Pensamientos.

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A Zim le llamo la atención otra cosa, se dirigió a ella con apego, la tomó entre sus manos, los hilos se enredaban en sus dedos, hizo una cara de desagrado.
—¿Qué es esto?— Zim optó por no insistir más en el otro tema.
—Una guitarra—Dijo con un tono molesto.
—¿Y qué hace?
—Música.
—No sabia que Dib-cosa hacia música.
—No lo hago.
—¿Entonces por que la tienes?
—Mi padre me la regalo de cumpleaños, así creería que se me quitaría lo "loco".
—Ya veo,¿Haz intentado hacer... Eso que dices con este aparato?
—Si, de hecho planeo hacerle una canción a Zita—Dib le respondía lo mas cortante posible al irken, aveces funcionaba, pues los cambios repentinos de tema que le hacía el alíen le cambiaba de humor drásticamente.

—¿Porqué le contestas a Zim tan "fríamente"?
—Lo siento si parezco desinteresado o mostrándome indiferente, pero no se me olvidará el hecho que tocaste mis partes íntimas.- Gruño.

Se le quedo viendo, y como si el contrario no hubiera dicho nada, siguió con el otro tema.
—¿Porqué no hacemos una canción?—Dib lo miro con sorpresa.
—¿Sabes que es una canción?
—Por supuesto que lo sé, estos tres años no fueron desperdiciados.

—Púes, preguntándome que era la guitarra, pensaba que no sabias de música.
—A Gir... Le gustan ciertas canciones.
—¿Qué tipo de canciones?
—¡No preguntes enano-humano!
—¿Te das cuenta de la estatura verdad?
—¿Qué le estás queriendo decir al poderoso Zim?¡Zim no es bajo, solo que Dib-cosa es demasiado alto!
—¡Zim es lo mismo!
—¡INVENCIONES!- Señaló.

Aproximadamente faltaba una hora para entrar a la eskuela, pero fijándose que estando el alíen todo era mas lento se apresuró.
—Zim ponte tus ropas, llegaremos tarde.
—Zim no ira.
—¿Qué?¿Porqué?
—Zim tiene cosas más importantes qué hacer.

Y como si fuera por arte de magia, Dib volvía en su estado normal con él, olvidándose totalmente de que estaba enojado hace unos momentos, algo qué no paso desapercibido por Zim.

—¿Quieres que te acompañe?
—Mmm... No humano, con que tiraras a Zim una vez fue suficiente.
El chico coló su mano en uno de los cajones de ropa intentando ignorar el comentario, prácticamente aun seguía consciente cuándo se cayeron los dos.

Tomo su gabardina, sus botas y pantalones negros, se dirigió a Zim para decirle que se voltease , pero este ya lo había hecho.

Se cambió en segundos, tomo rápidamente al irken del brazo jalándolo fuera de la habitación, bajando las escaleras, el otro iba haciendo quejidos y gruñidos. No quería que su padre ni su hermana se dieran cuenta que había traído a alguien sin permiso, mucho menos a Zim. Estaba por cruzar el comedor para ir directo a la puerta y sacar al alíen de su casa.

—¿A donde vas hijo?— Se escuchó con voz masculina detrás de ambos individuos. Dib volteo rápido escondiendo a Zim detrás suyo, este era tan pequeño que casi no se veía su presencia.
—Voy a la eskuela.
—No es necesario que lo escondas, note qué estabas con alguien ayer.

Lo habían cachado, estaba perdido, lo castigarían por eso, púes, desde que hizo desastres con un robot gigantesco para salvar la navidad, el Doctor Membrana vigilaba más a su hijo.
—Estaba lloviendo no podía irse, así que deje que se quedara.

El Doctor ladeó la cabeza para encontrarse con el rostro de Zim—¡Oh, pero si es tu amigo extranjero!
—Si.
—¿Y se planeaba ir así vestido?—señaló con el dedo a la delgada figura de Zim.

Dib lo miro nuevo, aún tenía una de sus playeras, y para su colmó no usaba pantalones,prácticamente no se había cambiado en absoluto.

—Papa no es lo que crees—Agradecía a Marte por que la playera cubría más que el torso del alíen.

—No te preocupes Dib, papá ya descubrió tus negras intenciones— Esta vez intervino Gaz, bajaba a desayudar tranquilamente pero se encontró aquella escena y le pareció molesta, tanto que decidió intervenir.
—¿Cuáles negras intenciones?
—Descuida hijo, hablaremos después de esto.
—Se están equivocado, ¡Papá sabes que tengo novia!
—Claro hijo, y sabes que te apoyo, pero tus fetiches en la casa no.

Gaz se reía internamente de su hermano, verlo tan miserable y humillado por Zim. Su hermanito estaba comportándose raro desde que comenzó a ser amigo del irken,más amigable,amable y lo mas molesto, más hablador de lo que era antes, por qué, por si había duda Gaz se enteraba de todo, absolutamente todo.

Dib se pego mentalmente, Zim fue corriendo hacia la habitación del humano para ir por sus prendas, dejando a la familia en el comedor.

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—¿Y?
—¿Cómo qué "Y"?
Habían finalizado las clases, era siempre lo mismo así que Dib evitaba recordar lo que pasaba en ese lugar. Ahora mismo se encontraba en la casa de su novia viendo una película, en silencio, tranquilamente hasta que
Zita le comenzó a hacer la platica.
—¿Qué tal te fue con Zim?

El de lentes recordó todo lo que le hizo pasar el irken. Aun era embarazoso.—Todo bien.

—Me alegro, me gusta que ahora se lleven bien después de tanto tiempo.
—Si, creo que ya lo habías dicho— Dib volteo la mirada

La chica se estaba aburriendo, su novio estaba más serio de lo normal, intentaría algo más "alegre" quizás eso llamaría la atención—Dib.

El mencionado volteo topándose con la cara de Zita muy próxima a la suya, sabía lo que venía y eso le gustaba.
Sus labios se juntaron, sin movilidad por unos momentos, Dib disfrutaba mucho el beso abriendo un poco los labios para comenzar a moverse, Zita tomo al chico posando una de sus manos en su mejilla atrayéndolo para aumentar la intensidad del beso. Dib se le encimo, era un momento perfecto que Dib había esperado pacientemente, subió un poco el camisón de la chica, la otra solo acariciaba su espalda.

Un ruido se escucho en algún lado de la casa, de inmediato Dib se reincorporó a su pose original dirigiéndose su mirada al televisor, maldiciendo aquello que los haya interrumpido.
La chica también volvió a su estado de antes.

El ruido se intensificó, ambos sabían de que trataba
—Hija, saldré el día de hoy con tu madre, por que...¿Adivina que?
—¿Que sucede padre?-—dijo sin interés.

Dib no presto mucha atención a lo que decían aquellos dos, comenzó a perderse en sus pensamientos, su maldita mente sucia esta por desear a Zita pero luego recordó a Zim, cuando rozó uno de sus dedos por su miembro y luego lo tomó con su mano completa, a pesar de qué no hubo ningún masaje le hizo sentir bien. Volviendo a los recuerdos cuando el irken quería quitarle los pantalones y él se lo impidió le hizo sonrojar, llevando tan pocos días de ser amigos y todo lo que ya le a hecho, —"¿Esto harán los amigos?"—pensó, simplemente no podía negar qué le desagrado el hecho de encimarse en Zim al despertarse. Esto estaba mal teniéndo a Zita a su lado pensando en alguien más, de su mismo sexo y diferente raza. Estaba cometiendo una falta a sus principios, se maldijo así mismo pero volvía a pensar en el alíen, simplemente era tan confuso, la misma inicial, diferentes nombres.

El chico no se había percatado de que su novia había terminado de hablar con su padre, mucho menos de que ya no estaba hay para impedirles hacer lo que Dios quiera. Zita sonrió coquetamente, con una de sus manos toco en la entrepierna del chico para llamar su atención qué aun estaba perdido, este se sobresalto alejándose un poco.

—¡Ah!¡Zim ahora no!
La chica hizo un gesto de sorpresa y enojo—¿Zim?

Desde muy lejosWhere stories live. Discover now