Una antología de historias cortas salidas de mi cabeza loca que solo quiere paz. Sean verdaderas o no, solo lo define el sentimiento que tu corazón tiene al leerlas.
Portada: @BL00DYPANDA
Para ti puede que sea normal. Para todo un continente es normal. Pero para mí no lo es. No soy el tipo de chica que va soltando besos o cariño a sus amigos o a sus familiares, y no es porque sea mala o no me agrade nadie. Así soy; no acostumbro al contacto físico, y si no fuera por mi padre, diría que tampoco el emocional.
Tú tampoco, pero eres tan extrovertido, simpático y exagerado que podrías hacerlo sin problemas. Corrección, lo haces sin ningún problema. Hablas con cualquiera que quiera hablar contigo, ofreces apoyo y sarcasmo a quién está dispuesto a ofrecerte el suyo, y sobre todo, amas a quien deseas amar. Para mí no es tan simple.
Algo que sí soy, es la típica chica que se preocupa por la cosa más innecesaria. Y tú dices o, mejor dicho, decías haberme querido así. Pero, he de suponer, no fue fácil haber querido a alguien como yo. Alguien como yo, que quiere contacto físico y emocional, mental y psicológico; alguien que requiere amor sin prejuicios y sin ataduras; alguien que te guarda un pedazo de su corazón para toda la eternidad; alguien muy joven para sentir esto.
Quiero decirte, como prueba de ello, que todo este revoltijo innecesario de emociones lo he causado yo, al darte un beso en la mejilla. Tan corto que dudo que realmente te haya besado, pero tan eterno que hasta pude ganar un poco de valentía para voltear la cara y despedirme. No quería preocuparme tanto.
Sólo quiero que me tranquilices y me digas que sentiste lo mismo que yo sentí; un gran fuego, con pocas cenizas y lleno de un amor que muy pocos se atreven a querer o desear.
Pero, aún así, no puedo hacer gran cosa. Sólo fue un pequeño beso en la mejilla, que he deseado volverte a dar, pero no he podido juntar la fuerza para hacerlo.
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