Amiga

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AMIGA

Bárbara Johnson una pelirroja de ojos verdes, largas piernas y de un corazón inmenso y puro, consolaba a su amiga, su hermana del alma.

No podía entender cómo el bruto de su hermano no veía a la joya que era Vanesa, rubia de ojos grandes y azules, con el rostro en forma de corazón, que se desvivía por ellos, la familia Johnson. 

Su madre decía que Vanesa era la mamá gansa, que abría paso, para que sus crías pasarán. ¡Lo arreglaba todo!.  Por ello era de vital importancia para la firma de arquitectos fundada por su padre.

No es que necesitara del dinero, había heredado de sus padres al quedar huérfana. Lo hacía porque le nacía, estaba rodeada de familia, su familia.

—Basta de llorar — decía Vanesa.

—Si nena. Ahora cuéntame. ¿Qué quieres hacer?— le preguntó Bárbara.

—Lo he pensado, quiero tomarme un año sabático. Pero he de hablar con tu padre primero.

— No creo que él te ponga pegas.

— De verás y yo creyendo que le soy de utilidad.

— ¡Claro que lo eres!. Lo que no sé es, ¿cómo lo hace? Pero ese hombre intuye demasiado.

Vanesa se puso alerta.

—Aún te pregunta. ¿Cierto?.

Bárbara responde. — Siempre.

— Ben Johnson te ama demasiado, eres uno de sus polluelos Barbie, ¿En verdad me tengo que preparar mentalmente para hablar con él?.

—Ya lo creo. Pero no te preocupes, yo sé que lo entenderá.

—Gracias, este día me has ayudado mucho.

—Vane, sabes que eres más que una amiga y en su momento tú estuviste para mí. Lo cierto es que Chase es un bruto, no ve más allá de su nariz.

—Oye no seas así.

— ¡¿Lo defiendes?!.

—Lo amo, que no es lo mismo —. sonríe triste Vane.  

Barbie resopla.

—¿Qué hacemos las pobres mujeres indefensas, como nosotras, atacadas por el amor no correspondido?

Y ambas sueltan unas carcajadas....

En las afuera de la firma, Vane se prepara para entrar al edificio. Saluda a la recepcionista, al portero y se dirige al ascensor marcando el piso 10, su destino.

                   JOHNSON ARQUITECTOS.

Ben Johnson la esperaba en la puerta de su despacho.

Diablos que intuitivo era, pensó Vanesa.

—Pasa preciosa, vamos a hablar.

—Gracias.

No se dirige al escritorio como pensaba Vane, sino  hasta el mueble donde se veía una panorámica de la ciudad, y ahí la mira fijamente con sus ojos grises tan parecido a los de su hijo y palmea la superficie para que se sienta a su lado.

Había perdido un padre, pero Ben representaba uno.

—¿Que te aflige querida?  ¿Qué no estás en la Convención?.

—Siempre directo al grano.

—Si no fuera así, no estaría en la posición en la que estoy.

Vane suspira. — Quiero irme de viaje, por lo menos tomarme un año.

La mira y pregunta. — ¿Qué hizo ese hijo mío ahora?

Lo mira sorprendida y boquiabierta.

— ¿Qué crees?, ¿Qué no sé lo que sientes por Chase?. Ay Vanesa, eres como una hija para mí y todo lo que te pases me importa. ¿Piensas que no puedes resolver las cosas aquí?. Yo sé que mi hijo también te quiere.

—Hmm... No creo que sea cierto.

— ¡Lo es!. — Afirma tan convencido.

— Bueno, vengo a pedirte este tiempo... realmente lo necesito.

Ben pensó "espero que mi hijo recapacite rápido y pueda resolver sus conflicto, sino iba a perder a esta preciosidad"

— Si hija, puedes tomar todo el tiempo que necesites, resuelve todo lo de tu cabecita y de tu corazón.

— Gracias.

Lo abrazó, se sentía que era apreciada por Ben, Barbie y Marle, la señora Johnson, sé que Chase la quería también pero como hermana, no sabía que iba a hacer, pero lograría sacárselo del corazón y del alma.

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