capitulo 8: Stuttgart-New York-Paliza.

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Lisbeth despertó algo adolorida y confundida. Al principio no tenía la menor idea de dónde se encontraba, pero luego recordó a su tío, una herida, el beso de un inmortal…Estoy en el hospital. Sí, gracias sea lo que sea que me haya herido de esta forma. Pensó Lisbeth mientras acariciaba su mandíbula, que ya no le dolía tanto, extrañamente.

Se dio cuenta de que tenía una enorme gaza en su pecho y gimió al recordar el ardor que sintió en el salón de fiestas. Observó que tenía su dedo índice vendado e hizo una mueca al acordarse de la quemadura que le causó Loki con su piel azulada.

Eso es gracias a Avatar Pensó Lisbeth al no encontrarle la lógica al aparente color que tuvo Loki después de besarla. Pero ya había visto tantas cosas increíbles en él… ¿por qué no sería posible tornarse azul?

— ¿Loki? —susurró Lisbeth girando su cabeza, ansiando ver a su inmortal amante sentado en alguna esquina.

La desilusión la embargó cuando su llamado fue en vano y observó con los ojos abiertos de par en par al bastón dorado con la curiosa gema azul que no dejaba de resplandecer.

—El cetro —masculló. Cuando intentó levantarse, la puerta de la habitación se abrió de golpe y ella se asustó de pies a cabeza. El nervioso doctor dio un brinco y cerró la puerta apenado.

Disculpar me señorita Schäfer. No quise asustarla. Disculpar mi español, entiendo más que hablo.

Lisbeth contuvo una sonrisa burlona y la cambió a una seca.

—Descuide. ¿Cuándo puedo salir de aquí? ¿Dónde está mi tío Heinrich?

—Él se está recuperando con bastante rapidez. Le reconstruimos el ojo pero no poder ver de nuevo allí lamentablemente. Y al parecer la rápida recuperación es defamilie ya que usted no se queda atrás. La encontraron con una seria quemadura en el pesho y hasta hace una hora solo había una nrítida cicatriz. Es incrreíble. Y también tenía unas costillas rotas y la mandíbula salir de su lugar, pero ahora está casi perrfecta.

—Eso significa que puedo verle, ¿no es así? —preguntó obviando las confusiones que tenía por lo mal que hablaba el doctor.

—Sí, creer que puede ir.

Lisbeth asintió y se levantó con un poco de dificultad. Tomó su bolso, donde estaba el cetro y caminó por el pasillo con lentitud, pensando en qué haría con ese extraño objeto. Pero luego entró a la habitación y toda la preocupación por el cetro de Loki desapareció para darle espacio a otra: su tío.

¿Pero que rayos me pasa? Gimió Lisbeth en su mente al sentir una lágrima recorrer su mejilla salvajemente. ¿Dónde está la Lisbeth, o la Asha, que antes sabía dominar sus emociones y jamás cedía a las lágrimas? ¡Maldito seas Loki Laufeyson! ¡Me has vuelto una mocosa llorona!

Lisbeth se sentó malhumorada y llorando por la rabia que le daba el llorar… En fin, su tío se despertó y sin hacer un mínimo sonido la observó con el ojo bueno con cierta nostalgia y Asha no se dio cuenta de que la miraba porque se había cubierto el rostro con las manos, desesperada.

— ¿Asha?

La aludida dio un brinco y observó a su tío con los pelos de punta por el tremendo susto que le propinó.

—Disculpa mi niña, no quise asustarte.

—Descuida tío… ¿Cómo te sientes?

—Me duele mucho la cabeza, la espalda y… bueno mi ojo, o lo que queda de él…

El Misterioso Sr. LaufeysonWhere stories live. Discover now