Despertar.

69 0 0
                                    

Hoy me he levantado con un verdadero dolor de cabeza, no por nada en especial, sino porque Copito había vuelto a subirse a mi estantería color café y a tirarme el disco de Britney a la cabeza mientras dormía; siempre recalcando mis fallos...

Lo que no entendía bien es qué hacía Copito ahí. Siempre que se sube a la estantería, es porque tiene miedo a estar en suelo.

-''¿Qué pasa, Misifusi?''. -le pregunté cariñosamente.

-Déjate de Misifusis ni Musifasas y ponte a recoger tus cosas, anda. -dijo una voz mandona que venía del pasillo.

Por un momento pensé que podría ser un fantasma que venía a hacerme un viaje de estos que salen en las pelis, ya que había sido un sonido del que procedencia no sabía al que acompañaba una voz ronca, pero no, era mi madre: Susy. Escuchaba ruidos de maletas; no entendía nada ''¿nos vamos de vacaciones? Pero, ¿y el instituto? (Bueno me vendría bastante bien irme unos diítas, que mañana tengo examen con la Magnolia...)'' eran algunas de las constantes cuestiones que me venían a la mente.

-Paquito, nos vamos a Eslovenia.

-¿A Eslovenia? (¿Eso no está por el norte de Inglaterra...?)

-Sí, a Eslovenia. Han abierto un nuevo mercadona y me han seleccionado para trabajar allí. -dijo orgullosa.

-¿Qué? Pero, entonces... ¿nos mudamos? ¿hoy? ¿ya mismo? -respondí angustiado.

-Sí, hoy, ya mismo.

No podía creérmelo. Estaba a punto de dejar mi país, mi España tierra querida, mi tierra. Llamé a Eva angustiado. Como de costumbre, estaba durmiendo por lo que no me lo cogió hasta la llamada nº 56.

-Pero Krovi... Este año nos íbamos de gira por Murcia, no puedes irte. -Dijo algo enfadada.

-Eva, no es mi culpa, de veras. No me había enterado hasta hace unos minutos.

-Ni tampoco la mía que la discográfica nos vaya a mandar a la mierda. -Se quejó antes de colgar.

Estaba siendo un día de mierda. Me iba a un país que ni conocía y mi meja se enfadaba conmigo. ¿Qué iba a ser de Krema?

Horas más tarde ya estábamos en el coche dirección al aeropuerto. Una vez más mi padre había quitado mi disco favorito de Crystal Castles para poner el de El Barrio.

-Y NO FUIMOOO PA MADRIIIIIIIIII Y SIN REMORDIIIIMIEENNNNNTOOOO -cantaba mi padre.

Pensaba 'Más bien nos vamos pa' Eslovenia y sin gana alguna'

-COMO UN DESEO INFARTII BUCAME UNA PENSIÓNG PA COMERNO A BESOOOOOO -seguía cantando.

Mi padre se dio cuenta de mi notable cara de asco, a lo que con su cerrado acento extremeño respondió:

-Ihooo ke lo ke pasaa alegra esa kara conxoooo

No contesté, miré hacia otro lado.

-¿No ehtará tu trihte xk no ba a ber + a la Eva noo?

-Papá, soy más maricón que Aless Gibaja y Boris juntos, entre Eva y yo no hay nada.

-Mecagondioóo iho ia berá tu como conose a una wena esloveniana ke te ponga la pixa contentaa

Después de unas cuantas canciones de El Barrio y de 8 capítulos de Patrulla Canina, llegamos al aeropuerto. Nuestro avión salía en breves (a las 12:00 exactamente) para dar pie a un viaje de de 6 malditas horas. Eso son, haciendo cálculos... 150 capítulos de Patrulla Canina. Socorro.

Durante el viaje mis ojos se fijaron en otros. Eran unos de color azul, azul verdoso exactamente. Bajando un poco la mirada, paré ésta en sus labios, unos de color rosado de los que al mismo tiempo que se movían, salía un irreconocible acento canario que me recordaba nada más y nada menos que a... Mierda, Janet. ¿Pero no estaba en Andorra? ¿Qué hacía ahí, en un avión dirección Eslovenia? ¿Qué es lo que se le había perdido en la jodida Eslovenia? Estaba seguro de que no tramaba nada bueno, es más, nunca había estado tan seguro de algo.

-Xikillo deha de mira a la xiki ke la ba a borra eso ojo tan bonico ke tieneeee -Dice mi padre entre risas, lo que hizo que Janet girara la mirada hacia nosotros.

-Mierda. -pensé en alto. No dijo nada, pero pronto empecé a escuchar como cuchicheaba dejando escapar alguna que otra risa con la que supongo que sería su madre.

Decidí dejar de darle vueltas al tema y echarme una siesta, la cual fue interrumpida por los gritos de mi hermana; habíamos aterrizado.

Amores que miran, amores que duran.Where stories live. Discover now