• Amigos •

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Día tras día mis ojos siempre volteaban a verlo, lo veía llegar y marcharse.
Las prácticas solo se hacían cada vez más insoportables y lo único que podía hacer era ver cada esfuerzo que él hacía y cada gota de sudor que derramaba, y a pesar de todo el cansancio, no borraba esa firme mirada.
El instructor había cumplido, había intensificado el trabajo para cada uno y parecía recordar perfectamente nuestras principales deficiencias. Al pequeño rubio parecía no irle mejor que a nosotros pese a su gran desempeño, era a quién más forzaba en resistencia y fuerza haciéndolo conservar una postura durante 20 minutos incluso.
A pesar de las exigencias ningún niño se quejaba, parecía que era solo yo el que estaba en desacuerdo. "Tsk... Maldición, me han vuelto a superar".

-Muy bien. Es suficiente. Descansen y en 10 continuamos.

Me acerqué a él con curiosidad pues durante los descansos siempre estaba solo. Incluso yo, un extranjero mayor que ellos, atraía la atención y siempre se acercaban a preguntarme cosas. Y él siempre con su duro semblante y fuerte mirada.

-Hola... Yo...- volteó a mi su lindo rostro y sus ojos se me clavaron como espadas.
-Necesito practicar.

Se alejó de mi y no volví a escuchar su voz después de eso. Esa mirada tan penetrante me había dejado completamente perdido. Desprecio.
A pesar de todo no dejaba de mirarlo. Siempre esforzándose y sin quejas. De alguna forma lo admiraba. No entendía como, a pesar de cuánto dolor y esfuerzo suponía para su frágil cuerpo infantil, seguía sacrificandolo para mejorar. Mientras tanto yo, solo estaba ahí quedándome atrás y quejándome.
No quería que fuera así, no quería quedarme atrás. Yo también tenía que esforzarme. No soportaba tanta frustración y el ser relegado y superado tan fácilmente.

- Ya no necesito esto - no sé de dónde me salió el coraje para hablar con mi entrenador.
-¿De qué hablas Otabek?
-Quiero salirme del curso. Ambos sabemos que no soy bueno en el ballet y esto no me está ayudando.
-La danza es muy necesaria para el patinaje, ¿sabes de qué estás hablando?
-Lo entiendo, pero debe de haber otra forma. Juro que me esforzaré.
-No te permitiré hacer lo que tú quieras.
-Yo no soy bueno... ¿De verdad no hay más opciones?- se quedó pensando un poco ante mi insistencia. Él también parecía saber que no estaba avanzado nada en la danza.
-.... Mmmm... bueno es demasiado permitir que hagas lo que quieras... Pero por esta vez lo pasaré... Sin embargo te tendrás que esforzar incluso el doble que los demás chicos​.
-¡Si señor!
-Y aún haremos ejercicios de flexibilidad.
-¡Si señor!

No volví a ver a ese pequeño chico hasta 2 años después cuando debutó como patinador en la liga internacional junior. Todos lo llamaban la nueva promesa de Rusia, un prodigio.

 Todos lo llamaban la nueva promesa de Rusia, un prodigio

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-Otabek... ¿A dónde vas?
-Voy a dar una vuelta por la ciudad.
-Está bien, solo asegúrate de mantenerte en contacto conmigo por cualquier cosa. Y ten cuidado con esa moto.

▪ Mi primer amor [Otayuri] ▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora