Capítulo 5

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Tord entró al baño con su ojo derecho cerrado, se paró frente al espejo e intentó abrirlo pero solo se quejó al sentir como si le estuviesen apuntando a la cara con una linterna; tuvo que mantenerlo cerrado durante todo momento mientras se daba una ducha y para cuando se vistió tenía puesto el parche de nuevo.

Con la camiseta nueva y un pijama en la parte de abajo el noruego se moría por ir a dormir.

—Hey Tord, ¿Tienes un momento? —Preguntó Edd sentado en el sillón con una laptop sobre las piernas.

—Por supuesto —Respondió sentándose a su lado.

—¿Son tus, uh, amigos?

Tord miró con más atención la página que veía Edd, era una noticia sobre una criatura gigantesca que de hecho ya había aparecido de la nada mucho antes; en la foto pudo ver a muchos de sus soldados armados peleando contra esa cosa.

—Si, son ellos —Afirmó mientras Edd reproducía un video en donde la criatura rugía y destruía todo a su paso, pero extrañamente no lastimaba a nadie, solo derrumbaba edificaciones y lanzaba autos vacíos.

—¿De dónde salió esa cosa? O más bien ¿Cómo es que aparece y desaparece de la nada? —Edd miró a Tord quien seguía concentrado en el video— No sé para que te lo pregunto, después de todo nadie lo sabe.

—No puedo creer que todo esto pasara en tan solo una o dos horas —Comentó el noruego tomando su móvil y marcándole a Paul, pero nadie contestó; obviamente estaban muy ocupados haciendo el trabajo que él como líder debería estar haciendo.

—¿Preocupado? —Preguntó el castaño— tranquilo, no hubo víctimas —Tord asintió dejando el móvil en una mesilla y segundos después comenzó a sonar.

—¿Hola? —Preguntó el noruego a través de la línea sin pensarlo dos veces.

—Hey líder —Se escuchó a Patryck cansado.

—¿Patryck? ¿Está todo bien? ¿Y el mo...?

—Solo desapareció  —Le interrumpió— te oyes paranoico, lo entiendo pero relájate, todo bien —Agregó.

—No se que me pasa, no me siento muy listo hoy —Dijo de la nada Tord— me alegra que estén bien; te llamo luego —Cortó la llamada luego de que Patryck dijese: «Adiós».

—Entonces, ¿No te sientes listo? —Preguntó Edd curioso.

Se escuchó un portazo y ambos chicos giraron la cabeza rápidamente para ver a Tom alterado, respiraba agitadamente y no paraba de balbucear cosas incomprensibles.

—No otra vez —Dijo el castaño levantándose y acercándose al ojinegro calmándolo.

—¿Oye qué pasa? —Le preguntó Tord al británico para no quedarse simplemente mirando.

Solo recibió sollozos como respuesta.

—Cada vez que toma pasa esto; o se pone muy agresivo o muy, bueno, así —Explicó Edd abrazando a su amigo— y «cada vez que toma» es muy seguido.

Si, Tord recordaba momentos en los que Tom llegaba gritando maldiciones y pateaba todo a su paso cuando los cuatro solían vivir juntos; pero nunca vio su estado ebrio-sensible. El noruego seguía ahí frente a los dos chicos que ahora estaban en el sillón, Edd abrazando a Tom como si se le fuese a perder.

Tord tosió falsamente, molesto, extrañamente muy molesto.

—¿Entonces casi siempre él viene aquí, tú lo abrazas y consuelas como un bebé? —Preguntó.

—Sí —Afirmó Edd mientras Tom comenzaba a quedarse dormido con la cabeza apoyada en el hombro del castaño.

Si Tord estuviese dentro de algunos de sus mangas japoneses habría soltado un sonoro «Tsk» al ver la escena; pero esa era otra de las cosas que se negaría a admitir.

Pero luego solo se concentró en el rostro ahora tranquilo de Tom mientras su pecho subía y bajaba lentamente en una respiración normal.

Que tontería —Pensó el noruego por su idea indirecta de que el chico se veía lindo.

Tord bufó para sí mismo y salió al pasillo no sin antes haber buscado entre su cosas un cigarro y un encendedor; apoyó su espalda y una pierna en la pared para luego encender el cigarro y comenzar a fumar.

Que tontería —Se repitió mentalmente al sospechar que lo que sentía eran celos.

Pero no celos como muchos creerían, más bien celos de no poder ser un amigo cercano para Tom. Había que admitirlo, en el pasado Tord no solía ser muy amable pero intentaba ser amigo del ojinegro, el cual siempre lo odió sin más.

Y entonces, cuando se fue y mucho después volvió quiso devolverle ese rechazo y odio; incluso llegando al extremo de quererlo tanto a él como a los otros dos chicos bajo tierra.

Pero no podía sentirse celoso de Edd o incluso Matt porque ahora si existía una razón para que el británico lo odiase; y ahora que existe una razón parece que lo está aceptando. Tal vez no como un amigo tan cercano como los otros dos pero al menos no lo mató.

Tord se estaba volviendo un lío él solito y para cuando se dio cuenta ya el cigarro se había terminado.

Entró al apartamento y Edd estaba en el comedor con la laptop y una tableta gráfica dibujando uno de sus cómics; había dejado acostado a Tom en el sillón y el de parche solo se preguntó dónde iba a dormir ahora.

—¿Tú no duermes? —Preguntó Tord, ya se había hecho tarde.

—No tengo sueño —Le respondió Edd llevándose una lata de cola a la boca.

—¿No será por tanta cola? Creo que tiene cafeína.

—Puede ser, aun así no pretendo dejar de tomarla.

—Bueno, yo si tengo algo de sueño —Dijo el noruego amablemente tratando de no sonar como si estuviese exigiendo el sillón; Edd miró a Tom unos segundos pensativo.

—No quiero despertarlo —Dijo el castaño— puedes dormir en mi cama y yo iré al piso de Tom.

—No, es tu cama. Yo puedo ir al apartamento de Tom —Se apresuró a decir.

—Si eso quieres —Dijo Edd— buenas noches –Sonrió.

—Buenas noches —Dijo también Tord con una sonrisa dispuesto a dirigirse al piso del británico.

—Oh, espera —Lo detuvo— debe estar cerrado, revisa sus bolsillos seguro tiene la llave por ahí.

Tord asintió y se acercó a Tom revisando el bolsillo de su sudadera pero no había nada ahí; revisando los bolsillos de sus jeans se planteó que eso era realmente incomodo en otros términos. Pensamientos malpensados y asustadizos de que mierda haría si repentinamente Tom se despertara y lo viera revisándole.

Y Bingo, las llaves.

El noruego salió de ahí y fue al piso de Tom; no había nada fuera de lo normal, aunque estaba hecho un desastre. Raro, recordaba al chico más ordenado.

Cuando entró a la habitación en la que dormiría vio su fotografía en un juego de dardos con un dardo casualmente en el ojo derecho.

«Que curioso... yo te 'pinché' este ojo en la mañana».

Oh, eso quiso decir —Pensó Tord sintiéndose extraño, era una casualidad notable.

Estoy de vuelta → TomtordWhere stories live. Discover now