Síndrome de Estocolmo [Yoonmin] (EDITANDO)

Capítulo 18

Jimin POV

Sentí como mi sangre se helaba.

"Esto no puede estar pasando"

Un fuerte jalón me regresó a la realidad, la señora me había tomado de la mano y me estaba halando hasta detrás de la barra.

-Rápido mi niño, no tenemos tiempo —Me soltó y movió unas cajas dejándome un espacio para poder esconderme, entré rápidamente en el hueco y la señora regresó las cajas a su lugar, cubriéndome.

Justo en ese momento escuché la puerta abrirse.

-¿¡Dónde está!? —Exigió saber Yoongi.

-¿Disculpe? No se a que se refiere —La voz de la señora era tranquila- Oh, joven... Está lastimado.

-¡No se haga la tonta! —Noté que por un pequeño hueco podía ver los pies de la señora- Más le vale decirme donde está él.

-No se quién es "él".

Todo se quedó en silencio por un momento, luego un sonido estridente sobre mi, casi me hizo gritar.

Yoongi había saltado la barra.

-No juegue conmigo —Se paró frente a ella- Estoy esperando que comience a hablar.

-Te repito, no se quien es ni donde está ese tal Jimin.

Se escuchó un golpe y vi a la señora caer de espaldas al suelo, Yoongi se posó sobre ella y comenzó a ahorcarla.

La adrenalina nuevamente comenzó a correr por mis venas.

"Tengo que ayudarla"

-No... No, por favor —Jadeó la señora.

Entonces me detuve en seco.

No se lo decía a Yoongi, me lo decía a mi.

Sentí como mis ojos se llenaban de lagrimas y tuve que morderme la lengua para no sollozar.

Esta señora que acababa de conocer estaba dispuesta a dar su vida con tal de ayudarme. Y yo no podía hacer nada para ayudarla.

Justo cuando creí que la señora quedaría inconsciente, Yoongi dejó de presionar su garganta.

-¿Y bien? —Preguntó Yoongi en voz baja.

-Ya te dije —La señora estaba jadeando- No he visto a quien buscas.

Yoongi se levantó y escuché sus pasos alejándose.

-Espero que así sea —Escuché la puerta del comedero abrirse- Regresaré mañana, por si llega a verlo.

Nuevamente el silencio inundó el lugar.

-Puedes salir...

Empujé las cajas y salí de debajo de la barra.

-Gracias —Ni siquiera me atrevía a ver a la señora a la cara- A penas me conoce y arriesgó su vida por mi.

-No es nada mi niño —Acarició mi brazo- ¿Sabes? Me recuerdas a mi hijo.

-¿Qué le pasó? —Levanté mi mirada hacia la señora.

-Lo asesinaron —Noté que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por no llorar- Y no quiero que pase lo mismo contigo, es por eso que te estoy ayudando.

-Nuevamente, gracias... —Susurré- Ahora tengo que irme, antes de que hayan más problemas por mi culpa.

-Yo se como puedes irte... El repartidor me debe una —Explicó- No tardará mucho en llegar, puedes irte en su camión, el te llevará a Seúl.