Capítulo 15 | células cancerígenas

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Pasé toda la noche sentado en la silla junto a la camilla mirándola, sintiendo su respiración entrecortada y su tos pesada, observando la aguja que estaba incrustada en su brazo, nada más pasó, sólo la contemplé acariciando sus mejillas pálidas y sus labios resecos y sin color.

A las seis de la mañana lucette vino a cubrir mi turno, regresé a casa, una ducha me calmó un poco los nervios, sin embargo quería estar con ella, mi corazón se partió en dos al dejarla, aunque sé que está en buenas manos. Llegué a la universidad media hora después, la profesora de anatomía daba la clase y yo no estaba allí, mi cabeza solo podía pensar en nathalie.

- Calma, Amigo todo va a estar bien - susurró Alex seguido de un apretón de hombros.

Sonreí antes sus palabras, sólo un, "Gracias" pudo salir de mis labios.

Al salir de la clase de biología molecular me pregunté porque la chica de piel tostada no había asistido a clases, ella era muy puntual y responsable me preocupaba que no haya asistido.

El día había transcurrido y no había rastro de la morena necesitaba hablar con ella, sólo ella podía calmarme, saqué mi teléfono del bolsillo delantero de mi pantalón y mientras caminaba, decidí enviarle un mensaje:

"NO TE HE VISTO EN LA UNIVERSIDAD, QUISIERA PLATICAR CONTIGO, SI ESTAS AQUÍ ME PUEDES ENCONTRAR EN EL CAMPUS, ESTOY TAN TRISTE, NECESITO UNA PALABRA TUYA, DE ESAS QUE MUESTRAN QUE NO TODO ESTA OSCURO...:* "

Esperé unos segundos una respuesta y sonreí como un bobo cuando miré su mensaje.

"LO SIENTO NATHEN, HE TENIDO UN MAL DÍA, PRONTO IRÉ A VERTE. BESOS:* "

Me encontraba en el campus hoy era día de práctica y no podía faltar porque el entrenador no me dejaría jugar en las eliminatorias, antes de empezar a calentar le envíe un mensaje a luce, diciendo que me avisara cualquier acontecimiento con Nath.

- ¡Estas lento hoy, nathen!- escuché el grito del entrenador Laurence. - ¿¡QUE RAYOS TE PASA!?- gritó a todo pulmón. Aceleré mis movimientos corriendo con el balón en mis manos, esquivé a uno de mis compañeros y llegue a meta con el balón.

El entrenador aplaudió.

- ¡Así se hace! - exclamó orgulloso.

Tomé una toalla de mi bolso y me tallé el rostro con ella, me senté en la banca y bebí un poco de agua.

Alex tomó asiento a mi lado. Le ofrecí la botella de agua.

- Te buscan.- musitó y mi corazón saltó de emoción, ¡Esther había llegado! ¡Rayos! Esta chica podía alegrar mis peores días - No te alegres, creo que no será de tu agrado.

Estrellas Relucientes©Where stories live. Discover now