Capítulo 8

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Después del momento incomodo Abrielle había estado evitando a Ji-min, un par de veces sin que él se diese cuenta le pilló observándola. Era demasiado simpático, caía fácilmente bien a la gente, eso le molestaba de él. Llevaba ahí tan poco tiempo y ya tenía un círculo de amigos. Un sequito de chicas que iban tras de él, que no vacilaban en hacerle favores solo porque gozaba de un atractivo, eso la molestaba aún más. Pero lo que era peor aún era esa sonrisa, esa sonrisa, esos mofletes. Era tan feliz como si todo lo que le rodeaba no le afectara en nada. Le recordaba lo que ella posiblemente pudo haber sido sino... Sacudió su cabeza no era momento de pensar en cosas desagradables...

El día había pasado tan de prisa, solo quedaban minutos para que la última hora acabase y sería libre, otra semana más se estaba acabando. Miraba el reloj enmarcado en la pared. Solo cinco minutos más, que eran cinco minutos si ya había aguantado toda la semana. Sonrió satisfactoriamente pues el timbre del final de la hora acababa de sonar, se levantó, colocó la silla en su lugar, luego se puso los auriculares y con pasos decididos se dirigió a la puerta de salida, cuando repentinamente escucho oír que la llamaban por su nombre. Supuso que estarían gritándolo a viva voz, pues la música que llevaba estaba bastante alto y apenas se hubiese escuchado algo sino fuese que estuvieran chillando su nombre. Decidió quitarse el auricular de su odio izquierdo para cerciorarse de que no estaba en un error. Y efectivamente no.

—Abrielle en nombre de la clase, quería invitarte a quedar esta noche. Llevamos ya un par de semanas y no hemos hecho nada especial por este nuevo curso, y pues había pensado como presidenta de nuestro grupo hacer una quedada, además de que es viernes y mañana no hay necesidad de madrugar ¿Qué te parece la idea? ¿Te unirías a nosotros? ¡Venga, por favor! —Todo el mundo había clavado su mirada en Abrielle, expectantes a su reacción. Y ahí estaba Ji-min haciendo señales para que aceptase. Haciéndole guiños con los ojos, enseñándole los pulgares y asintiendo la cabeza. Antes de contestar miró a toda la clase , pero especialmente a Ji-min.

—No estoy interesada, pero gracias por la invitación. Nos vemos el lunes —se marchó sin mediar ninguna palabra más.

— ¿Ves te lo dije? No estaría interesada. Es demasiado rara.

Debido a que no volvió a colocarse el auricular, logró escuchar que alguien la llamaba rara, formando un puño y suspirando, volvió hacia atrás.

— ¿Dónde vais a quedar?

Y ahí estaba ella dirigiéndose al lugar en que se había establecido la quedada. Muchas veces se había replanteado volverse sobre sus pasos y retirarse del camino que le llevaba al lugar. Sí  quizás el lunes habría habladurías, pero prefería eso a aguantar por horas las risas y conversaciones de todos.

A lo lejos pudo observar a Ji-min saludándola con la manos extendidas, con esa sonrisa que tan nerviosa le ponía, << pero por qué estoy así>> pensó, mientras se daba unos pequeños golpes en la mejilla derecha.

—Por un momento pensé que no ibas a llegar, me alegra que hayas venido — Ji-min le guiñó el ojo mientras colocaba su brazo en el hombro de Abrielle produciéndole a esta un cosquilleo estomacal que antes nunca había sentido, incluso sus mejillas empezaron a notar una subida de temperatura repentina.

—Te dije que a los extraños no se les toca —quitó el brazo de Ji-min bruscamente de su hombro.

—¡Ups lo siento!, de verdad no quería que te sintieras incomoda ¿me perdonas? —hizo pucheros con la boca, resultaba tan tierno a los ojos de ella que incluso llegó a pensar que era tan irresistible.

—Esta bien, pero deja de poner esas caras. No eres un niño pequeño —rodó los ojos Abrielle.

¿Y si te pido qué te quedes?Where stories live. Discover now