El ascensor arribo en el cuarto piso ante las miradas de Frank y Samuel, las puertas se abrieron dándoles la bienvenida al piso. Con tranquilidad caminaban por el largo pasillo hasta el final donde se encontraba el departamento de su amigo.
Ya cerca, la música se empezó a escuchar, tres toques y les abrieron la puerta dejando que el sonido del estéreo escapara y chocara con sus caras. A dentro del departamento del cumpleañero se encontraba desbordado de gente que ellos ni conocían.
—Vamos.—dijo el pelinegro tirando de la chaqueta de Samuel.
Avanzaron como pudieron hasta lo que parecía una especie de zona vip, ahí estaba el cumpleañero rodeado de sus amigos más cercanos.
—¡Frank! ¡Vegetta!—gritó Alejandro entre tanto bullicio levantándose del sillón para abrazar a sus amigos.
—Alex, feliz cumpleaños.—saludaron ambos para luego abrazar al de menor estatura con una amplia sonrisa.
—Les presento a mis compañeros de la facultad, ellos son Rubén.—dijo señalando a un rubio de muy piel pálida que sonreía coqueto hacía Samuel — el es Mangel.— continuo a la vez que señalaba a un chico pelinegro sentado al lado del rubio.
—Willy.—llamo Frank inocentemente sin saber que Samuel se había que dado estático viendo como se acercaba a abrazar al chico que estaba sentado siendo tapado por el cuerpo de Alex.
El castaño miraba incomodo a su amigo mientras intercambiaba algunas palabras con el pelinegro.
—Vegetta el es Guillermo, pero le decimos Willy.—la voz de su mejor amigo lo trajo a la realidad a la vez que señalaba al pelinegro que sonreía al ver a Frank.
—Amor.—dijo una chica de pelo castaño y una radiante sonrisa tomando del brazo del que fue su "novio" virtual.
—Y ella es Wanda.— presentó Alejandro volviendo a llamar su atención señalando a la chica.
—Ven, siéntate guapo.— dijo Rubén corriéndose un poco para darle espacio a Samuel en el sillón.
Guillermo no se dio cuenta que aquella persona con la había hablado por meses estaba ahí mirándolo con tristeza mientras que su otro amigo le hablaba. Pero en cambio Samuel si reconoció a Guillermo, de hecho era parecido a como se lo imagino cuando le pidió que se describiera como era físicamente.
—Muéstranos Willy.—pidió Mangel a la vez que se acomodaba las gafas.
—Bueno, está bien.—dijo sacando su móvil ante la atenta mirada del grupo V.I.P.
Luego de un rato leyendo un par de mensajes aguantándose la risa
—Cuando nos conozcamos te pediré ser mi novio.—leyó aguantándose la risa, mientras que la mayoría reían.
—¡Ja! Pues tendrá que esperar, tú eres mío.—dijo la chica tomando el brazo del pelinegro.
Samuel ya no aguantaba más ver a la mayoría reírse de aquellos mensajes que escribía, con un suspiro se levanto del sillón para salir al pequeño balcón donde afortunadamente no había nadie, todo ante la atenta mirada de Rubén.
Con tristeza miro la ciudad de Madrid tan resplandeciente por las luces nocturnas. Un solitaria lagrima escapó, no iba negar que le dolía que jugaran con él, pero tampoco les daría la satisfacción de verlo destrozado.
—Sabes.— una voz lo sorprendió haciendo que con rapidez se limpie aquella lagrima— espero que sea invención suya. No creí que Willy fuera capaz de jugar de esa manera.
Rubén camino hasta posicionarse al lado de Samuel, el castaño se quedo en silencio sin despegar su vista de la ciudad. Aquello que el rubio decía era verdad, estaba muy decepcionado de su amigo la primera vez que se lo dijo, de hecho le pidió que hablara con el chico y dejara de jugar con él, cosa que no hizo.
El más alto suspiro y miro al castaño, a Rubén le parecía lindo Samuel. El mayor sentía los ojos verdes en su persona, se giro y enfrento aquellos ojos brillantes.
—Rubius.— llamo a su amigo interrumpiendo el momento, el pelinegro sonreía aun con el celular prendido— ¿Qué hacen aquí?— preguntó viendo al par.
El rubio molesto le estaba por contestar cuando su amigo volvió a interrumpir.
—Se están perdiendo la mejor parte. Mira.— se acerco un poco a ellos— aquí me dice que es feo. Seguro que un—
—¡Bueno, ya para de una vez!— grito el más alto ante las miradas sorprendidas de Samuel y Guillermo.— ya paso la broma, sí. Deja de ser un idiota.
Y antes de que su amigo replicara se marcho dejándolo con la palabra en la boca. El pelinegro frunció el ceño, quería decirle que sí, que para él era un juego pero no lo era.
Willy no recuerda exactamente en qué momento dejo de ser un juego, ahora no sabía nada del chico de tras de esos mensajes y no, no iba admitir que estaba preocupado por él. Jamás admitiría que lo extrañaba, que quería verlo y tal vez abrazarlo.
—¿Te arrepientes?— preguntó Samuel a Guillermo, el pelinegro se giro hacia el amigo de Frank y Alex—¿te arrepientes de jugar con ese chico por mensaje?— volvió a preguntar con un hilo de voz, pero aun con el bajo tono el menor escucho a la perfección.
¿Podía decirle la verdad a un desconocido? Willy no sabía quién era le tal Samuel, ni tampoco le interesa. Por un segundo pensó en decirle la verdad a la persona que estaba enfrente de él pero saber que el castaño podría decirles a sus amigos la verdad fue mucho más fuerte.
—No.— respondió sin sentimiento, encogiéndose de hombros se marcho de regreso a la fiesta.
Decir que aquello no termino de romper el corazón de Samuel era poco, pero al menos ya sabía la verdad, o por lo menos la verdad que Guillermo le pinto.
—Yo tampoco.— dijo él también en soledad. No, a pesar de que Willy jugara con él. Samuel no se arrepentía de haberlo conocido, por mensaje y también en persona, aun que eso lo decepcionara.
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N/A:
¡¡Hola a todos!! No pensaba hacer un fanfic de esto, de hecho la idea era que sea un one-shot. Pero gracias a cierta personita que me insistió mucho, decidí finalmente que será un mini fic. Aun no estoy segura de cuantos capítulos serán, pero tal vez sean menos de 5.
Espero les guste este nuevo capítulo. No se olviden de comentar y dejar su estrellita.
¡¡Que tengan un buen día!!^^
