capitulo 13: Estoy Aquí

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En la silenciosa tranquilidad del Oulanka National Park, en Finlandia, uno de los parques helados más hermosos del planeta Tierra, en la zona donde los humanos no habitan, su paz fue interrumpida por el estruendo de dos seres al chocar contra la nieve, apareciendo de la nada, sin previo aviso.

Lisbeth se quejó de dolor y frío, pero al ver los dientes de su salvador, se petrificó. El animal le gruñó, con la piel erizada y ella cerró los ojos, esperando el mordisco. Sin embargo, lo que escuchó fue un pequeño llanto y sintió un lamido en su rostro.

Al parecer, el lobo se rió, comenzó a lamerla y Lisbeth le sonrió y se rió mientras acariciaba su largo y sedoso pelaje. Fue entonces que se dio cuenta de que el lobo era enorme, fuerte y tenía unos brazaletes dorados en cada pata y un collarín del mismo color, y que sus ojos eran de un intenso esmeralda.

Lisbeth abrió los ojos como un par de platos y el lobo se alejó de ella, acercándose aullando a un pino que estaba a unos 4 metros de su posición. Ella permaneció de rodillas, observándole jadeante, pero en silencio. Luego, el lobo le dio la espalda y se inclinó a algo que Lisbeth no pudo ver.

—Bien hecho, querido. Ahora ve a jugar por ahí mientras yo me quedo con tu apreciada humanita.

El lobo miró a Lisbeth por un instante y luego salió corriendo, desapareciendo entre los pinos con rapidez. Un hombre de cabello largo, rebelde y de traje extraño salió a su encuentro.

Asha contuvo el aliento y unas lágrimas acariciaron sus mejillas sin compasión.

—No llores más. Estoy aquí —dijo Loki, mirándola con tristeza, pero luego sonrió para darle ánimos.

—Sí, lo estás —sollozó Lis, secándose las lágrimas.

Se levantó del suelo, sujetando el cetro a duras penas. Le observó con el ceño fruncido y Loki le sonrió.

—Has cambiado —murmuró.

—Lo sé. Tú no te quedas atrás —observó Loki, señalándola con su cetro.

— ¿Por qué no me abrazas? —gimió Lisbeth.

—Quiero darte un momento es que… quizás si corro hacia ti te asustarás y… —pero Lisbeth le interrumpió al abrazarle fuertemente y al llorar en su pecho —. ¡Vaya que estás fuerte!

— ¡Ay Loki! Pensé que no te vería de nuevo.

—Igual yo querida. No había un día en el que no pensara en ti.

—Tantos meses sin poder hablar de ti, sin escuchar noticias sobre ti. Esa fue la peor tortura. El que me hayas salvado solo reafirma que mi libertad eres tú —dijo Lis, acariciando la mano de Loki.

—Lo único que me ha mantenido en pie todo este tiempo ha sido la esperanza de tenerte en mis brazos de nuevo. Porque después de estar en esa pocilga, donde lo único que me iluminaba era una luz blanca, casi cegadora, y lo que me calentaba era una simple chimenea que estaba afuera de la celda de vidrio, donde apenas podía respirar de tanto encierro… Nada de eso podía hacerme más daño que el alejarme de ti, de no poder ver el brillo en tus ojos, de no escuchar tus latidos, de no apreciar tu sonrisa…

—Oh Dios, te amo —sollozó Lis, aferrándose más a Loki.

—Y yo a ti —susurró besando su cabeza. La alejó un poco de él y colocó sus manos en el rostro de Lis, para examinarla —. ¿Qué te han hecho hermosa criatura? —suspiró, mirando sus muñecas.

—Un infierno.

—Ya lo creo —siseó. Besó sus muñecas, su cuello, su barbilla, justo debajo de la oreja, su frente y sus labios

El Misterioso Sr. LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora