capitulo 10: Interrogatorio Avengers

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Lisbeth despertó.

Miró a su alrededor confundida porque no sabía dónde estaba. Observó la habitación blanca con espanto: ¡Todo era blanco!

Escuchaba una canción que le encantaba, hacía eco por todo el lugar: Moonlight Sonata de Beethoven.

Pero entonces algo resaltó entre tanta blancura: Un sillón negro y Tony Stark sobre éste.

— ¡Tony! —exclamó con voz ronca.

—Lis —saludó Stark con una sonrisa y asentimiento.

Ella le devolvió la sonrisa y se acomodó en su cama, torciendo el gesto por el dolor en su espalda.

— ¿En dónde estamos, Tony? —preguntó.

—En la base aérea de SHIELD. Te trajimos aquí para curarte.

Lisbeth volvió a fruncir el ceño, pero todo lo sucedido le vino a la cabeza de repente y dio un brinco. Incluso sus palpitaciones aumentaron.

Loki, en quien ella solo pensaba era en Loki.

—Por lo visto ya te acordaste de lo que pasó —suspiró Tony, viéndose las manos mientras jugaba con sus dedos.

—Eso creo —mintió —. Mis recuerdos son algo confusos… ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?

—Seis meses.

— ¡¿SEIS ME…?! —exclamó en un grito. Torció el gesto por el dolor en todo su cuerpo que no le permitió terminar la frase y empezó a alterarse. ¡Dios mío seis meses! ¡Oh Loki! ¿Y si volvió y yo no pude estar despierta para verle e irme con él? ¡Maldición esto no es posible! Pensó la aterrada Asha.

Tony empezó a reírse a carcajadas y ella le fulminó con la mirada, realmente molesta por el gran susto que le dio.

—Lo siento, tenía esa broma pegada a mi lengua desde hace semanas, tenía que decirlo —dijo entre dientes —. En realidad, solo tres meses y medio.

Ella abrió los ojos de par en par. ¡Wow! ¡Mucha diferencia! Replicó en su mente.

—No deberías estar viva. A no ser que seas una inmortal y nunca me lo dijiste.

Ella bajó la mirada y empezó a preocuparse.

—Lisbeth sabes que te quiero —confesó Stark, brindándole una mirada y sonrisa tierna —. Pero estás en un gran lío y no podré ayudarte si mientes. De algún modo u otro sabremos en qué estas involucrada.

Ese sabremos no le gustó ni un poco a Asha.

—No mentiré, Tony. Es que han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que… —suspiró y se sonrojó —… Yo también te quiero.

El aludido se levantó y besó la cabeza vendada de Lisbeth mientras acariciaba con suavidad la mano de ésta.

—Debes descansar, cariño —susurró.

— ¿Cómo está Pepper? —preguntó Lisbeth cuando Tony ya se iba —. ¿Estaba en la ciudad cuando…?

—Ella está bien, no pudo venir porque tuvo que atender unos asuntos en Stark Industries y no, afortunadamente estaba en un Jet camino a Washington.

—Lo siento… —susurró, consternada y recordando ese día, hace unos años atrás.

—Sabes lo que siento por ti, Lis. No te disculpes. Soy yo quien debe lamentarse por debatirse entre dos —Lisbeth asintió una vez —. Y vete acostumbrando a este lugar, porque no saldrás de aquí en un largo rato.

El Misterioso Sr. LaufeysonWhere stories live. Discover now