#08 "Darkness night"

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Hay dos lados en ésta historia

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Hay dos lados en ésta historia.

Ser el héroe y ser aquél que inicie una guerra en el mundo de las sombras desafiando las leyes de la clave.

La primera opción no entraba en los planes de Valentine. Ni siquiera se acercaba a eso, era todo lo contrario. Y por supuesto, seguiría saliéndose con la suya si la clave no reaccionaba ante sus crímenes.

Todo el submundo estaba en peligro si Valentine lograba llegar a la copa mortal. Y claro, Max Blackmoon no iba a permitir eso.

La chica cayó súbitamente en la losa del instituto. Soltó un quejido ante el impacto junto con una maldición, Alec estaba sonriendo satisfecho por eso, el entrenamiento estaba siendo duro para Max una vez que se estaba recuperando del incidente por el demonio cambia formas.

—Tu izquierda está descuidada —informó Alec lamiéndose los labios—. Intenta alternar ambos lados y así llevaras un equilibro.

Max se levantó con una mueca, su pierna izquierda estaba punzando por el golpe. Apretó la vara entre sus manos e hizo una mueca.

Las dos varas se tocaron simultáneamente, Alec lanzó un golpe y los pies de Max se recorrieron en el piso. Ella abrió los ojos, estaba desprevenida.

Sin pensarlo dos veces saltó ante el nuevo golpe de su parabatai. Dio una vuelta de carro y extendió aquella vara en dirección del chico.

—¿Duele? —preguntó él.

—¿Qué?

—Que te esté pateando el trasero sin esforzarme.

Ella gruñó en forma de protesta. Aquello estaba subiendo de nivel.

Con rabia golpeó su abdomen, dio un giro y logro hacerlo tropezar, entonces sonrió.

Las dos armas de entrenamiento se juntaron y ambos se miraron a los ojos, sintiendo la respiración agitada del uno al otro Max habló:

—Lo siento —Alec alzó una ceja en confusión.

—¿Por qué...

La vara impactó contra sus partes nobles y el chico acabó de rodillas.

—¡Blackmoon! —gritó soltando la vara debido al dolor provocado en su entrepierna.

—Eso necesitará hielo —Hodge murmuró afilando un cuchillo serafín al fondo de la sala de entrenamiento.

La chica salió de la sala con una sonrisa de victoria en el rostro. El mundano llamó la atención desde donde estaba así que se dirigió hasta ahí.

—No, Izzy —Jace golpeó la mano de la única hija Lightwood, ya que estaba tocando un cuchillo serafín con las yemas de los dedos.

—Cincuenta dólares a que él no aprobará ésta misión —vociferó la pelinegra.

𝐒𝐡𝐚𝐝𝐨𝐰𝐡𝐮𝐧𝐭𝐞𝐫𝐬: 𝐂𝐢𝐭𝐲 𝐨𝐟 𝐁𝐫𝐨𝐤𝐞𝐧 𝐒𝐨𝐮𝐥𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora