Capítulo 45

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Cada día la odiaba más. Desde el primer  momento no le había agradado, porque se gastaba esos aires de grandeza, dándoselas de importante. Sin embargo, todo había empeorado cuando los vio en el pasillo tomados de la mano, mientras él la besaba. No entendía como la podía preferir a ella, pues tantas veces él había repetido que las preferiría pequeñas y bien menudas y exactamente su físico era así . Pero ella era todo lo contrario a lo que representaba su tipo ideal. Por eso cada vez que la veía aparecer por el pasillo con aquella sonrisa, deseaba arrancársela de cuajo y borrársela. Todo había empezado como una broma, además estaba segura que si alguna vez llegasen a descubrir que era ella, no pasaría nada, pues al ser menor de edad, aun no podían aplicarle alguna pena.
Por eso lo hacía sin ningún tipo de remordimientos, además el hecho de que la gente fuese fácilmente manipulable en la red, le hacia las cosas más fáciles. Colgar una foto suya en internet fue bastante fácil, la gente podía llegar a ser tan ingenua. Pues aquel día tras la sesión con el pretexto de ver las fotos en el ordenador, se hizo con las de ella y unas cuantas de las demás, simplemente para despistar.

Luego empezó el acoso en sus redes sociales, pues sabia de buena fuente que ella no había acatado las cláusulas de no tener ninguna red social. Se creó varias cuentas, luego los insultos y amenazas empezaron tanto públicamente como en los mensajes privados, hasta que la muy osada se atrevió a ponerlo en modo privado y bloquearla. Eso la enfureció aún más, las cosas no se iban a quedar así. Sin tan solo fuese un poco más modesta no tendría por qué haber recurrido a esas acciones, pero no, ella no era así. De modo que ella misma se lo había buscado.

Mezcló una tinta roja, tenía que conseguir el efecto de sangre real. Luego cogió el pincel y empezó a escribir. No le fue difícil averiguar la dirección en la que vivía. Un poco lejos del centro, pero valdría la pena. En su fuero interno anhelaba poder ver la expresión en la que se tornaría tras leer la pequeña carta en que reflejaba sus más sinceros sentimientos. Por su bien, esperaba que le asustase lo suficiente como para desaparecer, pues no quería recurrir a otros métodos.  Subió la cuesta hasta llegar a aquella casa, en un principio pensó en timbrar la puerta. No obstante coló el sobre por un espacio de aquel portal de hierro. Luego volvió a irse mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa maliciosa...

Sí, lo intentaba todos los días, pero no era fácil. Después de que sus fotos apareciesen en la red, la compañía se había encargado de quitarlas. Sin embargo, más tarde empezaron los insultos en sus redes sociales, y aun por mensajes privados. Cada día iba a peor y no lo aguantaba. Los bloqueaba, pero luego aparecían más, eran como una plaga, así que tuvo que optar por ponerle en modo privado. Todos los días recordaba tanto las palabras de Ho Seok y Ji Min, aun así no era fácil ¿Quién era tan cobarde para hacerle eso? ¿Qué les había hecho a aquellas personas? Iba reflexionando durante el trayecto en el autobús hacia la casa de su amiga. 

Se encontraba bastante cansada, aquel día había ensayado durante muchas horas. Y tras una larga jornada, solamente le apetecía llegar a casa, ducharse, tumbarse en la cama y dormir, sólo dormir.

Abrió la puerta y sintió que pisó algo. Dirigió su mirada al suelo y lo recogió era una correspondencia postal. Era para ella, por un instante  pensó en abrirlo en ese mismo momento, pero desistió, lo haría después de ducharse. Que bien sentaba una ducha después de haber hecho esfuerzo físico, se sentía limpia y fresca. Se sentó en la cama y se dejó caer. Luego se acordó del sobre, lo recogió de la mesilla de noche y procedió a abrirlo. Le pareció extraño pues no tenía remitente ¿sería de Ji Min? sacó del sobre una nota ¡que espanto! Se llevó la mano a la boca...

Corrió lo más rápido posible, una vez en casa se abrió paso directamente a su habitación. Entró sin tocar, estaba a oscuras así que a tientas buscó el interruptor de la luz. No la vio por ninguna parte hasta que cerró la puerta. Estaba sentada en una esquina, tenía la cabeza metida entre las rodillas, sollozaba. Corrió a su lado poniéndose a su altura para luego abrazarla.

—Estoy aquí ¡tranquila!

Abrielle colocó su mentón en el hombro de su amiga. Hipaba fuertemente.

—Dime ¿Qué he hecho? ¿Por qué me odian tanto? ¿Por qué?

—Shshsh, no digas eso. Nadie te odia, todo lo contrario te queremos. —La abrazó aun con más fuerza.

Cuando estuvo más tranquila Sun Hee le preguntó dónde estaba la nota que había recibido. Abrielle le indicó que estaba encima de su cama. Cuando lo leyó no pudo más que sobresaltarse ¿Quién tenía la mente tan retorcida para hacer y decir todo eso?

  ERES TOTALMENTE DESAGRADABLE.
COMO DESEO QUE PRONTO ACABES BAJO TIERRA LLENA DE GUSANOS AL IGUAL QUE TU MADRE. EL DIA QUE PASÉ              ESO ME REGOCIJARÉ ENCIMA DE TU TUMBA JAJAJAJA


         ¡MUERETE YA! ASI NOS HARAS UN FAVOR.

Junto a la nota había una foto de Abrielle manchada de ese líquido rojo.

—Ab, tienes que denunciar esto a la policía. Esto no es ningún juego.

—Pero y qué les voy a decir. No sé quién puede hacerme esto.

—Pues de eso se encargará la policía, ese es su trabajo.

—Lo haré mañana ¿vale? Esta noche no me apetece nada. Solo quiero llorar.

—Pues esta noche me quedaré contigo. Pero no crees que al menos Ji Min debería enterarse de esto.

Abrielle movió su cabeza con vehemencia. Sun Hee la ayudó a levantarse y a acostarse en la cama. Estuvo con ella hasta que consiguió que se quedara dormida... Mientras dormía la observaba y sentía lastima por su amiga. Había  pasado por tantas cosas en su vida y a pesar de eso seguía siendo fuerte, por eso la admiraba tanto. Se sentía tan afortunada de tenerla como amiga... 

¿Y si te pido qué te quedes?Where stories live. Discover now