Teoría

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TEORÍA

Hay dos cuerpos en la cama sudando con la actividad sexual que realizan, olvidado el mundo exterior y el trabajo que llevan juntos, solo los gemidos y susurros se escuchan, junto con el golpe de carne continua.

Ella emite un grito ahogado al llegar su clímax, su amante nunca la deja insatisfecha.

El continúa con los movimientos, prolongado el placer de ella y después de varios golpes su cuerpo nervudo se tensa y sus músculos se contraen al llegar a su orgasmo, tiembla de puro placer encima de la piel sensible que follaba. Despacio saca su miembro del canal caliente que aún lo aprieta y rueda a un lado de la cama, se levanta para asearse en el baño.

Ella se queda tendida en la cama, su cuerpo voluptuoso y saciado, se levanta, va a la nevera y saca dos cervezas, abre una y se toma un trago largo para calmar la sed.

—Y la mía, ¿donde está? —pregunta Patrick.

—Aquí — Se la pasa y él le da dos tragos.

—Mmm, gracias.

—Me voy a tomar un baño. No te pido que me acompañes, porque no trabajaremos hoy.

—De acuerdo. Aunque estoy más que tentado, querida.

—Otro día.

Patrick saca los informes mientras espera que su compañera salga de asearse, los revisa nuevamente y encuentra el mismo resultado.

—Los clientes habituales, a excepción del único número de celular. —comenta la detective Alexandra, al salir del baño.

—Pudiste averiguar, ¿quién es el dueño? —Le pregunta el ayudante.

—No se puede — Responde con molestia.

Patrick se gira a mirarla. —No, ¿por qué?

-Son de esos celulares fantasmas, con el chip de un único uso.

—¡Maldita sea! A Sloan no le va a gustar.

—Tienes razón, al jefe le va a caer de la patada, pero a mi parecer sólo me confirma una cosa.

—¿ Cuál sería?.

—Que es un conocido del señor Quinn.

—Diablo de mujer, ¿por qué crees eso? ¿qué está pasando por esa cabecita?.

—El robo en la oficina de Quinn, me parece un tanto extraño. Se dirigieron especialmente a la caja fuerte, no se llevaron nada más, sólo movieron algunas cosas de lugar y en el informe no refleja ningún otro artículo robado.

—Bueno, cualquier ladrón va por la caja fuerte.

—Cierto. Pero no todos tiene su caja fuerte disimulada, en su cava para vinos.

—Maldición mujer, esto no lo habíamos visto. Estuvo bien al decirle a Sloan que tú eras la persona que necesitamos.

—Gracias, ni que fuera para tanto.

—Alexandra, eres uno de los policías que más admiro. Por tu mente e increíble deducciones, has ayudado a resolver más casos en la historia de este departamento.

—Me atribuyen muchos méritos, Patrick.

—Todo es cierto y es un honor trabajar contigo.

—Bien, mejor seguimos. —Anunció en un intento de cerrar esa conversación que le incomodaba.

—No aceptas halagos mujer. Eres la primera que conozco, que no es vanidosa.

—Está bien. Eso sí lo acepto.

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