38. Finales felices.

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John Legend-Love me now

Perderme de nuevo entre sus brazos y disfrutar de la plenitud que solo estar con ella me brindaba, fue mágico. Seguía siendo tan mía como era suyo. Mi chica incorrecta que resulto ser lo más correcto y honesto que me sucedió, lo que la vida puso en mi camino como el mejor regalo, mi luz. Aún la observaba con incredulidad, me costaba creer que realmente estaba aquí, a pesar de que las últimas horas nos perdimos el uno en el otro, con ansiedad y pasión... fueron los tres años más largos de mi vida.

Relatarle mi vida en ese tiempo, fue duro, pues percibí con mayor claridad su ausencia, la falta que me hizo todo este tiempo. Sentí la soledad en la que vivía, a pesar de tener gente que me quería alrededor, pero sin ella nada me llenaba, nada me sabía. Llevaba solo horas conmigo de nuevo y era como si todo tuviera color; mi departamento y mi vida estaban llenos de luz, como nunca.

Mi corazón latía con fuerza pues sabía que esta vez sería para siempre.

Saber de su vida me hundió. Soledad, fue lo que ella vivió y me sentí miserable, culpable aunque sé que era lo último que ella quería. Yo tenía a mi familia, a mis amigos para superar su partida pero mi chiquilla enfrento su nueva realidad sola, lo perdió todo de la noche a la mañana. Estaba asombrado y orgulloso de ella, por lo fuerte que era, por la valentía con la enfrentó su destino y los demonios que la atormentaban. Salió adelante, no sé dejó vencer y eso era de admirarse. Lo que hizo por mi familia nunca se lo terminaré de agradecer, dio todo por mí, como lo ha hecho desde que nos conocimos. Nuestra relación ilegal le hizo pagar un precio muy alto.

Y a pesar de eso, la tenía aquí. Sonriéndome y mirándome con adoración. Era la viva imagen de la perfección.

—Me encantaría quedarme aquí y seguir mirándote pero amor, las princesas nos esperan. Muero por verlas de nuevo—dice con diversión y limpiándose las lágrimas que había derramado momentos antes.

Sus palabras me regresaron a la realidad, debíamos reunirnos con mi familia de nuevo en el hospital.

—Tienes razón... total, tiempo es lo que nos sobra para seguir poniéndonos al corriente y recuperar algo de estos tres años—murmuré.

—Así es... además, tenemos que tomar decisiones. Unir nuestras vidas...—frunció el ceño con agobio, pues ambos sabíamos que eso no sería fácil, aún había mucho que resolver.

—De la única forma que quiero que nuestras vidas se unan, es en matrimonio—declaré. No sabía de donde había salido eso pero nunca había estado más seguro en mi vida.

Soltó un jadeo de asombro, mirándome con los ojos cristalizados nuevamente.

—¿Me estás...?—Comenzó pero las palabras se le atoraron en la garganta.

—Sí, quiero que seas mi esposa lo antes posible, ¿Qué dices? —No era la propuesta más romántica, ni la que ella se merecía pero necesitaba saber que también quería unirse a mí para siempre.

—¿Qué, qué digo? ¿Estás de broma? Digo que sí, una y mil veces si...—se lanza a mis brazos, buscando mis labios de la misma forma que los míos buscan los suyos, presos de la emoción que nos embargaba.

Así sea en Las Vegas, pero en menos de un mes, sería mi esposa. Era una promesa.

***

Después de ese dulce momento, nos dirigimos al hospital. Mis padres seguramente ya estaban allí, moría porque la vieran. Ella estaba nerviosa, pues no sabía cómo la recibirían, cosa que no entendía, mis padres la adoraban.

Chica Incorrecta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora