"Los secretos del indubitable Thranduil"

Capítulo 3.

Mi señor siempre fue un Rey entregado al bosque y a los viñedos de uvas, cada mañana se levantaba mucho antes de que el sol nos regalara su primer rayo de luz, no conozco a nadie que tenga tantas responsabilidades como él, en ocasiones parece que toma decisiones extremas o erróneas pero cada una de ellas es para el bien del reino sin importar ser absorbido enteramente  por el y aun así tener energía suficiente para la crianza del príncipe Legolas.

Durante todo el día Thranduil parecía muy animado, lo que es inusual en él, dada la situación del día anterior esa no es la aptitud que mi señor debería tener, claro que ayer por la noche a Eodwen y a mi nos sermoneó hasta el amanecer dejando muy en claro nuestra posición jerárquica sugiriéndome cumplir únicamente mis deberes como consejero  y en cuanto a Eodwen, le fue encomendada una expedición a las profundidades del bosque. No se que habrá pasado entre él y Sir Elrond pero parece haber ganado en lo que sea que haya echo, esta mañana mientras Elrond desayunaba con Legolas al Rey de Imaladris se le veía tranquilo como de costumbre y más tarde cuando Thranduil y Elrond coincidieron en un pasillo mi señor no estallo contra él pero cuando Elrond hizo una señal de saludo con una ligera inclinación de cabeza Thranduil no le correspondió y  arrogante continuo caminando.

El resto del día marcho con normalidad, mi señor  como cotidianamente estuvo sentado en su trono mientras atendía las necesidades y preocupaciones de sus súbditos, a su vez  recibía reportes de sus tropas que se encontraban exterminando todo aquello que obscurecía la floresta.  Legolas paso en su totalidad del tiempo con su tío Elrond, el cual llevo a los lugares que prometió, se les vía felices y llenos de gozo aunque de vez en vez el pequeño príncipe se distraía observando en dirección a su padre.

Tras el paso de las horas Thranduil finalizaba una tarea para comenzar con la otra  aprovechando los intermedios para tomar una copa de vino.

_Mi señor, ya es la hora de la siesta del príncipe Legolas, ¿Por qué no va a saludarlo antes de que duerma?... no lo a visto desde la mañana y tampoco desayuno ni comió con él.

_He estado muy ocupado Barag, lo sabes muy bien... ya envíe a alguien a que le mande mis saludos, además esta con su niñera y seguramente también estará "Elrond."

_Si así lo prefiere, mi señor, solo asegúrese de cenar con su hijo y a pasar a darle las buenas noches, el príncipe Legolas estuvo preguntando mucho por usted, cree que aun esta molesto con él.

_Lo tomare en cuenta, Borag, y si... aun estoy molesto, ¡muy molesto!, así que ya deja de presionar con que vaya a verle.

Thranduil estaba sentado detrás de su escritorio  inspeccionando  algunos pergaminos y revisando su correspondencia, la actividad menos agradable durante el día, nunca duda en tomar cualquier oportunidad para posponer el papeleo e irse, todo indica que lo hace para evitar a Sir Elrond tampoco lo cuestiono pero me da la sensación de que huye y no estoy muy seguro del por qué, prefiero mantenerme al margen y no indagar por el momento, menos ahora cuando aun esta disgustado conmigo y quizás me lo merezca pero lo de la visita a la tumba de Elros fue un buen paso para que mi señor enfrente sus fantasmas .

[...]

Después de darle indicaciones a los soldados de guardia se fue directo a su recámara en donde le esperaba una bañera con agua aromatizada con plantas locales, le gustaba tomarse la molestia de desnudarse sin ayuda de la servidumbre y disfrutar de su intimidad. El agua estaba caliente, lo suficiente como para relajarse sin resecar su piel, pasaba tanto tiempo en la tina que el agua llegaba a enfriarse, eso le desconectaba del mundo y volvía sus ideas más claras, nadie estaba autorizado para molestarle por ninguna circunstancia. Yo estaba en la habitación de adjunto con la vista cansada después de una prolongada lectura cuando oí que alguien golpeaba la puerta de Thranduil con desesperados toquidos, salí rápidamente, sabía de quien se trataba.