=Atardecer para el estrés=

120 6 0
                                    

Narra Robin.

Estaba acomodándome el pijama, que era una camisa violeta y un pantalón largo suelto del mismo color. Nami traía una camisilla más ajustada amarilla junto unos pantalones cortos que tenían líneas en zigzag de negro, amarillo, rosa y azul. Kaya vestía una camisilla negra y un pantalón largo naranja. Vivi tenía una camisa casi como la mía, hasta el hombro, de color verde chillón y unos pantalones largos ajustados negros. Violet traía una camisa manga larga de color azul oscuro y un pantalón corto. Rebecca traía un vestido rosa con puntos azul claro, semejante a Perona, que igual vestía un traje negro con un muñeco que parecía un vudú.

Nos sentamos en un círculo y las chicas comenzaron a hablar de los varones en la escuela. Ese tema no era algo que me interesara mucho, pues no me atraía tanto el cuerpo físico de un hombre, más bien, ni me fijaba en eso. Así que me limité a reír y a lanzar unos que otros comentarios.

—Sé lo tuyo, Rebecca.— decía Nami echándole miraditas a la mencionada.

—¿D-De qué hablas?— preguntó nerviosa y un poco sonrojada.

—No te hagas, sabemos que andas detrás de Sabo-kun.— le siguió Violet, todas las miradas se posaron en Rebecca.

—¿EH? ¡Claro que no!— abrazó sus piernas y colocó su frente en las rodillas, tapando su cara.

—¡Vamos, Rebecca! No tienes porqué ocultarlo, se te nota.— Kaya le guiñó un ojo.

—Bueno...tal vez, ¡pero sólo un poco! Apenas lo estoy conociendo.— dijo la pelirosa con los cachetes rojos de la vergüenza.

—Mhmm, pues se te va a hacer muy difícil...digo, él está siempre con la chica de pelo anaranjado, no me acuerdo de el nombre. Pero sí, ambos siempre andan juntos.

—¡Cierto! Ah, y se llama Koala, está en mi mismo salón. Si quieres, puedo vigilártelo, horohorohoro.— comentó Perona con una sonrisa maléfica.

—Perona te puede hacer un muñeco vudú con el rostro de el chico, así lo controlas y si prefiere a Koala le clavas un cuchillo en los riñones para que tenga una muerte lenta y dolorosa.— aporté a la idea de Perona, ésta aplaudió emocionada.

—¡Apoyo a Robin, puedo hacer eso por ti!— Rebecca de le notaba dudosa.

—¡Vaya idea tan magnífica y para nada tenebrosa! ¡Y no, no es sarcasmo!— dijo Nami fingiendo estar maravillada, usando claramente la ironía en su tono de voz.

—Okay, ¡pero me tienes que hacer algo a cambio!— Perona ignoró a Nami y señaló a Rebecca.

—¡Pero yo no dije que sí!— exclamó ella negando con las manos.

—Bien, el trato consiste en que yo te haré el muñeco vudú de Sabo-kun si no puedo lograr que se enamore de ti, a cambio...— pausó la oración dejándonos a todas en la intriga.—Tú, Rebecca, conseguirás que los ojos del chico que mencionaré en unos momentos, se fijen en mí y sólo en mí, está en tu salón. El chico que conquistó mi corazón desde hace tres meses se llama...Roronoa Zoro.— sonrió inocente, Nami me observó sorprendida.

—Espera, ¿Con "Zoro" te refieres al hermano de Nami?— cuestionó Violet un poco sorprendida.

—¿Son hermanos?— Nami asintió, Perona lo pensó un rato.—¡Pues sí! ¿Trato hecho, Rebecca?— estiró su brazo hacia la mencionada sonriente.

—Ehh, no podría hacerlo.

—Oye, Perona, pero no sé qué vas a hacer, porque Zoro ya está enamorado de otra chica.— mencionó Nami, entendí que su idea sólo era despistarla, para que no siguiera con Zoro y darme paso. Aunque misteriosamente sentía que le estaba dando menos importancia.

—¿NANI?— exclamó casi en un grito.—¿P-Pero de quién?

—No lo sé, no me quiso decir, sólo sé que le gusta a alguien.— me echó una mirada rápida, negué con una ligera sonrisa.

—Oe, Robin, pensándolo bien...¿nadie te atrae? Es que nunca has dicho nada fuera de lo común sobre un chico.— preguntó Violet, pareciese que todas olvidaran el tema de Perona y Zoro ya que todas se fijaban en lo que diría.

—No, no es algo de lo que le preste mucha importancia.

—Pero igual te pudo haber gustado alguien, no tiene nada que ver.— siguió Kaya creando curiosidad en las chicas.

—Sí, pero no hay alguien que yo pueda decir "vale la pena". Tal vez sí haya una que otra persona que en cierto momento me empezó a atraer, pero siento que fue algo pasajero, pues esa persona tenía muchas cosas más importantes que realizar antes de tener una relación amorosa con alguien.— empecé a jugar con mis dedos, colocando mi mirada en ellos, podía sentir la expresión de sorpresa y pena de Nami en mí. Sonreí alzando la cabeza.—Pero algún día habrá alguien que mueva mi mundo así como mis padres lo hicieron por mí, y cuando eso suceda, les contaré. En lo que, prefiero seguir escuchando sus historias.

—Exacto, Robin-san, nosotras te apoyamos.— dijo Vivi, formaron un abrazo grupal al rededor de mí, dándome un poco de ánimos.

—Gracias, chicas.— comenté con una gran sonrisa, algo un poco extraño, pero bonito.

—¡Para eso estamos las amigas!

Y no sé, pero ese mismo día ese atardecer hasta la noche, me sentí aliviada. Creo que eso era lo que sentía hacia Zoro, un amor pasajero, sin rumbo ni con intenciones de llegar a un punto fijo. Sólo un pequeño turismo a la atracción y una previa amistad. Nada más.

Lo siento, Zoro...pero el lugar que ocupabas en mi corazón va esparciéndose cual grano de arena en el mar junto con mi amor hacia ti.

En una celda.

—Idiotas...sáquenme de aquí ya.— expresó un muchacho de cabellos dorados todo golpeado y herido desde su cama observando uno de los tubos que lo retenían en aquella habitación.—Vivi-chan, lo siento.

El joven se acurrucó como pudo en su cama aguantando el frío que lo atormentaba gracias a que los harapos con los que se arropaba se los habían repartido los mismos compañeros de cuarto tras robárselos al pobre.

¡Nakamas...!Where stories live. Discover now