"No lo merece."

331 43 9
                                    

Era tan confuso.
Haru se veía tan confuso.

Lo peor era la incertidumbre, para Makoto de verdad lo era.

Había pasado cierto tiempo desde el incidente y Haru parecía haberlo olvidado por completo pero no que lo hubiese perdonado sino que había algo que robaba su atención. Cada día mas distraído pero más feliz y quizás esa era la razón por la que Makoto no mencionó nada. Amaba ver a Haru feliz, sentía que podía beber de su mirada brillante y su sonrisa discreta.

–¿Haru-chan?–trató de llamar su atención

–¿Hmm?

No notó el 'chan' . No me regañó como siempre.

El clima parece estar bien para ir a la playa ¿quieres ir?—inquirió con el mismo tono cariñoso. Haru lo miró culpable y la bonita sonrisa de Makoto se congeló en su rostro; al igual que su corazón.

–¿La playa? Eh...es que tengo cosas q-que hacer después de la escuela–masculló nervioso, evitando su mirada a toda costa.

El corazón de Makoto dió un vuelco y los colores le abandonaron la cara. Haru solo hacía eso cuando le mentía. Además ¿Qué clase de cosas eran mas importante que el agua?

–¿Cosas? ¿Qué cosas?

Su voz salió más gruesa de lo que pretendía. Pero era difícil contenerse cuando estaba a un paso tan corto de la histeria.

–Saldré. Con alguien–su rostro se volvió en un rojo brillante. Sus dientes atraparon a su labio inferior con cierta ansiedad por lo que estaba por confesar.

Los cimientos se Makoto se tambalearon por breves instantes donde un dolor sordo se instaló en su pecho, como si su corazón se rompiese en mil pedazos. Sintió el asqueroso veneno recorriendole las venas y dejándole el horrible sabor amargo en la parte de atrás de la lengua.
Miró a Haru desconcertado y perdido. Viendo sus ojos honestos que no comprendían el daño que acababa de hacerle.
Quizo llorar, sus ojos picaron de lágrimas y una bola de hiel se instaló en su garganta. Una presión asfixiante le cortó la respitación.

–¿M-Makoto? ¿Estás bien? –le sujetó el brazo–¿Te mareaste?

Él no pareció escucharlo, le apretó el brazo con fuerza.

–¿Quién? –demandó saber.

–Creo que deberías sentarte, no te ves muy b..

–¿Quién?

Haru succionó su labio inferior con ansiedad, lo miró a los ojos y suspiró pesadamente.

–Sousuke.

Fue como un golpe a los restos de su corazón. Sintió una conciencia menesterosa de la situación y la propia culpa lo invadió. El mismo permitió que Sousuke sedujera a Haru, de quien estaba seguro era su maldita alma gemela. Él, ese maldito hombre, había insistido en algo de lo que no tenía derecho.

Él conocía a Haru, no Sousuke.

Él lo amaba con toda su alma, no Sousuke.

No era justo, maldición.
Porque de pronto se sentía estúpido, incrédulo y desdichado. Abrió y cerró la boca varias veces hasta que su voz volvió a salir.

–No vayas. Por favor, solo no vayas–rogó con un hilo de voz, de pronto unas vehementes ganas de sostenerlo lo invadieron–Quedate conmigo.

Haru enarcó las cejas verdaderamente preocupado y confundido. Completamente ignorante de ello.
Asustado por la apariencia de su mejor amigo. Lo dejó atraparlo en sus brazos de una manera asfixiante, dejó que hundiera la nariz en su pelo y permitió a sus manos aferrarse a su espalda.

–No te ves bien, Makoto...Tiemblas.

El castaño gimió ahogado, no estaba a un paso muy largo de llorar.

–Q-Quédate. Por favor.

–Lo haré. Vamos...deberías recostarte

De alguna manera accedió y de alguna otra terminó sentado en el sillón con Makoto en su regazo, abrazando su cintura. Gimiendo desamparado.

–¿Makoto?

–No te atrevas a irte de mi. No por él.

–¿De qué..?

–No te vayas.

Y no. No se iba a ir.

Suspiros RobadosWhere stories live. Discover now