1. No escape

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Otabek. Era el nombre de su captor, cuando viajaban a la bodega donde él iba a deshacerse del cuerpo ya rígido, se lo dijo muy tranquilo, encendiendo un cigarrillo.

La van se detuvo y Otabek le dijo que le ayudara a bajar al tipo aquel, Yuri sintió su corazón acelerarse y negó pegándose al respaldo del asiento del piloto, las puertas se abrieron y los ojos del azabache le demostraron que no bromeaba para nada.
Gateo temblando hasta la puerta, el mareo por el alcohol se le había pasado y ahora estaba mareado por el olor a sangre y nicotina combinados.

—Toma —le dio las llaves de la bodega—. Abre y vuelve.

La orden fue clara, y por más raro que fuera, su cuerpo obedeció de inmediato, quitó el candado y abrió, había un par de estantes alrededor y una especie de aparato enorme y viejo en el fondo. Tragó saliva y volvió, con pasos apresurados y las manos temblando.

—Toma los extremos de la lona, no dejes que la sangre caiga en el suelo —indicio observándolo atento.

Tomó los extremos que Otabek le indicó y espero a que le ayudara para levantarlo, el cuerpo era mucho más pesado de lo que pensó.

—Ahí, lo vamos a meter en la caja —Yuri le miro confundido y luego se tropezó con el enorme cajón de cartón que esperaba cerca de la maquinaria.

Lo acomodaron en medio-en realidad Yuri lo soltó cuando no pudo sostenerlo más-, el azabache apago el cigarrillo en la mano del muerto y guardó la colilla en una bolsa.

— ¿Solo...vas a dejarlo así?

—No, hay que quemarlo —dijo con calma, caminando a la máquina para encenderla.

— ¿Como es que estás tan tranquilo? —finalmente había reunido el valor para ponerse de pie y preguntar lo que rondaba en su cabeza—. ¿Por qué matar a una persona? ¿Y por qué estoy yo aquí?

—Estás aquí por idiota, si hubieras seguido tu camino no estarías aquí.

El rubio se mordió el labio inferior, dandole la razón.

—El resto es irrelevante.

—Entonces... ¿sólo lo mataste porque si?

Otabek se pasó una mano por el rostro, los cambios de humor eran porque el chico había tomado.

— ¿Por que matarlo? —se acercó despacio, tal vez podría escapar...es decir, las llaves estaban pegadas a la van—. ¿Te hizo algo?

—No conozco a este tipo, ¿bien? No del todo, solo su nombre y la razón por la que lo querían muerto, fin del asunto —su rostro no denotaba ninguna emoción—. Este es mi trabajo, no suelo hacer preguntas.

Yuri tragó saliva, apretando los puños, el arma estaba tan cerca de él que podía arriesgarse a tomarla.

— ¿Estás con la Bratva?

—A veces, si la paga es buena.

Se inclinó y tomó el arma, sus manos temblaban pero trataba de sostenerla con firmeza apuntándole a la cabeza, la pistola pesaba por el silenciador y porque era muy grande para sus manos. Otabek ni siquiera se inmutó, pasó de largo a su lado y jalo la caja hasta la máquina empujándola dentro.

—Deja de moverte —exigió algo exasperado, tratando de seguirle apuntando a la cabeza.

—Si vas a dispararme, dispara —se cruzó de brazos, viéndole fijamente—. Pierdes el tiempo —tomó el cañón y lo colocó sobre su frente, desafiándole con la mirada.

El rubio negó tratando de zafarla, esa no era realmente la intención pero si seguía así iba a hacerlo...o tal vez solo salir corriendo.

—Lo piensas demasiado —con un movimiento rápido le desarmo, sosteniéndole de la muñeca para estamparlo contra la mesa de trabajo que había ahí.

Good BehaviorWhere stories live. Discover now