Capitulo 8: Llorarás, sufrirás, pero los astros seguirán su curso.

189K 16.1K 73.7K
                                    

"...Puedes llorar, puedes gritar, puedes arrodillarte pidiendo por piedad, sin embargo el resto del mundo no te oíra, todo seguirá igual. Depende de tí cambiar las cosas. Solo de tí..."

Viernes 4:00 a.m

Harry despertó bruscamente con un fuerte dolor en su cabeza. Su garganta estaba inflamada y rasposa, y el piyama azul claro bañado en sudor. Supuso que otra de las fastidiosas enfermedades había entrado a su cuerpo. Se sentía débil como para pararse e ir a buscar sus medicamentos al pequeño baño por lo que decidió llamar a su madre.

-¡Mamá!- Vociferó a todo pulmón, su voz sonaba áspera y rasposa, más de lo común y un dolor punzante vino luego del grito. Harry trató de tragar un poco de saliva para alivianar su dolor, pero no se fue. Seguía punzante allí.

Anne apareció a los segundos en el cuarto, vistiendo una bata violeta claro cubriendo su cuerpo del frío y su rostro oculto en crema anti- arrugas. Al ver el estado en que se encontraban las prendas de su hijo, colocó una mano en su lechosa frente para tomar su temperatura.

-Dios santo Harry, estás volando en fiebre.-Espetó mientras se dirigía ágilmente al pequeño baño situado en el cuarto del ojiverde y regresaba con los medicamentos de los cuales le hizo tomar cuatro dosis.

-Llenaré la bañera con agua fría para bajar tu temperatura.-

Harry solo se limitó a asentir. Observó detenidamente cada movimiento que daba su madre. El rostro de Anne estaba sumido en una notable preocupación y la culpa se coló en el cuerpo del rizado a medida que observaba a la cansada mujer que lo había traído al mundo.

Durante esos dieciséis años, Anne se había dedicado fielmente a cuidar a su enfermo hijo. Siempre parecía agotada y el rizado poco a poco la empezaba a comprender. Tener que trabajar duro todos los días para poder cuidar de un hijo que estaba casi siempre enfermo era algo muy duro, y él lo comprendió. De pronto ya no sintió tanto rencor hacia ella, se puso en su lugar y la entendía, todos esos años los había dedicado exclusivamente a él sin darse algún momento o respiro para ella. Comprendía el porqué de sus acciones cuando él era más pequeño.

Harry bajó su vista lentamente y mordió con fuerza su labio inferior, que sin darse cuenta comenzó a sangrar a los instantes.

-Harry, no hagas eso cariño, te estás lastimando. La bañera está llena, puedes entrar.-

Anne habló con cariño mezclado con el cansancio en su voz.

Harry asintió suavemente y se movió a paso lento hacía el cuarto de baño. Anne se quedó en el cuarto cambiando las sábanas empapadas en sudor y le habló desde allí.

-Creo que es mejor que hoy tampoco vayas a clases cariño, cuando amanezca llamaré a tu rectora avisándole de tu estado.-

Harry no contestó. No tenía fuerza, ni voz para hacerlo. Quería decirle que iba a ir de todos modos, tenía que disculparse con Niall por lo de la noche anterior, se había comportado muy mal con él. Pero sabía que su madre se negaría de todos modos, así que decidió que era en vano contrariarla.

Luego de un rápido baño, se colocó una cómoda camisa blanca de algodón, y otro par de pantalones piyamas color gris. Salió lentamente del baño y su madre ya no estaba en el cuarto, pero una pequeña bandeja con una taza de té reposaba sobre la cama.

Harry tomó a "Mordiscos" y se escabulló nuevamente en el blando colchón soltando un pesado suspiro. Eran apenas las 4:30 y aún no amanecía en la pequeña Holmes Chapel. La ciudad estaba a oscuras, iluminada solamente por unas cuantas estrellas y la luz lunar. Harry sonrió ligeramente al notar que no había señales de tormentosas nubes por ninguna parte, hoy sería un estupendo día soleado.

Our Star. {Larry Stylinson} TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora