=Pillado=

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Narra Nami.

—Ya puede retirarse, le damos de alta en unos minutos.— dijo el médico sonriente, asentí viéndolo irse. Suspiré ante el silencio y me dirigí a la sala de espera.

Pasaron unos diez minutos cuando me llamaron, fui a la ventanilla, donde se encontraba una señora muy seria, y esperé a que dijera algo.

—Muy bien, ya puede irte, pero antes, el doctor te recetó estas pastillas.— me entregó unos papeles.—Dice que las tomes tres veces al día por una semana, luego, te las vas tomando cuando sientas estrés. Los otros papeles, son unos estudios que tenemos que hacerle, pruebas de sangre y orina, de lo demás está bien.

—Gracias, lindo día.— respondí y salí fuera del hospital no sin antes llevarme mis cosas.—Já, como si fuera a tomarme estas porquerías.

Fui a las tiendas a comprar comida, aunque terminé llevándome ropa. Cogí una parada y un taxi me llevó a casa, me senté aburrida y comencé a ver televisión. Preparé popcorn cuando me quedé dormida.

Narra Luffy.

Pensaba en lo de ayer, en cómo Nami y yo nos escapábamos de los guardias, fue divertido. Me sentí en una aventura pirata.

—Luffy...¡LUFFY!— sacudí la cabeza saliendo de mis pensamientos. Él me miró mal.—Luffy, lee el siguiente párrafo...— habló el profesor de Química; Ceasar.

—Emm...— vi el libro y había un papel en la mesa que me decía el nombre de una pagina. —En unos segundos.

Fui a la página señalada y un párrafo bastante pequeño estaba subrayado, mientras que arriba decía las siguientes palabras: "Este es el párrafo". Lo leí y el maestro asintió siguiendo con la discusión, miré a todo lados tratando de conseguir a la persona que me salvó el culo. De pronto, otro papel se encontraba en la mesa, decía: "Fui yo ❤⬅". Miré donde la flecha señalaba, el lado opuesto al que yo observaba, y las miradas mías y de Hancock se cruzaron. Ella desvió la mirada haciendo como si estuviera atendiendo al profesor. Tragué seco y milagrosamente sonó el timbre. Recogí mis cosas distraído y caminé mirándola, ella igual estaba observándome, me dirigí a paso decidido hacia ella cuando Hancock apresuró su caminar y giró a otro lado, así que, fui hacía donde ella se había ido.

Caminaba apresurada, así que adelanté el paso. Giró a la derecha y yo la seguí, estábamos en los pasillos abandonados, y curiosamente el casillero de ella y de Sanji se encontraban en la misma fila. Disimuló que no me había visto y guardó sus libretas y bulto allí, pues era almuerzo. Golpeé el casillero que estaba delante suya al poner mi brazo ahí. Ella me miró como si estuviera sorprendida pero intentaba hacerse la fuerte.

—¿Qué quieres?— preguntó de mala gana.—¿Recordarme que amas a una lagartija que se desmaya sólo porque un amigo suyo está en la cárcel? Ya lo entendí, Luffy.

—¿Por qué me ayudaste? No te lo pedí.— dije ignorando su comentario.

—¿De qué hablas? ¡Estás loco!— intentó irse pero yo la cogí del brazo y la detuve.—Suéltame.

—Dime.— e inconscientemente, usé más fuerza de la necesaria para agarrarla.

—Luffy...mi brazo...me lastimas.— dijo mirándome a mí y a su brazo varias veces, intentaba sacar mi mano pero no podía.—Ya, de verdad, me estás lastimando.— la solté y ella se giró para ver su brazo, la rodeé.

—No quiero que escapes, sólo dime. ¿Por qué me ayudaste? No te lo pedí. Además, no quiero que te vuelvas a acercar a mi o a Nami, y creo que eso lo tienes claro.— le hablé cortante, ella se dio la vuelta.

¡Nakamas...!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora