Débil

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El fuerte sobrevive y el débil muere, y la misma naturaleza lo dicta.

Desgraciadamente, siempre he sido el débil. Por más que quisieron hacerme fuerte, mi interior es tan blando, tan sensible y tan ingenuo como el de un bebé. Y desde que nací, me enseñaron que ésta parte de mí es mala, es molesta, es mi peor defecto.

Mientras quiero detenerme a oler las rosas y ser feliz, me insisten en concentrarme en ser mejor que todos, en no dejar que nadie sea superior a mí, en ser invencible. Sé que es muy importante ser alguien, pero sólo quiero ser yo. Para mi desfortuna, solo un grupo me quiere por ser yo. Y ni siquiera es mi familia.

Todos esos que comparten mi sangre me ahogan. Me drenan. Me vacían. Me asfixian.

Todos me empujan. Todos se pelean. Todos insisten en tener la última palabra. Todos me quieren de testigo. Todos me usan  solo para su beneficio. Un barco del cual no puedo escapar.

El mar es negro y frío. Todos nos hundiremos pronto. Si hago algo mal, no sobreviviré. Pero, admitámoslo, ¿alguna vez tuve la oportunidad de hacerlo? Nadie de buen corazón queda aquí. Y los que lo tienen, son asfixiados, justo como yo.

Me abrazo las rodillas mientras veo a todos en el barco señalarme. Yo sé el porqué. El más débil muere, y el fuerte sobrevive. Y yo debo morir. Me resigno a mi destino, como siempre.

Escucho sus comentarios, los mismos de siempre y que nunca han fallado en quitarme las ganas de existir...

"¡Ya va a empezar a llorar!"

"Quién diría que ibas a salir tan idiota de una mujer tan lista"

"Ay ya, deja tus dramas en otro lado"

"¿Y tú qué sabrás de sufrir? Yo, en cambio..."

"¿Por qué no puedes ser como los demás? ¿Qué hicimos mal contigo?



Y siempre estoy tan cerca de hacerlo...



Pero hay algo que me detiene.






Me detiene el hecho de que hay gente a la que le importo.

Amigos míos que me salvan con memes, con palabras, con amor. Amigos a los que apoyo en momentos difíciles y me recuerdan que yo soy un ser que esa amabilidad que mi familia considera una debilidad, no es nada más que una de mis grandes cualidades.

Yo solía preguntarme por qué.

¿Qué tiene de bueno ser sensible?

Un día, un amigo me respondió esta pregunta que tantas veces me había formulado.

"El mundo necesita más gente como tú. Gente que se preocupa por otros, gente que alegra la habitación sin siquiera intentarlo, gente que escucha a los demás y los ayuda, no en busca de sobresalir, sino con la intención de hacerlos sentirse mejor. Brindan ayuda genuina, y lo hacen porque ellos también la buscan.

La gente valiente es aquella a la que han dañado muchas veces, y sigue de pie, con una sonrisa amable y genuina. Y tú eres de esas personas."

Descubrí que esa parte de mí que tanto odié, no era nada más que una virtud. Ser sensible me ayuda a ayudar a los demás, me ayuda a hacerlos felices y me ayuda a contagiarme de la felicidad de otros.

Ser fuerte y directos nos ayuda mucho en el día a día, pero cuando las cosas en tu vida se caen a pedazos y sientes que la gente no te entiende y que tu corazón es débil, ahí estaré yo.

Porque no necesitas palabras cuando callas tu dolor. Solo necesitas una acción que te muestre lo que novelas completas no harían.





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