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|Peter|

—Leyla.-Recriminé en forma de susurro.-

Ella dejó de jugar con sus dedos para verme sólo por un segundo, parecía algo perdida y con palabras atropelladas exclamó:

—Quiero contártelo. En...en verdad quiero pero, yo...es que no vas a creerme.

Yo quería decirle que a ella le creería lo que sea. Quería confesarle que no importaba todo lo que pasara, incondicionalmente aceptaría todo; debía decirle lo mucho que sentía haber discutido, que las cosas de un momento a otro se salieron de control y no quise decir nada de lo que salió esa vez...no de ese modo, no haciéndola sentirse así.

Lo notaba en la forma que se sentaba, menos erguida; cierto nerviosismo era expresado en cada movimiento que hacia y trataba por mucho de no mirarme a los ojos, estaba algo más pálida.Me acerqué a ella, tomé sus manos entre las mías mientras me ponía a la misma altura.



—Leyla.-Volví a decir.—En verdad necesito que me digas todo.

Suspiró, acarició con su pulgar el dorso de mi mano antes de comenzar...


Pero creo que debo de comenzar por narrar todo lo de ésta desastrosa semana, la manera en la que llegamos a éste punto:

Antes que nada debo decir que no agradezco lo que pasó el día del cumpleaños de Leyla, porque si bien pretendía estar o hablar con ella no sabía muy bien que esperar ni tenía muy bien planeado que decir, tampoco quise ir dónde quería Beth, eso no iba a terminar bien.

Con total nerviosismo me colé por su ventana y dejé la gran caja sobre la cama, asegurándome de que el contenido estuviera bien. Miré a mi alrededor, aún me atormentaba el que Leyla siguiera con eso de descubrir todo lo de OSCORP (Aunque en primer lugar, si la hubiera dejado hablar y tal vez preguntarle qué pretendía yo estaría mejor...o tal vez no). Recorrí un poco la habitación, el perfume de ella estaba por todo el lugar, pero lo que terminó sacándome una sonrisa fue la foto sobre su mesa de noche. La foto que había conservado y había sido tomada aquella vez que salimos a comer pizza, más o menos antes de que las cosas se complicaran a este punto.
Yo me había llevado una igual, supongo que Elizabeth sacó varias o copias de ésta.
Me sobresalté cuando la caja se movió, rodee los ojos y volví al pie de la cama, quité la tapa cuidadosamente viendo el contenido.

—¡Hey! no, no espera.

—Tú tienes que quedarte ahí

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Tú tienes que quedarte ahí.-Tomé al cachorro para colocarlo de nuevo en la caja.-

El pequeño olió un poco la caja y la recorrió para acurrucarse en una esquina. Un sonido parecido al de una explosión hizo que el cachorro se quejara, miré por dónde había entrado; no parecía haber nada anormal desde aquí. Acaricié al perro y con resignación me fui del departamento.
Mientras iba por los edificios pude ver el caos que se había formado rápidamente, las personas miraban hacia el lugar; entre más me acercaba algunas se alejaban del lugar entre gritos y empujones. Era el hospital. Habían atacado el hospital. Tía May...me sentí ansioso y totalmente consciente de que el pánico no debía consumirme, imágenes de esa mañana se hacían presente en mi mente: Yo terminando de desayunar y ayudándola a recoger todo, acompañándola a su turno y ella regañándome por "Ser un orgulloso y estar perdiendo el tiempo el lugar de ir y arreglar las cosas con mi novia".
Las sirenas ya se hacían presentes, tanto de los policías y bomberos.

Stay with me (1) |TASM| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora