| | FINAL - SEGUNDA PARTE | |

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Camino con maleta en mano y con un adormilado Kumi en la que tengo desocupada.

El aire de Corea del Sur vuelve a entrar en mis fosas nasales, como si se tratara de un aroma familiar, conocido y bastante agradable. Porque lo es, volver a Seúl luego de seis meses es bastante gratificante.

¿Qué pasó luego de aquel encuentro?

Yoongi volvió a Seúl dos días después de quedarse en mi departamento. Tenía mucho trabajo con los chicos así que le dije que volviera y se ocupara de sus asuntos, porque yo haría lo mismo en la ciudad. 

Me encargué de prometerle que volvería a Corea cuando consiguiera a un encargado permanente para la pastelería de mamá, y lo hice. Fue un mes tedioso sin él, sin embargo, me las apañé para que Aaron, mi hermano mayor, luego de que volviera a New York, se hiciera cargo del negocio. Su fracaso como barista en Seúl fue rotundo cuando le dijeron que su café no era lo suficientemente sofisticado.

Volver a despedirme de mis padres y hermanos fue la peor parte de todo esto. Lloraron, yo hice lo mismo, y les rogué que no llamaran a mis pocos amigos. Sin embargo, Amanda, Johnny y Jung, junto a su familia, me acompañaron al aeropuerto sólo para prometerme que nos visitarían a Yoongi y a mí cuando pisaran Seúl. Y sí, sé que Yoongi no le gustará nada la idea, pero lo convenceré.

Sigo caminando por el aeropuerto, hasta que llego a la primera puerta de salida, donde muchas personas se arremolinan para recibir a sus seres queridos. Busco con la mirada a Yoongi o a Henry, y no encuentro a ninguno en el proceso. Bufo y decido alejarme de un grupo de chicas que parecen reconocerme. Algunas gritan mi nombre, pero hago lo posible por no hacer caso.

No caeré en el mismo juego dos veces. Porque, aunque parezca mentira, esta vez la relación que llevo con Yoongi va muy en serio... Al menos eso fue lo que dijo antes de irse y yo le creí.

Sigo mi camino, uno tedioso, teniendo en cuenta que debo llevar todo mi equipaje yo sola. Pero unos gritos estruendosos me mantienen en mi lugar. Son muchas chicas gritando con fuerza y parece que en cualquier momento se desmayarán, de no ser porque se quedan completamente calladas casi al acto.

— Déjame ayudarte, eso parece pesado.

Me vuelvo para dar la cara del dueño de esa voz. Y lo veo. Es Seokjin. Ya no lleva el cabello rosa, ahora es un castaño muy claro que le queda de las mil maravillas. Levanta un papel con mi nombre y algunas flores mal dibujadas a los lados.

— Mi héroe. — sonrío, y él asiente, quitándome la maleta de ruedas. Levanta un brazo para rodear mis hombros con él, y así, llevarme hasta la entrada del aeropuerto. — No me digas que Yoongi te mandó.

— ¿Acaso está prohibido recibir a mi mejor amiga? — pregunta, con una sonrisa arrebatadora. Ruedo los ojos.

— Yoongi es el único que sabe de mi llegada. — Seokjin aprieta sus labios gruesos en un mohín y no puedo evitar sonreír.

— Parece que tu novio no es muy bueno coordinando este tipo de eventualidades. — suspiro, asintiendo.

— Parece que sí. — el castaño vuelve a reír, tomando mi mano para dirigirme hasta el auto que nos llevará a mi antiguo departamento.

Entramos sin intromisiones de la prensa y el castaño emprende el corto viaje por las calles de Seúl. Respiro hondo y miro por la ventana.

— Extrañaba esto. — suspiro, sonriendo a medias.

— ¿Verme o estar en Seúl?

— Las dos cosas. — río por lo bajo, sacando a Kumi de su canasta. El pequeño gato sigue durmiendo, pero se estira en mis manos y Seokjin salta sobre su asiento, asustado. — ¿Es en serio? Es mucho más pequeño que tú y no te haría daño. 

| Lies → Suga - Min Yoon Gi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora