¿Soy buena para la comedia?

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Basado en hechos reales, narrado desde el punto de vista de alguien que sufre episodios de ansiedad y ataques de pánico "leves".

Yo me senté en las mesas de hasta atrás, como siempre lo había hecho, a cargar mi teléfono. Estaba muy ocupada perdiéndome en la infinidad del internet, de lo gracioso y lo estúpido, lo irreal, lo sarcástico y lo más oscuro que se pueden imaginar.


Nuestro profesor entra. Su notoria obesidad no es muy bien cubierta por su camisa a cuadros azul cielo, ni por sus pantalones extra grandes caqui, y su lunar enorme, ya característico de él, sigue en el mismo lugar de siempre; a la izquierda de la punta de su nariz, casi al borde de su orificio nasal izquierdo, y tengo la ligera sospecha de que esos lentes negros son sostenidos muy bien por ese lunar. Su pelo negro engominado luce impecable hoy, y su mochila se ve más pesada de lo usual.



Ha tenido un día difícil, y se nota. Se sienta un momento, y lo observo suspirar un poco. Está cansado, pero no más que mi cerebro después de tomar su exámen la semana pasada. Toma una silla de la primera fila, donde solo una persona se sienta, y atrapa nuestra atención con palabras educadas y nos agradece nuestra obediencia.



— Escuchen, chicos, hoy haremos una dinámica en el grupo, que a la vez será parte de su calificación en la parte oral de esta materia. ¿Están de acuerdo? — preguntó. Era una clase de Inglés, y en resumen, eso era parte importante de nuestra calificación.




¿Qué tenemos que hacer, profe? — cuestionó una compañera mía. Morena, ojos azules y pelo rizo, con más curvas de las que mi cuerpo poseía. La única curva que tenía mi cuerpo era una que otra en mi pelo y una para mis pechos.



Van a hacer un stand-up de comedia, y lo van a presentar frente a todo el salón. ¿Qué opinan?



La mayoría nos quedamos callados. ¿Presentar algo frente al grupo? No gracias, mientras menos tiempo me miren estos desconocidos, mejor. Dios, ¿por qué de todas las cosas para práctica oral que podía ponernos, se le ocurrió esta? ¿Acaso me quiere ver sufrir y llorar frente a estas personas que conozco desde hace menos de unos meses?



Muchos aceptaron el realizar la actividad, mientras unos cuantos estuvieron en desacuerdo. Yo estaba entre ellos, pero sin decirlo. No quería que se fijaran en mí, en el maldito desastre que realmente soy. Lo sepan o no, sigo siendo un desastre. Y no es algo que uno va presumiendo por la vida a todos.



Al final, después de una votación, se quedó en que la actividad sería realizada, y esas personas que estaban en desacuerdo serían jueces. Vaya suerte para ellos, y qué desfortunio para mí. El profesor nos dió diez minutos para planear lo que diríamos. Teníamos tres opciones para el stand-up: chistes simples y sin sentido (dad jokes en inglés), anécdotas o una actuación. Nos dio la opción de usar internet para inspirarnos, o mejor dicho, de robar chistes en internet.




Todos parecían tener una idea más o menos clara de su show, y yo estaba en una esquina, con música a todo volumen en mis audífonos y un posible ataque de pánico o ansiedad en medio de la clase. Virgencita purísima, sé que soy atea, pero usar tus expresiones cristianas me da bastante risa y un sentido irónico a mis pensamientos. Hace que los disfrute, pero ese no es el punto. Virgencita purísima, ¿qué hago?

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