CAPITULO 25

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Los minutos pasaban, y mientras los Rangers se alejaban cada vez más, en La Sultana, uno a uno, empezaban a recobrar la conciencia; los primeros en reaccionar, se apresuraban a ayudar a los otros a recuperarse; en un par de casos, tal como dijera Harris, no pudieron hacer nada, otros se tardaban más; algunos tenían heridas abiertas y sangraban moderadamente por ellas. Pero cuando alguien intentó abrir la puerta de hierro del cuarto de almacenamiento donde habían sido puestos, descubrieron con horror, que esta estaba cerrada por fuera con cadenas y candados; en el lugar solo había una pequeña y alta ventana que servía para ventilar el cuarto, pero que no brindaba posibilidad de escape; hasta la cocinera y otras mujeres que servían en el rancho, se encontraban allí con ellos; no les quedaba más remedio que esperar; nadie allí daba razón de lo que les había sucedido, habían sido atacados con agilidad y sin darles oportunidad de reacción; además de eso, sus atacantes los habían despojado, hasta de los cinturones y los zapatos.

Por otro lado, Serena tardó más en despertar, y cuando lo hizo, un fuerte dolor era toda su compañía; estaba demasiado confundida, permaneció sentada en el piso unos minutos más hasta que su mente se aclarara; cuando comprendió lo ocurrido, se incorporó y fue a la puerta para intentar abrirla; desde luego, no lo consiguió, estaba cerrada con llave; empezó a gritar por ayuda, hasta casi perder la voz; presa del pánico, buscó por toda la habitación algo que le fuera útil para abrir la puerta, tomó un soporte de hierro que sostenía una lámpara de aceite, retiró la lámpara y con el soporte, motivada por una profunda ira, golpeó y golpeó la puerta hasta lograr romperla; la frustración casi la enloquece al encontrarse con el pesado mueble impidiéndole el paso; ese solo lo movía su tierna bestia o tres de sus otros hombres, pero por más que gritara, ninguno de ellos aparecía por allí

-¡malditos! – gritó histérica

Al borde de la locura se asomó a la ventana, no había nadie a la vista y la ventana estaba lejos del suelo; ni siquiera la desesperación la empujaría a lanzarse por allí; una y otra vez se acercaba a la ventana, pero una y otra vez el temor a morir, la hacía retroceder; llevaba más de una hora intentando salir de allí, y según podía calcular, iba para dos horas que los amigos de Brian irrumpieran en su casa para rescatarlo; tenía que aceptarlo, lo había perdido y ni siquiera lo había tenido realmente, como a ella le hubiera gustado; él ya estaba lejos, y tal vez en los brazos de su amada Jackelinne, a quien mencionara cuando estaba febril; ella, Serena, la dueña de la casona "Amor y Placer" estaba sola y prisionera en su propia casa.

Entre tanto, el gigante con alma de niño, había estado contando guijarros, tantos como le fue posible, tal como le dijera la mujer bonita; cuando hubo pasado demasiado tiempo y aquella no regresaba, se puso de pie y fue en su busca, estuvo intentando encontrarla por los alrededores y nada; al final se dio por vencido y decidió ir a buscar a Serena. Pero para entonces, Brian Cook y sus amigos ya habían puesto, mucha tierra de por medio.

. . .

Morris y sus hombres estaban llegando al escondite usado por Harris; Jackelinne se detuvo y pidió sus cosas para reacomodar su apariencia masculina, había visto su sombrero en el arzón de la silla de Morris; los demás se adelantaron pero Brian se detuvo junto a ella, parecía empeorar a juzgar por el color de su rostro

- tantos días sin vernos y tú estás enojada – la encaró – ¿puedo saber que te ocurre? ¿Es porque no te dije que iría a otro lado?

- Brian – dijo ella mientras terminaba de acomodar su cabello y se calaba el sombrero – no confundas las cosas, soy solamente un amigo ayudando a rescatar un amigo; que por lo que vimos, no parecía necesitar un rescate – agregó confundiéndolo aún más, terminó su arreglo y se alejó

- ¡maldita sea! – Ahora él también estaba enojado – ¿Quién demonios la entiende?

El también, con mucho esfuerzo reemprendió la marcha.

PREPARADAS PARA MORIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora