༺ Two ༻

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Mientras Kaneki hablaba con Banjou, dos jóvenes ghouls entraron rompiendo las ventanas de aquella habitación del piso de arriba. Uno de ellos era Ayato, un joven ghoul peliazul de 14 años, y la otra era la ghoul que anteriormente había visitado la cafetería por la noche, Tn, una problemática ghoul pelinegra de 19 años.
Ayato pateó a Banjou, y los tres subordinados del mencionado llegaron junto a Touka.

– Ayato –dijo la peliazul sorprendida. Frunció el ceño.– ¿Dónde has estado, baka?

– Explorando el mundo. No como tú que estás aquí jugando a la humana –dijo en un tono casi burlón.

– Mocoso engreído.

– Tú eres la mocosa. Mírate.

– Ya, ya –dijo la pelinegra limpiando los cristales que habían quedado en su chaqueta. Touka frunció el ceño al verla.– No es necesario una pelea verbal –rió.

Dos hombres entraron a la habitación, uno era rubio y llevaba un traje blanco, el otro tenía el cabello oscuro y aspecto afeminado. Tn sonrió maliciosa al verlos.

– Jason, al final si viniste.

– Por supuesto que vine –rió.

– Bien, hora de llevarnos al señorito del café –dijo refiriéndose a Kaneki.

– ¡No se lo llevarán! –gritó Touka. Kaneki estaba asustado y nervioso.

– Eso ya lo veremos, mocosa –pasó sus brazos por el cuello del peliazul desde atrás.– Ya sabes qué hacer, Ayato-kun –susurró al oído del joven.

Ayato sonrió y, cuando la pelinegra lo soltó, él comenzó a atacar a su hermana; a la vez, Jason golpeaba a Kaneki. Luego de una batalla campal dentro de la cafetería, Aogiri logró llevarse a Kaneki secuestrado en una bolsa negra, dejando a Touka casi inconsciente y a la cafetería hecha un desastre.

[Distrito 11]

La guarida del Árbol Aogiri era un edificio abandonado.
Los ghouls secuestradores habían dejado a Kaneki en una sala, con la bolsa abierta en la parte de su cabeza.

Los ghouls secuestradores habían dejado a Kaneki en una sala, con la bolsa abierta en la parte de su cabeza

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Tn y Ayato se acercaban a él, a aquella habitación, iban a despertarlo para llevarlo con Tatara.

– Tch que fastidio –se quejó Ayato.

– Hm. Lo sé –lo miró.– Ve si quieres, yo me encargo del mocoso.

– ¿Segura?

– Aja –sonrió.

– ...Bien, pero no lo mates. Tatara se molestará si lo haces.

– Sí, sí, lo sé. No te preocupes, no voy a matarlo.

– Más te vale –sonrió.

Ayato giró, yéndose al lado contrario. Tn llegó a donde estaba un inconsciente Kaneki, y al verlo frunció el ceño, como si le tuviese odio o asco a aquel pelinegro. Lo pateó con ira, despertándolo, y encendió un cigarrillo, comenzando a fumar.

Abused 🚬 Ken KanekiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora