Capítulo 49

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El viernes a media mañana decidieron salir de casa, para evitar la hora punta, la denominada: operación salida. Abrielle se llevó una pequeña maleta con lo necesario, solo estarían un fin de semana. Las bolsas de los regalos llenaron el maletero del coche, pues por parte de padre tenía una gran familia, no excesivamente abundante, pero a pesar de ello contaba con un bueno número de parientes. Se acomodó en su asiento, se colocó el cinturón de seguridad. Conectó los auriculares a su teléfono móvil, y puso en funcionamiento la lista de reproducción de Spotify, tenían una largo camino de por medio hasta llegar a su destino.

Con la música en sus oídos, contemplaba la naturaleza a través del cristal. Su papá volvió a despeinarla para llamar su atención. Ella se llevó la mano a la frente, luego giro su cuello, clavando su mirada en su padre.

- ¿Qué estas escuchando? Nos queda un buen trecho, creo que deberíamos hablar al menos para que no sea aburrido el trayecto ¿no crees?

- ¡Ay papá! ¿De qué quieres hablar? Con respecto a la música, pues estoy escuchando a Ed Sheeran. ¿Papá te puedo preguntar algo?

-Claro, tú puedes decirme cualquier cosa ya lo sabes.

-Pienso que a tus cincuenta y ocho años te conservas bien. No sé, había pensado que... bueno que deberías rehacer tu vida. Además ya ha pasado varios años desde lo de mamá. Muchas de mis compañeras me dicen que tengo un papá muy guapo.

Abrielle estaba en lo correcto, su padre se mantenía bastante bien. Debido a que practicaba deporte y se alimentaba bastante bien.

-Es la primera vez que escucho que una hija anima a su padre a que vuelva rehacer su vida ¿es que ya me quieres echar de tu vida? ¡Eh!

-No, eso no. Mírate un hombre de metro ochenta y cinco, esos ojos verdes, la nariz bien perfilada, apenas tienes canas. Estás un poco fuerte, seguro que cualquier chica se le caería la baba por ti, mira a mis compañeras.

-Ay hija, tendré en cuenta tus consejos -Le sonrió al tiempo que asentía.

Siguieron hablando de temas varios hasta que por fin llegaron a su destino. La casa estaba a las afuera del pueblo como ella solía llamarlo. Una casa bastante imponente de dos plantas, con un amplísimo jardín, una piscina y varias habitaciones << ¡qué bien vive la abuela!>>pensó. Alrededor de la propiedad se levantaba un muro de granito y un portal enorme de color rojo. Cuando Toñi se dio cuenta que su hijo y la nieta habían llegado, salió al porche para desde ahí abrir el portal con el mando a distancia y esperarles y darles la bienvenida.

Sacó la maleta y las bolsas de regalo. Su abuela se acercó y la abrazó cariñosamente. Su abuela era bastante afectuosa. Entró a la casa, dejó los regalos bajo el árbol de navidad, después de eso subió escaleras arriba a dejar sus cosas en la habitación que normalmente solía ocupar las veces que iba de visita. En el pasillo se encontró a varios de sus primos, les saludó con la mano. Después de deshacer la maleta, decidió bajar al salón, debía socializar con la familia. Bajando las escaleras, escuchó unas risas. Vio a su primo mayor, José, en compañía de dos chicos, intuyó que serían sus amigos. Se acercó y se sentó en un sillón individual muy cerca de uno de los amigos de su primo. Uno de ellos empezó a hablarle con ese tono irónico que solían utilizar para hacer burla a la gente con rasgos asiáticos.

-Puedo hablar perfectamente el español. No tienes por qué hablarme de eso modo -respondió con acritud. No soportaba aquella actitud burlona.

-Lo siento mucho. No le hagas caso, es un poco como decirlo "cortito". -dijo el otro chico- Dejando a un lado la actitud de mi amigo, me presento. Me llamo Pablo, él es Miguel y somos los amigos de tu primo. Nosotros también hemos venido a cenar con la familia.

-Mucho gusto, me llamo Abrielle. No te preocupes, ya estoy acostumbrada ¿sabes? Lo irónico de todo esto es que allí en Corea del Sur, me trataban como a una extranjera, y aquí hacen lo mismo. -rió con sorna.

Pablo era un chico bastante atractivo, de cabello rubio. Unos imponentes ojos azules. Una nariz respingona, una cejas no demasiado pobladas, una barba de tres días adornaba su rostro aquel día. Estaba fuerte por lo que pudo apreciar Abrielle, no demasiado. Era más bien esbelto. Tenía unas largas piernas, así que resolvió que debía de ser alto. Su amigo era totalmente lo contrario. Moreno de cabello rizado, sus ojos de color avellana, también alto, y este sí que estaba bastante fuerte, pues a través del jersey se podía apreciar unos buenos bíceps.

-Ella es mi prima, se mudó hace dos años a Madrid, por si no lo sabías querido amigo Pablo, es escritora ha publicado dos libros.

Abrielle se dedicó a negar vehemente, se llevó la mano a la frente. Pablo parecía bastante interesado, le preguntó por aquellas dos obras. Además le advirtió que seguramente terminaría leyéndolos. Abrielle no pudo por menos que ponerse nerviosa ante la idea de que aquel muchacho guapo leyese sus libros, los cuales consideraba nada buenos. Rápidamente ya estaban entablando conversación, pues Pablo era bastante carismático y estaba consiguiendo hacerla reír.

- ¿A qué te dedicas? -Preguntó Abrielle bastante curiosa.

-Estoy en mi penúltimo año de medicina ¿y tú?

-Vaya,pues yo este año estoy haciendo cuarto de Literatura.

-Ya veo, ahora todo tiene sentido. Por eso te gusta escribir, luego me tienes que pasar los nombres de tus novelas. -Le guiñó el ojo.

Mientras hablaban amenamente, Toñi apareció de la cocina, avisando que la comida estaba lista. Los dos amigos decidieron que era hora de irse a sus casas, aun a pesar de la insistencia de la abuela para que se quedaran a comer. Cuando iba a atravesar la puerta de la casa, Pablo terminó invitando a Abrielle a una reunión nocturna.

-Mañana después de la cena, tu primo también vendrá. Espero que te animes y te vea allá.

-No sé yo, prefiero estar con mi abuela y refugiarme en el calor de la chimenea.

-Allí también habrá una chimenea, así que frío no vas a pasar -Le sonrió mostrando una dentadura perfecta.

Después de dudar por un buen tiempo, Abrielle terminó aceptando la invitación de Pablo. De modo que ya tenía planes para después de la cena de Noche Buena. Tras haberle dado un par de besos en las mejillas, salió de la casa...

¿Y si te pido qué te quedes?Where stories live. Discover now