Capítulo 37

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La misma noche de ese día uno de los familiares de Vernon se ofreció a dejarme en carro a mi hogar, aunque ya era bastante tarde, un poco pasadas las once de la noche. Mi mamá me había llamado al móvil rato antes de que se fuera a la cama, pues en mi casa solían irse a dormir a más tardar las once de domingo a jueves. Claro, yo casi nunca seguía esa regla y es que aprovechaba justo la noche para hacer un montón de cosas que podría hacer de día. Lo bueno es que al no estar despiertos no me verían con esta ropa, ya me imaginaba la reacción de mi mamá; estaría fascinada.

Al llegar lo primero que hice y tanto esperé fue quitarme toda esa ropa, pues había olvidado la mía en casa de Vernon así que no me dio tiempo de cambiarme. Además sería extraño para los demás si salía de su casa con otra ropa.
Dejé el conjunto perfectamente doblado sonbre mi cómoda, mientras que los calcetines de seda los lavé y sequé en la secadora. No me quedaría con la ropa, en especial si era "ridículamente cara".

El lunes por la mañana me preparé para ir a clases, y por algún motivo tenía un mal presentimiento. Desde mi conversación con Vernon me había preguntado un montón de cosas, ¿qué tal si hoy todo seguía igual en la escuela? Sabía que se había abierto por completo a mi, pero si algo aprendí durante todo este tiempo era que jamás te fiaras del todo de alguien.

Hoy llegué un tanto más temprano que de costumbre, solo un par de compañeros estaban en el salón; entre ellos Vernon. No me acerqué a él, pues sabía que a pesar de haber hecho las paces no significaba que ahora seríamos amigos o algo por el estilo. Por tanto actué tal como lo haría cualquier día, simplemente entré y me senté en mi pupitre.

Pasaron unos pocos minutos hasta que él llegó a mi pupitre. Levanté la mirada, esperando expectante a lo que venía. Entonces dejó encima una bolsa, la cual apenas observé de reojo en su interior.

─Uhm, la olvidaste ayer en mi casa así que te la traje.

─Gracias. Yo también traje la ropa que me diste, iré por ella a mi casillero...

─Oh, no. No te preocupes, quédatela. ─Habló casi al instante y yo negué con las manos.

─No me la quedaré, es tuya.

─¿Para qué la querría? Ni siquiera me queda.

Admito que aquello me hizo soltar una risita, pero más me sorprendió que Vernon sonrió.

─Yo tampoco la usaré. No es mi estilo.

─Lo sé, pero tenla como un recuerdo.

Me sonrió una vez más y yo asentí, también dejando que una efímera sonrisa se apoderara de mis labios.

─Gracias por anoche, de nuevo.

Eso fue lo último que me dijo antes de volver con su grupo de amigos, y justo a tiempo porque Sinb recién había entrado al salón acompañada de Eunha. Sus miradas de desprecio ya me causaban más gracia que otra cosa, y es que se la pasaban muy pendiente de mi, incluso más que yo misma.

No fue hasta el receso cuando recién pude saludar a Solar, pues había llegado mucho más tarde de lo normal a clases. Según ella se quedó dormida, y con lo torpe que es no me sorprendía.

Fuimos al mismo lugar de siempre, la banca donde habíamos establecido una conversación por primera vez, sin contar cuando fue la bienvenida escolar.

Girls Like Girls » MoonSun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora