#16 "fallen angel"

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╚»♡ᴀᴠɪsᴏ♡«╝

¡hola! solo quería aclarar que la cronología de la historia se basa en recuerdos pasados de la vida de alexander y max, siento que fui muy discreta jaja. espero les guste y seguiré actualizando lo que pueda, no puedo creer que más gente lea esto apesar de llevar años con mi pequeño proyecto. muchas gracias. los gráficos los empezaré a adjuntar, espero les agrade mi extraño ship n.n cualquier duda pueden comentarme, ¡me motiva mucho leerlos! lamento lo corto que pueda ser.


Era la primera vez que alguien le gustaba

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Era la primera vez que alguien le gustaba. Tenía al rededor de quince años cuando entendió que no podía pasar un solo día sin verla. La buscaba en cada rincón y en cada estrella del cielo al anochecer. La describía como esa dulce y cálida brisa de verano que lo alentaba a pensar que él estaría bien después de un arduo día de entrenamiento.

No había día y noche donde no observara esos redondos y claros ojos color café. Sentía un cosquilleo cada vez que ella pronunciaba su nombre.

—Alexander —llamó Max con delicadeza—. ¿Cómo sigue tu brazo? Ayer parecía que esa runa no logró cubrirlo del todo.

El chico pestañeó, procesando. Había estado entrenando muy pesado en los últimos días. El asunto de Clary lo tenía abrumado, sabía que sus padres estaban muy estrictos con los movimientos no autorizados y, gracias a la pelirroja, aumentaba el estrés. No encontraba el día en que la Clave dejara de presionar con el tema de Valentine y la copa mortal.

—Está bien —murmulló casi audible.

Alec estaba perdido. Le generaba un sentimiento de ansiedad.

¿Debería confesarle a su parabatai?

Al menos así podría quitarse un peso de encima. Pero... ¿sería lo ideal en un momento como este? Con Valentine pisándole los talones, la clave restringiendo movimientos, una copa mortal, y una pelirroja en busca de su madre.

—No sobre pienses demasiado —la chica sonrió de lado—. Vamos a estar seguros.

—Lo estamos, por ahora. Es solo que, hay algo que no puedo... permitirme. Y eso me consume. —Se giró a la pared, dando un poco la espalda. Sí lo iba a hacer, debía reunir un poco de valor. 

El valor suficiente para decir que la amaba. Ella era su razón de existir. 

—Sea lo que sea, yo siempre voy a apoyarte. Si puedo ayudar con algo, dímelo.

—Mírame, soy un cobarde que se esconde, aquél que sigue la ley... nunca he hecho lo que realmente quiero. Ni siquiera sé si deba seguir el paso de mi familia —él mismo se frotó los ojos con suavidad para continuar, como si eso le ayudara a despejarse—. Temo que si hago lo que mi corazón exige, pierda y estropee todo.

𝐒𝐡𝐚𝐝𝐨𝐰𝐡𝐮𝐧𝐭𝐞𝐫𝐬: 𝐂𝐢𝐭𝐲 𝐨𝐟 𝐁𝐫𝐨𝐤𝐞𝐧 𝐒𝐨𝐮𝐥𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora