Good Behavior

Prólogo

— ¡Abran la reja! —gritó el oficial.

Observó al oficial que desde el panel cerca de la puerta hizo lo que le indicaron, hizo una leve mueca y desvió la mirada comenzando a caminar sin ganas hasta donde le devolverían sus pertenencias.

—Un celular, un paquete de chicles, una cajetilla de cigarros, un zippo y un juego de llaves —enlisto el oficial, mostrándole las cosas para luego pasarle el portapapeles para que firmara el recibo—. No quiero verte por aquí de nuevo.

Suspiró y rodó los ojos, guardando todo en sus bolsillos, repartiéndolo entre la sudadera y el pantalón. Caminó sin prisas, saliendo a paso lento y algo fastidiado por el tiempo que eso se había llevado.

Nadie le esperaba del otro lado de las enormes rejas que separaban a la prisión de la sociedad, pero tampoco es que tuviera a donde ir. Su casa seguramente estaría polvosa y sin servicios, tal vez embargada pues su abuelo había muerto poco después de que él fue fichado.

Revisó la cajetilla y sonrío mirando de reojo a su espalda a los guardias que parecían correrlo con la mirada, menos mal que no le habían quitado el dinero que escondió en la cajetilla antes de ser detenido.
Sus piernas se movieron solas en cuanto se supo con algo de plata y recorrió el camino conocido hacía el bar que solía frecuentar cuando no estaba perdido en algún callejón.

El lugar estaba exactamente igual, lo único diferente era el cantinero que atendía a una mujer al fondo de la barra. Tomó asiento en el banco que estaba más cerca de la televisión, el chico se acercó y le sonrió.

—Hola —saludo cordial.

Yuri hizo una mueca parecida a una sonrisa como respuesta.

— ¿Que te gustaría?

—Estar borracho —admitió encogiéndose de hombros, sacando el billete del bolsillo—. Pero será en otra ocasión, ahora solo dame una cerveza.

El joven rió bajo y asintió, tomando el billete para darle lo que le pidió de inmediato. El rubio recibió la botella y bebió como si esos últimos cinco años nadie le hubiera dado un poco de agua, en realidad Yuri quería olvidar cosas que había visto, no importaba que fuera cárcel de mínima seguridad, seguía siendo una cárcel.

Pidio otra botella al contar el dinero y calcular que podía quedarse en un hostal esa noche, perder el conocimiento y olvidar quién era le ayudaría por una noche al menos.

— ¿Quieres que te llame un taxi? —preguntó el cantinero cuando lo vio ponerse en pie y sostenerse de la barra.

—No, vivo cerca y no tengo carro —dijo sintiendo la lengua un poco adormecida y torpe al hablar.

—Está bien, cuídate —le deseo sin borrar su sonrisa.

Yuri tenía un leve mareo, dos cervezas no iban a poder con él pero en cinco años había perdido la costumbre. Se sorprendió al ver que había anochecido tan rapido, trato de ver la hora en su celular pero no encendió...lo cual era obvio si llevaba tanto tiempo sin cargarse.
Se maldijo y anduvo despacio, abrazado de si mismo o sosteniéndose de la pared si el mareo volvía.

Al doblar en una calle sintió un escalofrío extraño recorrerle, estaba inusualmente vacía a excepción por una van negra que tenía las puertas de atrás abiertas de par en par, ¿qué demonios?, quiso preguntar y creyó qué tal vez el dueño lo había olvidado...pero debía ser muy estupido.
En un pequeño momento de compasión por quien fuera el pobre idiota que había dejado así la van, se acercó a paso lento, temblando levemente pues el frío de Rusia no podía ser soportado por una delgada sudadera como la que llevaba.

Dio un paso bajando la banqueta y se quedó inmóvil, observando lo que había dentro de la van. Su respiración se agitó y el mareo volvió acompañado de náuseas, cubrió su boca con la mano para contener una arcada, quería echar a correr pero su cuerpo no parecía responder.
Tendido en una lona...un cuerpo, batido en sangre y con la expresión más horrible que un ser humano pudiera tener, abrió la boca y un sonido agudo salió de ella como el comienzo de un grito.

Una mano le cubrió la boca y la otra sostuvo su cuerpo para evitar que se alejara.

—No te atrevas —ordenó la voz grave en su espalda—. Si gritas terminaras como ese —le amenazo dejando que viera el cuerpo de nuevo.

Yuri forcejeo, negando aterrado, tratando de salir corriendo y pedir ayuda.

—Para, ya.

Las manos temblorosas del rubio desistieron de sus intentos de escape, sintiendo su rostro mojado por primera vez en mucho tiempo...

—No llores y sube.

— ¿Qué? —preguntó, sintiendo más pánico cuando le soltó, ¿esperaría a que subiera y le metería un tiro en la cabeza como al cadáver?

—Tienes dos opciones, o subes o te mato y aquí te quedas —le condicionó, cerrando una de las puertas con tanta calma que no hizo ningún ruido—. A como yo lo veo, te conviene más la primera.

El cuerpo entero de Yuri temblaba, no quiso discutir con el hombre del arma y subió buscando de donde sostenerse. Sintió un empujón y luego la otra puerta se cerró también.
Gateo en el reducido espacio, tratando de no tocar el cuerpo, hasta el asiento del piloto.

El extraño subió en completo silencio y encendió el auto, no parecía llevar prisa por escapar.

—Tu nombre.

—Yuri —respondió con la mandíbula temblando.

—Ahora me perteneces, Yuri, a menos que desees morir.

El rubio se encogió en el único rincón que creyó seguro, no sabia si eso era mala suerte...o solo estaba destinado a ese tipo de cosas. De cualquier manera, parecía haber tocado el fondo del que su abuelo tanto le hablo...

Bueno~ vi un par de caps de Good Behavior y me gusto la idea pero la serie no me atrapó tanto xD así que tengo la idea general pero la haré a mi manera
Este fic es para ziall-x-phan para conmemorar Otabae u.u no sé si lo vayas a subir de nuevo pero mientras pensaba en esta idea me acorde de el Yuri de Otabae xD en fin, ojalá te guste *cruza los dedos*

Mil gracias por leer, votar y comentar, les mando todo mi lof *smooches*

Rave, la que dormirá todo el día(?)