CAPITULO 26

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—¡Oh, no! —Protestó.
—¡Oh, sí! —Me mantuve firme en mi propósito—. Te voy a llevar a que te hagan radiografías. Le prometí a la doctora que lo haría. Si alguna vez me la encuentro por ahí y descubre que no cumplí mi promesa, me linchara.
—Exageras Lauren, no creo que sea tan mala —dijo, con la intención de hacerme cambiar de idea.

Sin embargo, yo quería tener pruebas de que estaba bien. El hecho de que el día anterior se hubiera desmayado me preocupaba mucho.
—Pues sí, es muy mala. Tú no tuviste oportunidad de hablar con ella, pero yo sí. —No le quedó más remedio que darme la razón.
—Sí, eso es verdad —suspiró, resignada—. Me parece que no tengo nada que hacer con ustedes dos. ¿Cuándo vamos?
—En cuanto hayamos desayunado — contesté, enérgicamente. No quería darle la oportunidad de pensárselo mejor.

Horas después Cuando la recogí en la consulta del doctor, me dio el diagnóstico médico: —Todo está bien. Se supone que tengo que tomarme las cosas con calma durante una semana. ¿Estás satisfecha?
—Sí —dije—, eso es todo lo que quería saber —la miré—. ¿No te han preguntado nada más?
—Nada especial —se encogió distraídamente de hombros—. Siempre se tragan la historia de la escalera.
"Dios mío", pensé. ¿Cuántas veces había pasado ya por aquella experiencia? ¿Cuántas veces esa persona la había agredido? De repente, tuve la sensación de que me había pasado la vida entera en una caja de cristal que me protegía del lado sórdido del mundo.

Había muchas cosas que daba por sentadas la consideración hacia los demás, por ejemplo, y el respeto mutuo hacia la idea de que las personas no deberían hacerse daño unas a otras intencionadamente, o de que todo el mundo tenía derecho a la autoestima.

No le pregunté nada más. Me hacía feliz que estuviera bien de salud y ahora ¿qué haremos estos días que nos resta en París? Lo mejor era que me asegurara de que aquel viaje le resultara lo más agradable y placentero posible.
—¿Qué quieres de premio por haber sido tan valiente? —bromeé.
—¿Puedo elegir? —Dijo, haciendo un gesto arrugando su nariz— Vaya, eso es nuevo.
No lo pude evitar, tenía días reprimiéndome frente a ella así que la abracé con fuerza, le pasé un brazo alrededor de su cintura, la atraje hacia mí y la besé delicadamente en los labios.
—Claro que puedes elegir —dije, con ternura—. Lo que tú quieras, amor.
Se quedó demasiado sorprendida como para poder reaccionar de inmediato. el beso y la palabra

"amor" habían sido una sorpresa para ella, ya que la había dejado de usar desde que...terminamos
—Pensaba que ya no me querías —dijo triste bajando la mirada.
—Bueno —dije decidida a sincerarme —el hecho de que ya no estemos juntas no quiere decir que haya dejado de amarte Camz y creo que nunca lo haré —La miré con todo el amor que pude reflejar en la mirada, y me arrodille frente a ella —.Camila por favor Perdóname por todas esas cosas horribles que te dije, y por cómo te trate aquel día —le dije con los ojos acuosos— tu no lo merecías fui una gran idiota lo sé, estaba celosa, enfadada, dolida , todo eso me cegó y no pensé bien lo que estaba diciendo y Si te molesta, que te haya besado , te entiendo no lo haré más, pero necesito que me perdones porque en realidad quisiera nunca haberte dicho todo eso y tratarte tan mal.

Me observó con una expresión indescifrable. Después se inclinó hacia mí y me besó fugazmente, yo me levante y la mire a los ojos.

—Me dolieron todas esas palabras que me dijiste aquel día Lauren, no tienes idea como me sentí después que te marchaste, —dijo con un evidente dolor en sus palabras — pero te perdono, porque cuando se ama de verdad como yo te amo a ti, se perdona todo y No me molesta. Que me hayas besado —Se le iluminó el rostro— sé que es muy pronto para que volvamos a tener "una relación estable" pero quiero que sepas que yo también te amo y mucho, nunca ame a nadie como te amo a ti, eso no lo pongas en duda, jamás.
—Gracias por perdonarme — le susurre mientras le di un abrazo ella sonrió ,me tomó delicadamente de un brazo y caminamos un rato así.
—Bueno —volví a preguntarle—, entonces, ¿qué quieres?
—No lo sé —dijo, al mismo tiempo que se detenía—. No quiero cometer el mismo error que cometí ayer.
—No fue un error —le dije en tono cariñoso—. Ver a todas aquellas personas te hizo mucho bien.
—Sí —admitió—, pero fue demasiado agotador. Hoy no quiero ver a nadie. —Me pregunté si eso también me incluía a mí. La observé con un gesto interrogante.
—¿Quieres quedarte en el apartamento?
—No —dijo, mientras negaba con la cabeza—, eso tampoco.
No sabía qué otras alternativas estaba pesando, así que me limité a quedarme allí y esperar su respuesta.
—¿Te gusta el campo? —me preguntó de repente.
—Depende —contesté, un tanto dudosa. Era una descripción demasiado vaga.
—Me gustaría ir en auto por ahí. No muy lejos —me miró con una expresión de incertidumbre—. Si quieres.
—Si tú quieres. —Puse énfasis en mi respuesta—. No conozco los alrededores de París, sólo he estado en la ciudad. —Le Sonreí de forma incitante—. ¿Te gustaría mostrarme los rincones más bonitos del paisaje?
Fue en ese momento cuando comprendí lo importante que era este viaje para ella.
—Sí, me encantaría lolo. —Su rostro resplandeció.

Mi Reina De La Noche CamrenWhere stories live. Discover now