CAPÍTULO TRES
La semana transcurrió tranquila para Clarke, su guardaespaldas la había esperado aquel lunes pasado en el estacionamiento de la escuela. A Clarke le resultaba un poco extraña toda aquella situación, siempre había visto a Niylah como la chica de sus sueños, había tenido un enamoramiento con ella desde chica, tanto que su primer beso había sido con la rubia de ojos verdes.
Una tarde, después de regresar de la escuela, Clarke se había encerrado en su habitación, para ese entonces ella estaba siendo custodiada por un hombre que su abuelo había contratado, su cuaderno de dibujos tenía imágenes de sus amigas, sus familiares y del rostro de Niylah, sin contar la mirada que en esos momentos creía que pertenecían a la rubia mayor.
Cuando Niylah la había ido a visitar, ya que su padre trabajaba para el abuelo de la menor, quien tenía unos cinco años menos que la ojiverde, había aprovechado el momento para hacer lo que siempre había soñado. Sin previo aviso, unió sus labios con los de Niylah, y aunque al comienzo el beso había sido torpe de su parte, rápidamente pudo acoplarse a los labios de la ojiverde. El beso lo sintió suave, los labios cálidos y había sentido esas mariposas revoloteando por su estómago, para ella había sido perfecto, mágico para una chica de catorce años, un beso mejor del que había estado soñando años atrás. Semanas después había sido su cumpleaños número quince, y el día más esperado por ella había llegado.
Clarke sabía que todavía seguía siendo virgen, si bien Niylah la había hecho tener orgasmos, no había pasado más de eso. Niylah le había explicado, la mañana siguiente, sus razones de porque no había querido que aquello ocurriera. La mayor no estaba convencida de que Clarke estaba segura que sucediera, a pesar de que la menor se lo había dejado bien en claro, sabía que con el simple beso estaba tomando una mala decisión, dejando que sucediera algo que sus familias jamás aceptarían, sobre todo el abuelo de Clarke, no sólo por la gran diferencia de edad que en esos momentos se notaba demasiado, sino que el hombre creía que su nieta merecía tener una mejor persona a su lado. Pero la razón más importante, era que estaba segura que se terminaría arrepintiendo en cuanto encontrara a la persona adecuada para aquel momento.
Ambas chicas agradecían que, a pesar de lo sucedido, pudieran tener una verdadera amistad, continuar con su relación como lo había sido antes del beso. Para Clarke, no sólo Octavia y Raven eran sus confidentes, Niylah formaba parte de aquel pequeño grupo en el cual Clarke confiaba ciegamente, sabiendo que podía dar su vida por ellas, y ellas por la rubia, sacrificarse la una por la otra.
Niylah la había llevado aquella semana al campo de tiro, para sorpresa de ambas, Clarke era muy buena con el arma. La mayor se había enterado, no sólo de que Lexa también había ido el día anterior a ellas, sino que le había ido bastante bien, pero a Clarke le había ido mejor, y aquello se lo habían dicho varias personas que estuvieron presentes ambos días para comparar los resultados.
-¿Trajiste lo que necesito? –Clarke se encontraba en el sedán, en el asiento del copiloto. Niylah alzó una ceja, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.- Lo siento –Se disculpó Clarke, bajando la mirada a sus dedos entrelazados sobre su regazo.- Estoy nerviosa, es el primer día y...
-Lo sé, tranquila. –Intentó tranquilizarla la mayor, llevando su mano a la rodilla de Clarke, le dio un ligero apretón y luego regresó su mano al volante, un gesto que no resultó incómodo para ninguna de las dos. Clarke le sonrió a medias, agradeciendo aquello.- Lo harás bien, eres la mejor.- Niylah le guiñó un ojo y Clarke le sonrió.- No olvido que todavía me debes uno.
-Prometo que el próximo es para ti.
-Te tomo la palabra.
Unos minutos más tarde, ingresaban al estacionamiento de la Academia, Clarke comenzaba aquel lunes la primera clase de arte, y como los años anteriores, estaba nerviosa, se tomaba muy en serio aquellas clases, no sólo para ganar la beca que se entregaba al mejor alumno para asistir a una Universidad de prestigio, sino porque ella era perfeccionista en sus pinturas, le gustaba que quedaran excelente ante sus ojos.
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Our Lips Are Sealed (Clexa AU)
FanfictionClarke Griffin y Lexa Woods viven en un mundo donde su amor está prohibido. Los Griffin y los Woods son dos familias adineradas y poderosas, ambas dueñas de las dos empresas más importantes en la compra-venta de terrenos, ambas influyentes en la pol...