3. Will

1.7K 218 299
                                    


En el árbol de mi pecho
hay un pájaro encarnado.
Cuando te veo se asusta,
aletea, lanza saltos.

Gloria Fuentes

—Vino de Venecia, Italia —me comunica la voz de Andrea por los parlantes de mi Ferrari—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Vino de Venecia, Italia —me comunica la voz de Andrea por los parlantes de mi Ferrari—. Diecisiete años apenas cumplidos hace un mes. Recórcholis, Will, es solo un nene. ¿Qué tienes en mente?

—Tú concéntrate en darme datos —musito mientras rebaso a un Mustang en una curva abierta.

—Reside en la habitación 218-3 del ala norte del campus, su número de teléfono es 098714800, lo puedes encontrar en Facebook como Nico di Angelo, en Instagram es @livinghost, en Snapchat...

—¡Espera! —exclamo, por poco presionando la bocina con el golpe que le di al volante—. Vas demasiado rápido. Solo necesito su número de teléfono y su número de habitación, por favor. Pausadamente, para que pueda grabármelos.

Andrea me repite los datos de forma juguetona. No necesité que me los repitiera una tercera vez para recitárselos a la perfección.

—¿Sabes, querido amigo? Lo sabía.

—¿Qué cosa?

—La razón por la que no aceptas a ninguna mujer en tu vida. Era predecible.

Pues no lo es para mí. Disminuyo la velocidad y le frunzo el ceño al panel con pantalla táctil del carro. Andrea me está sacando la lengua a través de su foto de reconocimiento. En ella tiene el corto cabello oscuro desordenado por el viento y ropa de frío, pues se la tomó en La mitad del mundo, por delante del monumento principal.

—¿De qué estás hablando? —exijo saber.

—Eres del otro equipo, genio. —Andrea suelta una carcajada—. Te atrae uno de tus alumnos.

—Eso es una estupidez —me defiendo.

—¿Ah sí? Entonces, ¿por qué tan interesado en acosar a Nico di Angelo virtualmente?

—Porque... —por un terrible momento, me quedo sin palabras— es el seguimiento común que hago con todos mis estudiantes.

—¿Sí? —El tono de Andrea me recuerda que soy pésimo para inventar mentiras—. Qué raro porque es la primera vez que me lo pides.

—Normalmente les pido los datos en clase

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Normalmente les pido los datos en clase. Nico es un chico aversivo. Siempre es el primero en retirarse y el último en llegar.

—Es la primera vez que te orientas tan bien con los patrones de comportamiento de alguno de tus estudiantes —Andrea canturrea, cada vez la soporto menos—. Admítelo ya, estás teniendo tu primer flechazo. Eso es tan tierno y a la vez tan subnormal.

Ella está comenzando a colmar mi paciencia. Y eso que de esa tengo mucha. No aporto nada porque necesito concentración para parquearme en el garage de mi mansión.

Seiscientos metros cuadrados de terreno negociados en un momento de conveniencia. Tres años de construcción que mis ojos evaluaron sin perderse un desperfecto. Aproximadamente el gasto que había estipulado a través de la recopilación necesaria de datos y las correctas operaciones matemáticas. Los resultados fueron completamente satisfactorios.

Está ubicada en un peñasco, cerca de la playa. Me suelo levantar en la mañana para sentir la brisa del mar en mi rostro y llenarme las fosas nasales del olor salino de las aguas mezclado con el aroma del café pasado, que es lo primero que hago para comenzar mi día. Difícilmente habría encontrado un mejor hogar. La mansión queda lejos de la universidad, pero nada que mi Ferrari al límite de velocidad —y quizá en algunas ocasiones a más del límite de velocidad— no pueda solucionar.

—Y lo haces con razón —mi mejor amiga continúa metiendo cizaña—, el nene está como para comérselo entero. ¿Te fijaste en su trasero? Mmm, es increíble que tenga uno así con su delgadez. Debe ejercitarse a menudo. Me pregunto qué habrá detrás de...

—Andrea —siseo con los dientes apretados. Repentinamente me hacía una imagen mental donde la ahorcaba—, cállate.

—Sí, bueno, me odiarás de todas formas. Tu crush te espera en casa. —Dicho esto, me cuelga. Apago el Ferrari con un nudo en las tripas.

—Demonios —mascullo para mí.

—Demonios —mascullo para mí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Enséñame algo másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora