"Creo que me gustas"

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Habían pasado unos dos días desde aquel incidente del cual Makoto no dijo ni una sola palabra, no aclaró nada ni tampoco ofreció mas disculpas.
Todos, por él bien de la amistad, decidieron guardar un estricto silencio con respecto al tema y les funcionó.

Incluido Haru. Aunque a diferencia de los demás no podía seguir aguantando las dudas que germinaban dentro de él desde aquella extraña escena. Necesitaba hablar con alguien pero parecía estar encerrado en cuatro paredes de hierro silenciosas. Ni siquiera Rin dijo nada cuando se enteró.

Toda esta censura había llevado a Haru a crear una y mil versiones pero no se sentía satisfecho con ninguna.
Ahora estaba sentado en una banca de algún parque cercano a su casa, esperando. Había recibido un mensaje de Sousuke y había ido casi corriendo al lugar con la esperanza de poder desahogarse y también ¿por qué negarlo? De verlo.

Justo a la hora en punto apareció Sousuke

–Nanase.–saludó.

–Sousuke.

El recién llegado se inclinó a depositar un suave beso de saludo en su mejilla y eso fue suficiente para que la respiración se le atorara en él pecho.
La verdad es que comenzaba a incomodarle su presencia debido a que su persona reaccionaba de manera tan extraña cuando él muchacho de ojos aquamarina estaba cerca y eso es algo que había notado desde hace bastante.
Aun si le repelía un poco la idea, era mas fuerte el magnetismo que los atraía.

–¿Quieres..?¿Y si vamos a tomar algo?–ofreció sin mirarlo directamente a los ojos.

–¿Tomar algo?

–S-sí, lo que quieras– respondió sonrojándose ligeramente.

Haruka asintió, aun demasiado obnubilado por todo él tema de "me gusta pero no me gusta" por lo que no sintió la mano segura de Sousuke cubriendo la suya ni tampoco noto él temblor de esta.

Lo notó cuando él mas alto la apretó suavemente para llamar su atención, le estaba preguntando que era lo que quería tomar. Miro a su alrededor y se preguntó como habían llegado ahí tan rápido; era un puesto de bebidas heladas. Se sonrojo al percatarse de que su mano se encontraba entrelazada románticamente con la del más alto que lo seguía mirando a la espera de una respuesta.

Y como otras veces, gracias a una extraña conexión que iba mas allá de lo hablado, Sousuke supo lo que iba a pedir.

–Dos de mora azul, por favor.

Seguía abrumado por la cálida firmeza de la mano de Sousuke, le producía una extraña e inquietante sensación para nada desagradable. No soltó su mano ni siquiera cuando le dio su bebida y él tampoco comentó nada.

Buscaron, o Sousuke mas bien, buscó con la mirada un asiento donde poder sentarse. Claro que escogió aquel que le permitiera sentarse lo mas juntos posibles. Se decidió por un par de sillas con una mesita diminuta bajo una delicada sombrilla.
Se sentaron a tomar sus bebidas con aire ausente, sin saber bien que hacer despues.
Haru lo miró de reojo, inquieto y curiosos.

¿Y Sousuke?
Bueno, él...
Estaba muerto de los nervios.
Había ensayado esto tantas veces que juraría saberselo de memoria pero en ese momento, en él que solo sentía la presencia silenciosa de aquel muchachito, todo se difuminaba.

Tan confuso. Tan bello. Tan emocionante.

Que él corazón se le iba a salir del pecho porque tenia su pequeña mano entrelazada a la suya, porque cuando lo miraba sus ojos parecían reflectar lo mismo.
Había pasado tanto tiempo desde que él corazón le latía tan fuerte, que la sangre corría tan rápido por sus venas, ese líquido oscuro y espeso que le convertía los huesos en espuma débil. Quería sostenerlo mas cerca, poder pasar los labios por ese punto entre su cuello y su oreja, susurrar, gritar.

Suspiros RobadosOnde histórias criam vida. Descubra agora