Capítulo 2

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Capítulo 2

En frente de Emily había una chica enigmática que realmente ella no conocía. Pronto se marchó, dejándome en aquella habitación para permitirme descansar, algo que le agradecí en silencio también. El trayecto desde Dublín a Galway en automóvil también me había agotado, y aún más, cuando me había prohibido descansar mientras Matthew conducía. Al mismo instante, en que sin querer me detenía en frente del espejo de cuerpo completo que se encontraba en aquella habitación.


Me miré casi inmóvil. Era yo de nuevo en frente de ese yo en quien me había convertido, que hasta me sorprendía yo misma. ¿Quién era? Me cuestionaba al detallarme. Ese yo que se reflejaba en el espejo era tan opuesto a mí. Por lo que dejé de mirar al espejo, mientras me susurraba a mí misma: <<  Es quien ahora eres.>>


Me senté en la cama, y me dispuse a buscar en mi bolso mi ipod, para recostarme un momento. Los pensamientos seguían llegando a mi mente. Aturdiéndome, golpeándome, queriendo debilitarme. Me encontré en ese instante al prender mi ipod con "Nothing Else Matters" de Lucie Silvas, recordándome la promesa que me había hecho a mí misma si quería seguir adelante. Ser siempre fuerte, nunca, pero nunca jamás, debía permitir desmoronarme.


— Realmente mil gracias, Matthew...

— ¿Para eso me llamas?— le había preguntado Matthew, al sonreírse, mientras contestaba aquella llamada telefónica—. Sabes que puedes contar conmigo siempre. ¿Para qué están los amigos?

— Sólo que pensé que te habías quedado pensando si habías hecho lo correcto... Te vi muy serio al marcharte.

— Es que tengo mucho trabajo hoy...— respiró hondo, mirando su reloj de pulsera. Eran las 7:00 P.M, y hacia media hora que había llegado a su propiedad—. Emily, ¿puedo hacerte una pregunta?

— Claro que sí... ¿Qué pasa?

— ¿Realmente Adrianne es la amiga que me habías descrito todo este tiempo, la que conociste hace cinco años atrás cuando te dio la locura de hacer un curso de fotografía en New York?

— Matthew... ¡Obvio!... ¿Por qué lo preguntas?

— Solo es una pregunta...No me hagas caso. ¿Mañana entonces se mantiene el plan de llevarla, después de que llegues del trabajo, a recorrer Galway?

— ¿Siendo tú el guía turístico?— sonrió—. Más que encantada. Sé que a ella le encantara escucharte narrar historias y tu forma tan apasionada de hablar de Galway.

— Bueno, pasare por ustedes al mediodía.


Respiro profundamente, mientras cierro los ojos y me susurro a mí misma, lo que una vez escuché en una canción, que la vida debería ser como un juego de cartas, en la cual si cometemos un error, podemos volver a empezar de nuevo. O debería ser como conducir un automóvil, si uno se pierde mientras va conduciendo a un lugar desconocido, al menos se puede contar con el sistema de navegación, o con un mapa, o los letreros que se van encontrando en la vía, para así volver a retomar aquel camino que hemos perdido. Irónicamente, aunque duela admitirlo, no hay ningún manual que nos diga cómo vivir la vida para evitar equivocarnos. Lamentablemente no hay instrucciones cuando se trata de amor, porque una vez que hacemos algo, no lo podemos deshacer. Es así de simple...Y ahora que lo sé, desearía al menos poder tener un control remoto, para así poder retroceder el tiempo y viajar para atrás, regresar al aeropuerto de Dublín aquel día en que nuestras vidas se unieron y ser diferente a quien fui, no lo sé...


Lo hecho... Hecho está.


Al día siguiente, mientras me disponía a sentarme un momento en el jardín, antes de salir junto con Emily, quien estaba por llegar. Aproveché y saqué uno de mis libros favoritos, era "La última canción" de Nicholas Sparks, por lo que me senté en un lugar en donde pudiera estar sola conmigo misma.


— Sabía que te encontraría aquí...—sonrió Matthew al encontrarme sola en aquel lugar, colocándose detrás de mí, mientras yo me giraba para mirarlo algo asombrada.

— ¿Tú? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me buscabas a mí?

— Sí, yo... Que recuerde bien no soy un fantasma para que me mires de esa manera... Emily me pidió que me adelantara. Siento interrumpir tu lectura. Creo que he llegado en mal momento.

— No importa...— dije secamente, cerrando el libro y poniéndome de pie—. Y sé que no eres un fantasma.

— ¿Te sientes bien?

— Sí, me siento bien... ¿Por qué lo preguntas?— dije poniéndome a la defensiva.

— Estás algo pálida... Bueno, no creo que sea tan feo para asustarte tanto.— dijo graciosamente—. ¿Por qué está tan sola?... Emily me hizo creer que te estabas preparando para ir a los acantilados. Y está haciendo buen tiempo para ir...

— ¿Cómo pretendes que reaccione una persona que está concentrada en su lectura mientras espera a su amiga, y llega alguien de la forma en que llegaste tú?... Aún el corazón me salta. ¡Por dios, me diste un buen susto!... ¿De qué te ríes ahora?

— ¿Yo?... De nada.

— ¡Sí, claro! ¡Cómo no!... ¿Acaso tengo cara de bufón de circo?

— Lo siento... En verdad lo siento. No te molestes conmigo. Solo es que aún me pregunto en dónde está la amiga amable y agradable que me describió Emily... Siento que se confundió de persona.


Lo fulminé con la mirada en ese instante. ¿Qué se creía él para hablarme de esa manera, cuando apenas nos conocíamos y ni éramos amigos?


— Lo lamento... Lo lamento... Espera. No te vayas. Ok, soy un idiota.

— Yo no te pedí que vinieses a buscarme. Ni sabía que te ibas a unir a la salida.

— ¿Por qué tienes que estar siempre a la defensiva?

— No estoy a la defensiva... Además no es tu problema si lo estará...

— Bueno... Es un buen punto. Pero yo quiero hacer la paz no la guerra contigo. Vamos a hacer una tregua, ¿sí?

— ¿Siempre eres así?— dije tratando de ocultarle lo irritada que estaba por tanta amabilidad de su parte.

— ¿Cómo así?

— No importa...

Sigo Pensando en Ti... Miss You (1er libro)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu