Especial de San Valentin.

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-Tú, te arrepientes?...

La pregunta se volvió eco, dentro de la tribuna de la alta alianza del multiuniverso, mientras que ella... Solo permanecía en silencio, sus ojos color amatista que eran el color de la compasión y su piel azulada que se mezclaba con el brillo de las infinitas estrellas del universo, denotaban su cambio del odio, que era el color rojo que la había engendrado, al color de la esperanza y el amor púrpura que matizaba el color de su hermosa presencia.

Su cálida presencia atemporal, que había ascendido, por gracia divina de "La Fuente" de toda creación, a Diosa, Divinidad del Equilibrio Inocuo, el cual en otras palabras quería decir que ella y otros más se encargaba de regular la energía negativa y positiva del metaverso.

-... No.

Concluyo ella mientras que ligeramente sonrío y miro abajo. Suspirando levemente.

-Entonces que así sea.

Dictamino el jurado, de ancestrales sabios.

-La razón de su llamado aquí, fue porque rompió su pacto de no utilizar sus poderes con fines egoístas, con formas de vida de baja categoría. Entiende esto y cuál es su consecuencia?.

-Si.

-Entonces que así sea.

Tiempo atrás:

"Ey!, Raven puedes pasarme las aceitunas?... Ey, Rae, estás bien?."

Era difícil para ella poder poner las cosas en su lugar, aquellos recuerdos volaban como chispas en el mar, y no entendía muy bien a veces, donde estaba en el espacio y tiempo, pues cuando vives demasiado tiendes a olvidar y confundir cosas y personas, porque el alma también envejece y deja de ser el ego el que racionaliza. En ese momento ella flotaba, y pensaba, en aquellas memorias fragmentadas que ahora mismo ya pertenecían al pasado y nada más, y de vez en cuando escuchaba las voces se aquellas personas que fueron importantes en su vida pasada, en su vida, mortal, pero la que más volvía a su cabeza, y la que más rechazaba, era la de aquel joven con sonrisa de mil soles, mirada limpia vibrante de juventud, amor y esperanza. Aquella que le hace are recordar los días en los que podía sentir todos aquellos sentimientos y emociones que la sobre estimulaban, como una margarita en pleno sol de abril, bajo la lluvia y el viento que soplaba.

Entonces cerró los ojos.

Y se sumergió en todos esos bellos recuerdos, aquellos donde su vida se limitaba a tratar de no ser como su padre y pelear con los titanes. Ahora esas grandes metas parecían muy pequeñas, como pinturas borrosas al acuarela sin color, como los deseos de un pobre niño al querer alcanzar las galletas.

Sin embargo había un sentimiento, un olor y sabor, que seguían cual frescos como cual pura mañana.

Y eran los recuerdos de su amada familia titán.

En especial uno de ellos, uno el cual su color lo hacían resaltar dentro de los demás, pero no sólo por eso, si no porque cual pájaro sin nido, ella a había encontrado un hogar en el, una rama cálida a la sobra donde posarse y ser ella.

Un lugar donde se encontraba amada y protegida.

Su nombre era Garfield, y era un meta humano de alguna tierra, él, era gracioso y torpe, pero con un gran corazón, lleno de esperanzas iba por la vida, salvado vida tras vida, tras vida.

BB&RAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora