Alguien nuevo en el vecindario

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En una hermosa mañana, una mujer de ojos perla se encontraba en la habitación de su hija, tratando de despertarla.

-Hinata-

-Ne~ Hinata, despierta- volvió a insistir.

-¿Que sucede, okaasan?- decía la pequeña, que recién acababa de despertar.

-Lamento haberte despertado hija- decía con una sonrisa -es solo que tenemos nuevos vecinos y me gustaría que me acompañarás a darles una cálida bienvenida-

La pequeña trataba de procesar la información, no decía nada, solo se tallaba sus ojos.

-¿Que dices?- pregunto la mujer.

-Si, kaasan- respondió.

La madre procedió a salir de la habitación, pues ya había cumplido su objetivo; por otro lado, la pequeña Hinata se arreglaba.

Ya a bajo, se podía observar a ambos padres de la pequeña Hinata conversando, ya que la mujer convencía a su esposo de ojos de igual color, a recibir a sus nuevos vecino.

-¡Vamos Hiashi!- decía con voz chillóna.

-No, Hana!- respondía este.

-Son nuevos y no conocen a nadie- suplicaba -si ven que nosotros los tratamos bien, seguro seremos buenos amigos-

-Eso se hace con el tiempo- decía Hiashi tratando de evadir a su esposa.

-¡Vamos, por favor!- puso una cara de suplica.

-Bien, vamos, pero solo un rato-

La mujer sonrió, sabia que esa cara nunca fallaba.

-Vamos Hinata- dijo Hana, llamándola.

Los tres salieron de la casa después de haberse puesto un abrigo ya que hacia un poco de frío por la época en que se encontraban, se dirigieron a la que estaba a lado, ya que ahí es donde se mudarían.

En todo el jardín habían cajas, muebles, he incluso una vieja estatua, que aterro a la pequeña Hinata.

-¡Hola! Perdón por la intromisión-  decía Hana, para ver quien los atendía.

-¡Buenos días!- llamo esta vez Hiashi.

-¡Ya voy!- grito una voz desde adentro de la casa.

-Disculpe las molestias- dijo la mujer.

-No es ninguna molestia recibir a una mujer tan...- decía el hombre analizando a la bella dama delante de el.

-¿Tan, que?- decía Hiashi un poco molesto, ya que se trataba de su esposa.

-Oh, nada- trato de evadir al hombre -pero donde están mis modales, ¡Naruto ven, tenemos visitas- llamo el viejo.

Un joven de cabello rubio, ojos azules y unas marcas en las mejillas tan particulares se acerco hacia donde todos se encontraban.

-Yo soy Jiraiya- dijo presentándose el viejo.

-Y yo soy ¡Naruto Uzumaki!- dijo el joven, finalizando con una hermosa sonrisa, la cual hizo a la pequeña sonrojarse.

-Yo soy Hiashi Hyuga- se presentaba -ella es mi esposa Hana y nuestra hija Hinata; un placer conocerlos- finalizo Hiashi.

-Te falto presentar a alguien, querido- dijo reprochando.

-Cierto, ella es Hanabi- dijo el hombre acariciando dulcemente la panza de su esposa.

-Un gusto- sonrió Jiraiya.

-Espero que nos llevemos bien- dijo Hana - se agacho a la altura de Naruto para hablarle -cuida de Hinata, se que serán buenos amigos-

-Claro, dattebayo- respondió Naruto.

Después de una presentación amistosa, la familia Hyuga regresaría a su casa, pero no antes de hacer a lo que iban en un principio.

-Oh, se me olvidaba- decía Hana -bienvenidos al vecindario- sonrió ampliamente.

-Gracias- contesto Jiraiya.

-Si necesitan algo, no duden pedirlo- aviso Hiashi.

-Claro- volvió a responder -Nos vemos-

-¡Nos vemos Hinata!- menciono Naruto.

-N-nos vemos N-naruto-kun- hablo por fin Hinata con un sonrojo evidente.

Continuará...

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