CAPITULO 9

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Era viernes en la tarde, inicios del invierno de 1885, amenazaba con ser una estación cruda y difícil. La gente empezaba a dispersarse para volver a sus casas, desde el rancho Las Potrancas; el capitán Anthony Allegry acababa de ser enterrado bajo una constante llovizna, junto a la tumba de su esposa. El reverendo se acercó a la familia, para dar sus últimas palabras de consuelo; las hijas del fallecido Ranger, lucían una gran tristeza, pero al mismo tiempo, se mostraban resignadas; después de los abrazos, el reverendo también se marchaba, ya solo quedaban los habitantes del lugar.

Las jóvenes se alejaron del sitio donde ahora yacían los cuerpos de sus padres bajo un montón de tierra a la sombra del gran roble que parecía ofrecerles una última protección; fueron hacia la casa cabizbajas, aunque por alguna razón, el tener una importante misión que cumplir, les aportaba las fuerzas para no desmoronarse dejándose arrastrar por la congoja, no iban a permitir que la soledad las embargara, vivirían su duelo a la manera de su padre, recorriendo las enormes praderas, montañas, desiertos; lo que hiciera falta. Ellas estaban dispuestas.

Franklin las siguió hasta el interior, en el salón comedor ya los esperaban sentados Arthur y Josephine, el con un vaso de whisky, y ella con una tasa de te

-nosotros regresamos mañana a nuestro rancho – anunció Arthur tan pronto ellas estuvieron sentadas - ¿Qué pensáis hacer vosotras? Josephine y yo hemos pensamos que podéis venir con nosotros a nuestro hogar en Arkansas, no es bueno que paséis por el luto solas; nuestro rancho allí ha prosperado bajo la supervisión de nuestro leal administrador durante estos años; podríais vivir en nuestra compañía, hasta que os caséis y...

- lo siento tío Arthur – interrumpió Jackelinne el discurso del hombre, no dudaba de las buenas intenciones de su tío pero no podría dejarle continuar – pero nosotras, a petición de nuestro padre, iremos con el capitán Franklin a algunos lugares aquí de Texas y fuera del estado también

- ¿pensáis seguir viajando? ¡Cielo santo! – el hombre se había indignado de inmediato al oír aquello, él no podía permitir esa locura – no es necesario que hagáis lo que él os haya pedido; vuestro padre ha muerto, no estáis en la obligación de seguir corriendo en busca de algo, que solo estaba en la cabeza de un hombre acuciado por el dolor; tenéis derecho a una vida normal – mientras el prácticamente bramaba con seguridad lo que pensaba, su esposa a su lado sollozaba quedamente

- tío no... - empezó a decir Jackelinne, pero Morris tomando asiento le hizo una seña para que lo dejara a él hablar

- verás Arthur, hay una iglesia en Santa Fe donde Anthony hizo un voto por sus hijas, cuando andábamos por allí buscando pistas; les pidió a ellas que fueran hasta ese lugar a llevar una ofrenda de acción de gracias y a mí que fuera a acompañarlas; iremos primero allá y después he de llevarlas ante la comandancia de los Rangers de Texas en Austin, que han pedido verlas para hacerle un homenaje póstumo a su padre; por último, debo deciros que la voluntad de Anthony fue que ellas vivan aquí en lo que queda de este rancho

- además – Geraldine no pudo evitar interrumpir – nosotras queremos estar aquí, trabajar e intentar recuperar lo que mi padre se vio obligado a vender

- déjalas Arthur – intervino Josephine – ellas tienen una misión en la vida, solo serán felices si la llevan a cavo

- está bien – aceptó el hombre a regañadientes, estaba cansado de intentar aportar la cordura a las decisiones alocadas de su hermano, que aun muerto, imponía su voluntad – de todas maneras nosotros nos iremos temprano, buenas noches – y salió

- sabéis que podéis contar con nosotros ¿verdad? – Josephine abrazaba a sus sobrinas mientras hablaba – si nos llegáis a necesitar, no dudéis en acudir a buscarnos

PREPARADAS PARA MORIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora