#15 "So Close"

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El corazón acelerado, las manos temblorosas y la respiración pesada eran parte de Alexander. Sí bien sabía, estaba inundado de miedo. No era la mejor sensación del mundo, de hecho, odiaba sentirse así. Quizás solo era la idea, quizás y solo quizás no era lo suficiente valiente para demostrar afecto a quienes amaba. Era una constante guerra contra sí mismo.

Alexander se apoyó en una pared, mientras, Clary entabló una conversación con Magnus, él imaginaba que hablaban acerca de las pistas de su madre.

Del otro lado del salón, estaba Max, recargada en un pequeño sillón; tenía una espada serafín entre los dedos, lucía entretenida con el simple hecho del existir de la espada. Alec la observó con más atención; sus cabellos caían desordenados sobre su cara, los rasgos de su rostro la hacían lucir más joven de lo que era, quién diría que a sus veinte años tuviese que luchar tan duro por un lugar en el instituto y mantener viva a una pelirroja de imprevisto.

—Entonces dibujaré lo que me pides para hacer el ritual —aclaró la chica pelirroja, quién tenía unos gises entre los dedos.

Alec vio desaparecer a Clarissa en una de la habitaciones, intrigado. Después de todo, el brujo había quedado en ayudarle a recuperar las memorias, quizá... lo más apropiado por el momento, aunque no moralmente correcto.

—Veré si necesita de mi ayuda Magnus, ¿verdad, Jace? —Izzy anunció, reparando en el rubio, quien arrastró con ella.

Max la siguió con la mirada, suplicante. No quería quedarse sola con Alexander una vez que la abandonara al igual que el rubio, Jace. Intento fallido, ya que el destino quería unirlos a toda costa.

La chica le lanzó una mirada al chico en la habitación. Debían hablar de varios asuntos pendientes.

—¿Lo sentiste?

—¿El que cosa? —Max dubitativa correspondió.

Alec suspiró profundamente, cansado de no poder explicar sus emociones.

—No quiero pretender que no sentí algo cuando rastreamos aquel botón de Magnus en el club, porque si fue así —se ganó una mirada llena de curiosidad —. Fue como una pequeña corriente eléctrica que me recorrió desde las yemas de los dedos hasta los pies.

La chica se sorprendió, estupefacta acerca de sus palabras.

—¿Crees que se deba a algo en específico?

Su parabatai contuvo el aliento.

—Averiguémoslo.

—Quizá es parte del rastreo...

—Max. Yo sé lo que sentí.

Ambos se observaron, esperando algo que sucediese. Las manos le comenzaron a temblar a Blackmoon, nerviosa. Temía de lo que pudiera soltar, el chico frente a ella le causaba un vacío en el estómago cuando abordaba el tema. Lo evadía lo más que pudiese.

—¿Y cómo planeas averiguarlo?

O eso pensaba.

.

El demonio que invocó Clary para obtener sus memorias pedía algo a cambio de ellas, lo que era evidente, por supuesto. Los cazadores estaban reunidos en cada esquina de la figura —dibujada en el suelo mientras el brujo, Magnus, llevaba a cabo la sesión. Tomados de la mano se miraron temerosos ante la presencia del demonio. Primero se apoderó del recuerdo más preciado de Isabelle. Clary miró con aprecio la imagen de ella y su madre, esfumándose en la densa niebla de color obscura. Era el turno de Alec, quién reveló el rostro de su parabatai con una sonrisa muy ligera. Frunció las cejas, confundido.

𝐒𝐡𝐚𝐝𝐨𝐰𝐡𝐮𝐧𝐭𝐞𝐫𝐬: 𝐂𝐢𝐭𝐲 𝐨𝐟 𝐁𝐫𝐨𝐤𝐞𝐧 𝐒𝐨𝐮𝐥𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora