Capitulo 16

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—Ay amiga, no te quiero asustar pero... Como que tu novio se ve medio... Rarito.— Dijo July mientras íbamos en el taxi, camino a casa de mi nuevo novio.

—Osea, ¿De que manera?, ¿Te refieres a que es algo excéntrico?.

—No precisamente... Yo noté que tu novio es como que... Tiene su lado femenino mas desarrollado.

—Explicate.

—Que es como de manita caída o que cacha granizo con las manos.— Seguía sin entender.— Que le gusta el arroz con sorbete y que le gusta que le soplen la nuca.— Aun así no entendía. — Que es gay pues.— Eso si lo entendí.

—¡Que perra envidiosa eres!, no soportas verme feliz. Pensé que eramos amigas. Osea, es que la envidia se te nota a kilómetros.

—Claro que no amiga. Yo te he apoyado en todo. Pero no podemos ser ciegas ante lo evidente. Tu novio batea para el otro lado. Es gay hasta con las luces apagadas.

—Te prohíbo que lo vuelvas a decir. O te juro que te vas a arrepentir.

—Ay bueno, pues si tu lo dices.

—Porque yo lo digo perra. Ahora guarda silencio.

Cuando llegamos a la casa de mi novio, era tal cual me la esperaba.
Vivía en una zona residencial, y su casa obviamente era una de las mas grandes, mueran de envidia perras.

—¿Nos puede abrir la puerta?.— Le dijimos al chofer.

—Soy taxista, no su sirviente.

—Osea, que gato. ¿Estas de acuerdo?.

—Mejor pagueme. Serian 300 pesos.

—Osea, que mal gusto. Hoy en día la gente ya no hace favores gratis, osea.

—Yo soy una persona trabajadora y no ando de holgazán, como ustedes.

—¡¿Que?!.

—Como ustedes comprenderán. Es que no me dejaron terminar.

—Pelado, chusma igualado.— Abrimos la puerta y salimos de ahí.

—¡Oigan, mi dinero, paguenme ladoras!.

Preferimos correr porque se nos hacia tarde. Y obviamente no le pagamos por igualado.

—Te me comportas. No quiero andar pasando vergüenza por tu culpa. — Le advertí a July.

—Ay amiga. Osea, que oso con tu comentario, ¿Estas de acuerdo?, yo soy gente nice, gente cool, gente bien, osea.

—Bueno, pues ya te lo advertí.

Tocamos la puerta, y dos señores nos abrieron.

—Ustedes deben ser las amigas del Joven.— Dijo uno de ellos.

—Osea, yo soy la novia, aunque te cueste mas trabajo. Ahora si nos permite.— Entramos como las señoritas que somos.

Mis suegros estaban en la sala. Obvio, eran gente de abolengo.

—Buenas tardes queridas, pasen por favor.— Dijo mi suegra.

Entramos y les dimos un beso de saludos, al suegro también.

—Ay suegris. ¿Esta embarazada?. — Le toqué el vientre.

—No niña, no estoy embarazada.

—Ups, sorry suegris. Lo siento, mil disculpas.

—Bueno, eso ya no importa. ¿Pueden por favor hablarle a mi hijo Enrique y a su primo?. Están en el cuarto de arriba, segunda puerta a la derecha.

Work Bitch Where stories live. Discover now