré y abrí el grifo, por un segundo me quedé embelesada viendo el agua caer, hasta que desperté de mis pensamientos.
Me lavé la herida lentamente, me eché betadine y me puse otras vendas.

-Ya está..- me toqué el brazo.

Desde el cuarto de baño, seguía viendo a mamá lavar los platos, y ya llevaba ahí una larga media hora, empezaba a ser anormal, lavaba una y otra vez el mismo utensilio, como si no se diera cuenta de lo que estaba haciendo.

Los Sakamaki Son Reales?!!Onde histórias criam vida. Descubra agora