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Chase

CHASE

Chase Johnson entró en el edificio donde se encuentra las oficinas de arquitectos y se dirigió a su despacho, no sin antes saludar a la secretaria de su padre.

—Buenos días Margaret. ¿Mi padre ya está en la oficina?.

—Buenos días, joven.  Si.  Ya su padre está aquí, a veces creo que duerme en su sofá — suelta una carcajada festejando su propio chiste .

— ¡Ha!. Ya mi madre lo dejaría. No lo creo. Me harías un favor, preguntadle. ¿Si puede recibirme unos minutos? Para darle información sobre la Convención.

— Claro joven.

— Entonces regreso en un momento voy a poner los papeles en orden.

Mientras Chase salía, Margaret levantaba el teléfono y se disponía a hablar con su jefe.

—Señor Johnson, el joven Chase desea verlo.

—Bien, que pase.

—Cuando regrese lo haré pasar de inmediato. —colgó el teléfono.

Al cabo de unos minutos su hijo mayor entraba a su despacho.

Ben lo observaba, Chase de su misma estatura y complexión, de cabello negro y ojos grises, características de su familia paterna y según su madre lo que más destacaba era su labio inferior carnoso... !mujeres! pensaba Ben.

—Hola padre. ¿Qué tal tu semana?

—Muy bien lo mismo de siempre. ¿Ya sabes?, tu madre cuidándome por todo.

—Ya la llamaré para hacerle  saber que estoy de vuelta.

—Buena suerte. ¿Bien que me traes?

Así pasó a mostrarle las últimas normas que se vieron en la Convención en la siguiente media hora.

La puerta inesperadamente se abrió dando paso a una Bárbara furiosa

—¡Tú! pedazo de animal, ¿En qué carajo pensabas?.

—Bárbara—. sentenció Ben.

—No padre estoy cansada de ver como Chase hace sufrir a Vanesa.

—Y, ¿qué fue lo que le hice?.

—¡Ugggh!, ya es el colmo—. Dice Bárbara.

—La verdad Chase no sé qué fue lo que le hiciste para que ella haya decidido irse del país por un tiempo indefinido － le contestó Ben.

—¡¿QUE?!

¡Nooo!. No puede irse—. pensó Chase.

—Pero, ¿por qué se va? — pregunta el joven.

—Porque te ama—. Respondió Barbie.

—Eso es imposible, ¡pero si es como mi hermana!.

— Ay ya, ni tú mismo te lo crees.

— Maldita sea, Barbie.  Lo que dices, no es cierto.

— Sé que te ama, papá sabe que te ama. ¿Verdad?

—Hijo es cierto, tu madre y yo hemos visto como el amor de Vanesa por ti fue creciendo durante todo este tiempo.

Una llama de esperanza fue naciendo en el corazón de Chase. Ella lo amaba.

— ¿Cómo no me di cuenta? —  Pregunta afligido.

—¡Dios Chase!. No puedo creer que hayas sido tan ciego. — dijo Barbie.

—Me sentía incómodo y a la vez tan triste. Que al criarnos juntos, ella me viera como un hermano.

Bárbara le pregunta. — ¿Le has conocido algún novio?

Pensando Chase contesta.

—No. No la he visto con ningún novio.

—Ahí tienes.

Chase se sienta cabizbajo.

Su padre conmovido le pregunta.

—Si la amas. ¿Qué  vas a hacer?. Sea lo que sea yo te apoyo.

—Si la amo. La he amado desde siempre, desde que llegó a mi vida.

—¿Entonces que piensas hacer?— pregunta nuevamente Ben.

—Buscarla y hacerla mía. Demostrarle que también la amo.

Bárbara aplaude entusiasmada.

—Después de todo no eres tan bruto.

—Bárbara Johnson

—¿Si padre?.

—¡Compórtate!.

Chase mira de repente a su padre.

—Mamá sabe, ¿qué Vanesa se va por mi culpa?

—Si. — La respuesta que temía.

—Ahh ya entiendo lo de buena suerte.

—Barbie, ¿Sabes a donde va a viajar Vanesa?.

— ¿A donde viajó?

Oh mi Dios. ¿Por qué se tenía que complicar las cosas?. Pensó Chase.

—¿A dónde fue?

— Decidió conocer Escocia y también a Irlanda.