11. Poderes Ancestrales

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Ginny observaba el paisaje, comenzaba a hacer frío y no se había dado cuenta cuando la habían regresado a la mansión Malfoy, y por horrible que sonara, sabía que después de tanto tiempo, Ron se habría cansado de buscarla, Kingsley de seguro había quitado la orden de hacerlo, después de todo, no iban a desperdiciar tanto tiempo en una chica que parecía que se había tragado la tierra, observó la cadena que la unía al elfo doméstico, por fortuna era Swing, y no uno de los otros que la trataban peor que escoria, Smart lo hizo como una condición para dejarla salir de vez en cuando del sótano, si lograba desaparecerse, llevaría a Swing consigo y éste la traería directo al sótano, donde después Smart se encargaría de torturarla hasta la locura, seguía preguntándose la razón por la cual no estaba loca aún, la habían torturado hasta el cansancio por medio del Cruciatus, sólo recordaba estar agitada sobre sus rodillas y con el cabello un tanto más largo cuando la locura estaba cerca, tal vez esos poderes ancestrales que Lucius Malfoy le había asegurado que tenía le ayudaba cuando estaba lo suficientemente vulnerable y a punto de perder lo poco que le quedaba, ella misma.

Cerró los ojos para que el viento casi helado le golpeara la cara, hacía dos meses, que no sabía lo que era poder ver la luz solar real, o sentir el viento en la cara de esa manera, el elfo se removió junto a ella cuando una ventisca aún más fría los golpeó, supo que estaba siendo cruel, el pobre Swing no tenía la culpa de nada.

Apareció en el salón, se limpió un poco, odiaba viajar por la red flu pero no tenía otra opción, no sabía cómo estaban las cosas en casa y aunque Blaise le había estado ayudando mientras estaba en Avalón, había estado incomunicado.

Levantó la vista cuando sintió una ventisca, alguien había dejado la ventana abierta y se encargaría de que ese maldito sirviente lo pagara, pero sus pensamientos se detuvieron al ver a alguien parado frente a la ventana abierta, estaba una chica parada, tenía el cabello rojo hasta la espalda baja, se detuvo en sus pasos cuando quedó a un metro de ella, ¿cómo es que le había crecido tanto el cabello en dos meses? La observó completamente, la toalla sucia al igual que sus delgadas piernas, estaba descalza y su furia se incrementó al verla atada al elfo Swing, que por pequeños detalles, como el cabello, las orejas y la estatura, iban vestidos casi igual.

—Amo Malfoy –sonrió Swing, siempre había sentido un afecto hacía Draco y el rubio no sabía por qué, Ginny se tensó al escuchar nombrarlo.

—Hola Swing –murmuró en tono neutral.

La pelirroja se volteó de golpe hasta él, totalmente incrédula, no supo si la mirada era de rabia, de miedo, de gusto por verlo, la cadena desapareció de la muñeca de Ginny cuando se lanzó a los brazos de Draco, que la recibió con un fuerte abrazo, sosteniéndola cerca de él.

—Estás aquí –murmuró para ella misma, como si le costara creerlo.

—Lo estoy –le reconfortó, la alejó de él y acarició la mejilla sucia.

—En serio eres tú –sonrió tímidamente.

—Vaya, Weasley, no sabes distinguirme después de todo –fingió indignación y observó al elfo –prepara el baño Swing.

—Sí, amo Malfoy –sonrió y se desapareció de inmediato.

—A veces no sé distinguir si estoy soñando o realmente está pasando.

—Draco Malfoy siendo parte de los sueños de Ginevra Weasley ¿Quién lo iba a decir? –sonrió arrogante.

—Siempre vas a ser un idiota ¿cierto? –le sonrió un poco.

—No tengo que preguntarte como va todo ¿cierto? ¿Has hecho lo que te pedí que hicieras? –ella asintió.

—No he intentado arrancarle la oreja a nadie ni quebrado otra nariz, si eso es lo que estás preguntando, Draco, he sido una chica buena en la medida que he podido.

La Heredera de Morgana || DrinnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora