4. El Cónclave

317 27 2
                                    

~2 años después~
-Vamos Lexa, una vez más- me dice Anya lanzando un hacha de doble filo al aire, la cual atrapo con mi mano derecha y me pongo en posición. Llevamos entrenando toda la mañana, Anya me puso a luchar contra ella cambiando de arma en cada combate, ya pasé por todas, y el hacha es la última que me falta por usar, también falta el arco pero de eso se encarga Gustus cuándo salimos de cacería.
Anya se lanza contra mí con dos espadas en sus manos, desvío el golpe con el hacha y la empujo hacia atrás con mi pie haciendo que pierda el equilibrio por un momento y lo aprovecho para con un golpe hacer que se le caiga una de las espadas, por lo general no es tan fácil hacerle algo como eso a Anya, pero el estar toda la mañana en enfrentamiento nos ha afectado mucho y apenas y podemos estar de pie. Anya recupera ventaja por el hecho de que el hacha pesa demasiado y hace mis movimiento más lentos y predecibles. En uno de sus ataques que no alcancé a cubrir por mis movimientos alentados caigo al suelo y con el mango del hacha logro parar su siguiente ataque, noto que no muy lejos a mi izquierda está la espada que logré tirarle al inicio, sin pensarlo dos veces le lanzo el hacha a como puedo para rodar sin problemas hacia la izquierda, cuando logro hacerme con la espada me levanto enseguida deteniendo otro de sus golpes.

-Se supone que luches con el hacha- dice haciendo fuerza contra mi espada para intentar arrodillarme, pero sabiendo sus intenciones pongo más de mis fuerzas para tratar de quitarla de encima.

-Es muy pesada, aparte se me da mejor la espada- le digo logrando emparejarla en nuestra lucha de las espadas cruzadas.

-Como quiera te voy a patear el...- Anya no termina su frase porque la interrumpe el grito que ambas estábamos esperando para poder descansar.

-Comida para los natblidas- grita Amaya, hermana de Costia, sacando la comida de su saco y poniéndola en las mesas. Desde lo ocurrido en el balcón 2 años atrás Titus ordenó que Amaya fuera la que nos trajera la comida, encargándose Costia de los natblidas de la generación después de la nuestra, tienen entre 10 y 7 años, pero eso no evita que nos sigamos viendo, y menos ahora que somos una pareja oficial, Amaya nos ayuda con eso, ella me avisa cuando Costia está escondida en los arbustos esperando a que vaya, y afortunadamente hoy es una de esas ocasiones, tomo mi comida, y con sigilo me empiezo a escabullir entre unos árboles y voy hacia dónde se esconde Costia, al verme se levanta y me recibe con sus labios.

-Te extrañé- me dijo cuando nos separamos.

-no te imaginas cuánto lo hice yo- le digo besándola de nuevo, pero esta vez uno rápido.

-creo que si lo hago- me dice sonriendo -he observado parte de tu entrenamiento y debo decirte que es un placer para mi el poder hablar con la futura Heda-

-No es para tanto, es solo que ahora tengo algo más por lo que luchar- le digo devolviendo la sonrisa y la acompaña un apretón en su mano.

-Sé que vas a luchar, y a sobrevivir, pero creo que si deberías hacer caso en lo que dice Anya, sigue intentando con el hacha que no sabes cuando se te puede presentar la necesidad de usarla-

-oh vamos, ¿Tú también me vas a dar un sermón? Esto no ayuda- digo burlonamente

-Digamos que te puedo enseñar, uso hacha desde que la puedo levantar y ya es una extensión de mi brazo, las conozco tan bien que te puedo mostrar algunos trucos- me propone alegre

-o, podrías mostrarme otro tipo de trucos- digo alzando la ceja y mi sonrisa torcida.

-¿en serio?, ¿Justo ahora? Estamos a unos metros de tus hermanos...- no termina de decirlo porque la he apricionado contra un árbol y nos fundimos en un apasionado beso.

Van dos semanas desde que entreno con Costia en mis tiempos libres, y decir que ella sabe utilizar el arma es poco, en dos semanas ha logrado enseñarme todo lo que Anya no ha podido en dos años, y no es que Anya no esté capacitada, sino que el pasar tiempo con Costia hace que quiera aprender todo de ella.

La vida de HedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora