Capítulo 59

73 12 5
                                    

Mientras observaba a sus alumnos realizar la tarea que les había impuesto por haberse portado un poco mal, alguien le llamó desde la puerta.

—Lea, alguien te llama por teléfono.

— ¿Te podrías quedar con los niños mientras atiendo la llamada?

Su compañera aceptó, quedándose al cuidado de aquellos inquietos alumnos. Lea bajo escaleras abajo hacia el salón del profesorado.

— ¡Buenos días! Perdóneme por la espera.

—Buenos días señorita Lorena Castillo, le estamos llamando del consulado surcoreano. Sé que usted aplicó a una oferta de trabajo para una escuela de Seúl. Sé que su mayor deseo es ser profesora de castellano ahí. Tras haber hecho un estudio minucioso, creemos que usted reúne los requisitos para el puesto de trabajo.

Lea empezó a reírse torpemente a causa de la magnífica noticia que acababa de recibir, era todo lo que había estado deseando el último año.

—Tendría que empezar en septiembre, pero le recomendamos que a ser posible viaje a Seúl un mes antes para la habituación. Usted me entiende — se hizo un pequeño silencio—. Puedo percibir que realmente está emocionada, estaremos en contacto para seguir informándoles los siguientes trámites a realizar ¿de acuerdo? Que tenga un buen día, señorita Castillo.

Lea no podía aguantar las ganas inmensas de contárselo a Tae, quizás estarían más cerca. Cuanto había cambiado la vida de Lea desde que conoció a Tae, se empezó a interesar más por la cultura coreana, por su idioma. Se esforzó sobremanera para aprender el idioma, y después de haber acabado la carrera de magisterio y tras haber atravesado unas duras oposiciones había conseguido una plaza en un colegio de Sevilla. Más tarde, empujado por el amor que albergaba su corazón hacia él, aplicó para una oferta bastante interesante en un colegio de Seúl. Nunca se hubiese imaginado que iba a cumplir los requisitos siquiera, pues se le antojaba tan lejos y tan complicado, sin embargo no se rindió. De modo que no le cabía la felicidad, todo esfuerzo cosechaba recompensas.

Esperó a que fuese la hora del recreo para llamarlo, por un momento dudó pues sabía que la noche anterior habían tenido el último concierto de su Tour, supuso que estaría durmiendo, no obstante, era una noticia que no podía esperar para hacerlo saber.

— ¡Buenos días! —respondió al otro lado de la línea aun con voz adormilada.

—Cariño, perdona por molestarte, pero es que necesito contarte algo importante.

—No te preocupes, dime. Además ya me estaba levantando. —Bostezó.

— ¿Te acuerdas de la oferta para dar clases de castellano en Seúl? Redoble de tambores. —Hizo una pausa antes de continuar—Me la han concedido ¿te lo puedes creer? Imagínate ahora estaremos un poquito más cerca. —Chilló eufórica.

—¡Enhorabuena, cariño! Me alegro por ti, anhelabas tanto ese puesto. —dijo con voz indiferente.

Lea se molestó por el poco entusiasmo que la voz de Tae mostraba ante aquella noticia.

—No te escucho muy emocionado ¿No te hace ilusión que estemos un poquito más cerca?

—No, no es eso, solo que quiero que estés feliz porque lo has conseguido, pues es lo que más te gusta hacer, no porque vayas a estar más o menos cerca de mí. No quiero que hagas las cosas movidas por complacer o hacer feliz a alguien.

Aquellas palabras dolieron en el corazón de Lea.

—Pero, pero ¿por qué me estás diciendo estas cosas? Sí, la enseñanza es algo que me gusta, pero también era una excusa para estar cerca de ti. Por un momento pensé que jamás iba siquiera a mostrar interés hacia ellos. Ahora sé que sí. Yo solo... yo solo. —Fue interrumpida por Tae antes de que pudiera terminar la frase.

¿Y si te pido qué te quedes?Where stories live. Discover now